El play off es un sedante en los momentos de dudas. Un narcótico estimulante en las noches de insomnio. Una forma suicida de resolver el destino inmediato. El Écija Balompié, una cuadrilla de chavales del Sur que idolatran al esférico, retó a la Cultural de Durango, una formación de chicarrones del Norte que imponen e intimidan. Son centímetros en el aire en los balones divididos y aviones desafiantes en las acciones de laboratorio. El conjunto de Juan Carlos Gómez presentó batalla, soportó el ritmo infernal y hasta opositó al triunfo en dos invasiones en zona enemiga de Ezequiel y Carmona.
De inicio, Juan Carlos Gómez apostó por un sistema versátil con dos carrileros rápidos. El combinado astigitano ejerció una presión alta para multiplicar el riesgo de la Cultural de Durango en su cocina, donde diseñó un menú típico de los frondosos paisajes del País Vasco. Chuletón de ternera con patatas. Un plato indigesto con el que saciar su hambre de éxitos. La Cultural de Durango porfió sus esperanzas de victoria a la movilidad de Ekain, autor del 1-0 y pichichi de la Liga regular, y a la musculatura en el combate cuerpo a cuerpo de Mikel Pradera, el típico chaval de los domingos de frontón y pintxos.
Egaña firmó el primer mensaje encriptado de la Cultu, que había ensayado la emboscada a pie de selva antes de la anochecida. El Écija Balompié mantenía el tipo, soportaba la tensión de la riña callejera y alertaba de su peligro con la calidad de Moyita y Juan Delgado, que robó un balón manso antes de dibujar un servicio milimétrico para Alberto Castro. El ex del Real Betis, sin una sombra a un palmo de su rostro, amortiguó de forma defectuosa el tiro de gracia y perdonó a Andoni, que respiró con alivio y un punto curioso de sorna.
El técnico anfitrión, Igor Núñez, ordenó un aumento de la intensidad del ataque a ras de césped. Txapu, peligroso en el carril, y Mikel Pradera, un incordio como piloto aéreo, se atrevieron a intimidar a Fermín, firme y certero en el momento de la respuesta definitiva. El arquero azulino se ganó el jornal antes de que Pozueta Rodríguez señalara el tiempo del refrigerio y las consignas.
Sin anestesia y sin previo aviso, Ekain protagonizó un zurdazo que enojó a Fermín, de reflejos felinos. Mikel Pradera insistió antes de que Juan Carlos Gómez recurriera a sus piezas con más talento para revertir el panorama. Con Abraham Arcos y Juanito sobre el césped surgieron espacios libres y conatos de rebelión popular. El ex del Coria dibujó un envío soberbio a Ezequiel, que escapó de su par con una velocidad diabólica. Andoni, con los ojos presos del miedo, se venció y el atacante del Écija, en un gesto de sangre fría, calculó el ángulo del lanzamiento. El aliento de Tabira desvió el cuero y apagó el anhelo. Carmona reiteró el mensaje y el guía gritó su profecía. Pero, de repente, Mikel rentabilizó un despiste de la zaga azul para batir al cancerbero en una acción a balón parado. La pizarra. Y un cubito de hielo en el corazón. El gesto de rabia del meta aventuró el final del primer combate. San Pablo decidirá.
Ficha técnica:
Cultural Durango: Andoni, Jagoba, Txapu (Ibon 85’), Tito, Galarza, Ekaitz, Josu (Julen 88’), Aitor, Mikel Pradera (Mikel 61’), Mallagaray y Ekain.
Écija Balompié: Fermín, Carmona, Adri Crespo, Núñez, Curro, Marrufo, Alberto Castro, Manu Reina (Abraham 76’), Juan Delgado (Ezequiel 71’), David Castro y Moyita (Juanito 81’).
Gol: 1-0 Ekain (84’).
Árbitro: Pozueta Rodríguez (Cantabria). Amarilla a los locales Txapu, Egaña, Mallagaray y Tito; y a los visitantes Curro, David Castro y Moyita.
Incidencias: 1.200 espectadores en Tabira.