La furia y la fe de un guerrero espartano

El central del Gerena Ismael intervino ante el Cabecense con el ligamento ilíaco desplazado y una fractura del pulgar de su mano izquierda. El de Lora del Río aterrizó en el Gerena gracias al consejo de su amigo Nico Monclova.

12 dic 2017 / 11:49 h - Actualizado: 12 dic 2017 / 11:56 h.
"Tercera División","CD Gerena"
  • Ismael, al fondo de la acción, con la mano izquierda vendada en el envite ante el Cabecense. / Manuel Gómez
    Ismael, al fondo de la acción, con la mano izquierda vendada en el envite ante el Cabecense. / Manuel Gómez

Un héroe anónimo. Un gesto oculto para el gentío. Una hazaña desconocida para el común de los mortales. El central del Gerena Ismael Rodríguez Fernández, Ismael (Lora del Río, 11-1-1988), protagonizó en el encuentro ante el Cabecense una heroicidad con mayúsculas. El cuadro de Alejandro Ceballos, plagado de ausencias, recibía al plantel de Antonio Jesús Falcón sin apenas variantes para la retaguardia. El zaguero, que compite con una fractura del pulgar de su mano izquierda desde que se lesionó en el duelo del pasado 19 de noviembre ante el Alcalá, se lastimó de gravedad en el choque ante el Sanluqueño después de sufrir un percance con el delantero lebrijano Pepelu Vidal.

El informe médico reveló que el ex del Lora padecía un desplazamiento del ligamento ilíaco, una lesión especialmente dolorosa que afecta a la zona de la pelvis. Fue entonces cuando Ismael, que aterrizó en el José Juan Romero Gil en verano, dialogó con el técnico rojinegro, Alejandro Ceballos, y decidió participar infiltrado. Soportó el dolor de forma heroica hasta que, totalmente fundido, abandonó el césped con el rostro desencajado. Cuando se desvaneció el efecto de la anestesia, el zaguero, que ayer no se entrenó para tratar de mitigar el dolor, fue auxiliado por varios compañeros para acceder a su vehículo.

El gesto de Ismael adquiere aún más relevancia por el escaso tiempo que ha permanecido en la entidad de la Ruta de la Plata, en la que aterrizó gracias al consejo de su paisano y amigo Nico Monclova, un arquero afectado por las lesiones desde el estreno en el certamen de la regularidad ante la Balompédica Lebrijana. El kaiser de la retaguardia, criado en la cantera del Real Betis y que emigró al Salmantino, entonces filial de la extinguida UD Salamanca, cuando ya era sénior se conjura para repetir hazaña ante el Algeciras. Un gesto de guerrero espartano. Simbología pura.