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Salvi (i) y Alberto Falcón (d), antes del encuentro de Liga ante el CMD San Juan. / EDD
En el seno de los Falcón Correa, el fútbol es una cuestión de sangre. El lateral zurdo Salvador Falcón Correa, Salvi (4-3-1987), fue el encargado de alterar la rutina habitual de Salvador y María del Pilar, los padres de una familia en la que el deporte es una forma de vida, cuando apenas era un zagal que trataba de crecer en la UP Viso, su hogar. En el primer plantel ha completado 11 temporadas decoradas por peripecias y aventuras, un histórico ascenso a División de Honor y alguna que otra lágrima amarga, aunque el día de mayor intensidad sentimental de su carrera fue el día del debut de su hermano pequeño, Alberto Falcón Correa, Alberto Falcón (21-11-1999).
El técnico de la UP, Eusebio Navarro, responsable directo de la escalada clasificatoria de los últimos meses, ya propició su convocatoria ante el CMD San Juan, un encuentro en el que coincidió con su hermano, el mayor de tres, en el banquillo. Sin embargo, Salvi emigró recientemente a la localidad cordobesa de Villa del Río para ejercer de profesor de música de Primaria y desde entonces permanece alejado de la rutina del San Sebastián. Entrena en solitario y los viernes regresa a su domicilio para establecer contacto con la familia y el grupo.
En el choque ante el Rota, las ausencias propiciaron que Navarro reclutara a Alberto Falcón. En la grada, su hermano mayor, Salvi, sus padres, sus tíos y una colección de amigos. «Mi hermano me aconsejó que estuviera tranquilo y al final del partido me dijo que estaba orgulloso de mí», recuerda con cariño. El mediano de los Falcón Correa, Alejandro, es uno de los emblemas del BM El Viso. La historia de ambos coincide en una cuestión de corazón. Nacieron en la cantera de la UP Viso y jamás abandonaron el cuadro albiazul. «Siempre nos hemos sentido parte del club», advierte Salvi días antes de retornar con el petate repleto de esperanza y orgullo.