Al Betis no hay quien le quite el miedo a perder

El equipo de Carrasco vuelve a desaprovechar ventajas y pierde ante Gran Canaria (76-77)

22 abr 2018 / 15:10 h - Actualizado: 22 abr 2018 / 15:13 h.
"Baloncesto"
  • El Real Betis Energía Plus cayó este domingo ante el Herbalife Gran Canaria. / Efe
    El Real Betis Energía Plus cayó este domingo ante el Herbalife Gran Canaria. / Efe

En el deporte hay antídotos para casi todo cuando un equipo está en una situación complicada. Pero está científicamente comprobado que el veneno que más cuesta sacar de un organismo enfermo es el miedo a la derrota. Es una toxina que paraliza y deja a la víctima a merced del rival sin que haya nada que pueda detener la enfermedad. El Betis Energía Plus está en fase terminal por culpa de esa dolencia del miedo a perder. Cuando el reloj se aproxima al final del encuentro y el marcador se aprieta, el veneno empieza a hacer su efecto.

Así se explica la derrota de los verdiblancos (76-77), en un partido que pudo tener ganado en un par o tres de ocasiones. Tuvo once puntos de ventaja en el primer cuarto, otra vez rozó la decena en el tercero, pero todo se derrite en un santiamén. Javier Carrasco, el nuevo técnico, insistió desde el primer tiempo muerto en dos conceptos: defensa y control del rebote defensivo. Con esas dos premisas y la aportación ofensiva de Booker y Kelly, el equipo local dominó con claridad a los canarios en el primer cuarto. El partido no era nada vistoso, pero dadas las circunstancias ni falta que hacía. Los ataques eran confusos, los pases inexactos y los tiros precipitados, pero en esa atmósfera parecía más cómodo el Betis. Todo bien hasta que el equipo entra en uno de sus habituales agujeros negros que le hacen ser devorados por el caos. La ventaja se esfumó casi sin que nadie se diera cuenta.

El equipo no se vino abajo, al menos, y cuando se vio con el partido otra vez igualado sacó casta para no dejarse llevar. Anosike se fajaba en el rebote y Schlib empezó a encontrar aro. Carrasco insistía, “defensa y control del rebote defensivo”, fue el estribillo que usó durante todos sus tiempos muertos, pero en el tercer cuarto hubo cierta desatención en el rechace que aprovechó el conjunto de Casimiro para volver a igualar el partido.

El último cuarto arrancó con cuatro puntos de ventaja (57-53) y en un par de minutos volteó a un 57-60. ¿La causa? Albert Oliver. El base, casi cuarentón, de Herbalife dio una lección magistral de cómo dirigir un equipo. Marcó el tiempo, supo cuando correr, cuando jugar en estático, cuando asistir y cuando anotar. El Betis abrazó a Booker como su ángel de la guarda, pero con el partido igualado y con el final ya cercano, zas. La picadura del veneno del miedo a perder volvió a dejar paralizado a un equipo que no sabe cómo jugar en esas circunstancias.