La filosofía es innegociable. La interpretación colectiva e identitaria de una colección de argumentos. El Écija Balompié ha patentado un modelo reconocible. Una pizarra que se ha ganado la credibilidad y el respeto de la manada de la Segunda División B, una categoría que lidera ante el asombro y el elogio de sus rivales y enemigos. El Lorca Deportiva claudicó ante un plantel cohesionado, libre, contumaz y sin complejos. La figura de David Castro es ciclópea. Moyita es ingenio puro. Y Luis Martínez de Quel, el ‘5’ del fútbol de los años 90, un chicarrón del Norte que impone e intimida. El bloque de San Pablo despachó una nueva aparición en la Liga con solvencia y una sonrisa burlona.
De inicio, el técnico anfitrión, Juan Carlos Gómez, dispuso su tradicional 1-3-5-2 con Marrufo, David Castro y Jona en la cocina. Los astigitanos asumieron el control del esférico y confiaron en la rapidez de Manu Reina en el carril diestro y en la clarividencia de Moyita en el siniestro. El resultado fue una apuesta decidida por el rol protagonista. Moyita, con el talento en el ADN, dibujó un servicio milimétrico a Ezequiel, errático en la muerta súbita. El Lorca Deportiva, que confió sus esperanzas de taponar el potencial creativo local a la figura de N’Diaye, apenas replicó en los primeros compases. Con igualdad técnica, Canillas recogió un balón sin destino y conectó un lanzamiento que se alojó en la escuadra del arco de Simón, con el mono de faena húmedo.
Juanjo, un veterano de guerra, era el único elemento peligroso de la formación de Manuel Sánchez Palomeque, que apostó por un 1-4-1-4-1 con Pedro en la definición y Mawi, aquel extremo que cautivó al gentío en el Conil, en el carril zurdo. En una etapa de análisis mutuo, David Castro, el hombre que inventa e improvisa con la certeza de la verdad del fútbol como aliada, indultó a Simón con una vaselina imprecisa. Manu Reina percutía con criterio cuando Fermín, felino, debió responder a un amago de rebelión visitante. El choque languideció a modo de pausa. Sin acotaciones y con la sensación de solvente dominio local.
El tiempo de stand by benefició al Lorca Deportiva, que apareció en escena con una incursión de Mawi y un doble relevo de Sánchez Palomeque, que recurrió a Arcas y Víctor para generar una sensación de desasosiego en San Pablo. El plantel del Artés Carrasco ganaba metros y guiñaba con la mueca de los galanes de la pista de discoteca. Pero entonces surgió el manual. Las horas de laboratorio. La pizarra. El libro de estilo de los arquitectos. Álex Escardó, que madura a fuego lento, condujo una contra de cine, escapó de su par y de un enemigo repentino y se asoció con Jona antes de que el ex de la SD Ponferradina alzara la mirada, detectara el movimiento entre líneas de Manu Reina y alterara a N’Diaye, el último en buscar la pista del cuero antes de que el 2-0 fuese una sencilla realidad. Y ahí explotaron la intriga y el sosiego. El Lorca Deportiva trató de mantener el tipo y soportar el dominio anfitrión. Mawi repitió fuga a apenas un palmo de la meta, pero fue neutralizado en el último kilómetro antes de que el Écija Balompié ingresara en el podium con su sombrero de copa y su chaqueta a juego. Es el colíder.
Ficha técnica:
Écija Balompié: Fermín, Jona, Adri Crespo, Núñez, Luis Martínez, Marrufo, Ezequiel (Alberto Castro 77’), Manu Reina (Carmona 72’), Canillas (Álex Escardó 54’), David Castro y Moyita.
Lorca Deportiva: Simón, Juanjo (Arcas 51’), Sergio Rodríguez, Lulu, Diego Ruiz, N’Diaye, Luismi, David Álvarez (Mauri 72’), Pedro, Javier Saura (Víctor 51’) y Mawi.
Goles: 1-0 Canillas (18’). 2-0 Manu Reina (59’).
Árbitro: Amar Ahmed (Melilla). Amarilla a los locales Jona y Núñez.
Incidencias: 1.500 espectadores en las gradas de San Pablo.