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Moussa Diagne y Anosike. / Efe
O Dontaye Draper, el base que incorporará la próxima semana, es mago y conoce algún conjuro, o es difícil de creer que pueda cambiar por sí solo la dinámica de este Real Betis Energía Plus, al que la mano de Óscar Quintana, de momento, no produce ningún efecto benefactor para que pueda salir del pozo, hondo y oscuro, en el que se ha metido. Difícil recordar un equipo de baloncesto que juegue peor, imposible encontrar un arranque sin victorias en ocho jornadas en la historia del club sevillano. El Betis es una calamidad, y sin líderes ni en la pista ni en el vestuario, la situación es de bloqueo absoluto, cuando además ahora afronta un calendario con Real Madrid, al que recibe el sábado, Tenerife y Obradoiro, la gran revelación de la liga hasta ahora, con balance de 6-2 y tercero en la tabla.
El inicio del conjunto del San Pablo fue ya desastroso. Afortunadamente, Morabanc Andorra es un conjunto que tampoco tiene feeling con el juego en esta temporada, porque esos primeros cinco minutos de negación total con el aro bien pudo provocar una situación irreparable. Cinco minutos y medio después del inicio, Golubovic subía al marcador la primera cesta visitante (8-2), después de sustituir a un Anosike cuyos escasos 2 metros le llevan a la impotencia cerca del aro ante pívots con la estatura propia de la Liga Endesa. El 1/12 en tiros de los verdiblancos fue una propuesta de suicidio, pero el conjunto del Principado tampoco lo hizo mucho mejor. Un triple de McGrath supuso un alivio grande para los de Quintana (16-7), que poco a poco fueron normalizando la situación, cerrando espacios debajo de su aro y concediendo tiros exteriores a Morabanc, dado su escaso acierto.
Golubovic sí que hacía daño cerca de la canasta, y mostró buenos movimientos para burlar a sus defensores. Con sus diez puntos, el Betis equilibró el encuentro (29-25), pero en un visto y no visto tiró por tierra ese esfuerzo por remontar (36-25). El partido giraba y giraba, y después le tocó al Betis acertar y a Andorra sufrir. Dos triples consecutivos de Iván Cruz conformó un parcial de 2-10 y una buena jugada individual de Colo puso el 38-37. Al descanso, 40-37.
Reconducida la situación, sucedió algo similar a lo del partido ante Estudiantes. Entonces fue Landesberg el que con su acierto llevó al Betis a entrar en parálisis. En este caso fue Blazic, que anotando canastas de todos los colores, en tiros abiertos donde lograba estar solo una y otra vez ante defensores que se quedaban atorados en los bloqueos, o bien en penetración, cruzando la zona como hierro incandescente en mantequilla, lideró la escapada local y el desbarajuste absoluto del Betis, donde cada uno empezó a hacer la guerra por su cuenta, como patos mareados. El 70-55 a falta de 10 minutos sólo fue el principio de un descenso a los infiernos del ridículo más espantoso, hasta alcanzar los 30 puntos de desventaja (96-66). Impresentable en un equipo que no tiene el carácter ni los arrestos para salir del agujero en que se han metido. Y eso que es el principio de liga y no la parte final, donde la presión sería mucho mayor. Lamentable.
FICHA TÉCNICA:
96 - Andorra (21+19+ 30+26): Albicy (6), Blazic (27), Walker (11), Shurna (8), Diagne (6) -cinco inicial- Fernández (9), Jankovic (2), Stevic (0), Karnowski (5), Colom (3), Jelínek (14), Copeland (5).
68 -R. Betis Energía Plus (13+24+18+13): McGrath (3), Nelson (0), Sánchez (3), Kelly (14), Anosike (9) -cinco inicial- Cruz (10), Uriz (0), Schilb (0), Boungou-Colo (17), Blanco (0), Franch (0), Golubovic (12).
Árbitros: Conde, Bultó y Zamorano. Eliminaron por faltas a Nelson.
Incidencias: Poliesportiu d’Andorra, con 4.374 espectadores.