Ni era el día más indicado para ganar, porque el equipo de Joan Plaza está a otro nivel, ni se divisa el día de poner fin a la racha que arrastra al Real Betis Energía Plus en este inicio de temporada. El conjunto de Alejandro Martínez está en fase de ensamblaje, cierto, pero necesita reaccionar cuanto antes para quitarse peso de encima. Hay mucho que mejorar, tanto a nivel colectivo como individual, y poco tiempo que perder. En Málaga, donde cayó sin remisión y encajó su cuarta derrota en otros tantos partidos, no dio la imagen que se sigue esperando. Los 28 puntos de diferencia en el marcador, encajando 99 y firmando un 7/24 en triples y hasta un 12/24 en tiros libres, hablan por sí solos.
El comodísimo 10-0 de parcial inicial, fruto de dos canastas de contraataque tras sendas pérdidas a las que se sumaron dos triples, puso el partido cuesta arriba al Betis cuando aún tomaban asiento algunos espectadores. La falta de tensión y el exceso de ansiedad se palpaban. Y así, ante un rival que defiende bien y se marchó al descanso con un 7/10 en tiros de tres, es muy difícil.
Anosike y Saúl Blanco trataron de tirar del carro y pusieron el marcador en un 15-13 en el primer cuarto, pero el equipo de Joan Plaza, mejor en el rebote y en segundas opciones, caminó plácidamente a base de arreones. Un parcial de 10-0 frenó al Betis y puso el 28-17 al cierre del primer cuarto. Ritmo de más de cien puntos. Todo dicho.
Disfrutando de una cómoda renta, Unicaja no se inmutó en el intercambio de canastas. Es más: situó la ventaja a su favor en +15 (42-27) en el minuto 16 de partido mientras el equipo de Alejandro Martínez pagaba carísimos sus despistes defensivos y su falta de acierto en ataque, no ya sólo en los lanzamientos de tres sino incluso en los tiros libres. Demasiado lastre para intentar hacer algo en una cancha como la del Martín Carpena.
Al descanso, 46-32. Había alguna esperanza de, cuando menos, reducir la desventaja a menos de diez puntos e inquietar a Unicaja, pero ese atisbo de esperanza desapareció definitivamente al inicio del tercer cuarto. El conjunto malagueño, con Nedovic como máximo anotador (22), volvió a dar otro arreón al partido con un ritmo vertiginoso ante el que no pudo hacer nada el Betis, ya con una losa de 22 puntos que intentó recortar a base de orgullo. Pero eso es suficiente.
Franch y Kelly (16 puntos, máximo anotador en las filas sevillanas) pidieron paso. Todo fue en vano. Unicaja, tirando de su amplio fondo de armario y, sobre todo, de su mayor nivel colectivo e individual, volvió a pisar el acelerador... y el Betis volvió a carecer de capacidad de respuesta. Al cierre del tercer acto, el resultado era 74-52.
Todo lo que aconteció en el último cuarto fue residual. Realmente, el partido se había quedado sin historia alguna nada más comenzar y la tónica, por desgracia para el Betis, se prolongó un día más. Son ya cuatro las derrotas sufridas en cuatro jornadas y urge reaccionar cuanto antes para que la losa no se torne aún más pesada de lo que ya es.