El palaciego Rafael Curado se proclama subcampeón de Europa en Duatlón

El atleta palaciego Rafael Curado Tejero, que ya el pasado mes de junio se proclamó campeón del mundo en su grupo de edad (40-44 años) en la isla de Fyn (Dinamarca), acaba de demostrar este domingo por qué en su pueblo lo admiran tanto, por qué su Ayuntamiento decidió hace unos meses colocarle su nombre a la nueva pista de Atletismo y por qué es una referencia temible en tantas pruebas de Duatlón como frecuenta cada fin de semana. Esta vez lo ha hecho en Santa Eulalia (Ibiza), donde hoy y mañana domingo se está celebrando el Campeonato de Europa de Duatlón 2018 y donde el palaciego acaba de proclamarse subcampeón al quedar en segundo lugar y hacer un tiempo global de 55’47’’. En la clasificación general, Curado ha sido el 25º de un total de 235 duatletas.

El deportista palaciego, que se ha lucido en la zona turística cercana al paseo de S’Alamera de la localidad ibicenca, donde se han desarrollado las pruebas, viene no solo de proclamarse este verano campeón del mundo en su categoría en Dinamarca, sino que ya consiguió la misma hazaña en 2016, cuando se estrenó como campeón del mundo en Avilés (Asturias), con la única diferencia de que entonces aún estaba en el grupo de edad anterior, el de 35-39 años. En 2015 se proclamó campeón de Europa en Castro Urdiales (Cantabria) y en 2017 fue subcampeón mundial en Penticton (Canadá). O sea, que ya ha sido dos veces campeón del mundo, una vez campeón de Europa y dos veces subcampeón de Europa, un palmarés que se complementa cada fin de semana con su participación en campeonatos menores de toda España, a pesar de que el palaciego no vive del deporte, sino de su trabajo.

Rafael Curado, que cumplió 40 años el pasado mes de agosto, ha repetido hoy el que parece su eslogan a través del tiempo: «Creo que ahora sí estoy ya en el mejor momento de mi carrera». Lo dice un chico que antes de cumplir los 20 era una promesa seria junto a Alejandro Valverde en el equipo Kelme de ciclismo y que apenas un año después fue atropellado por un desaprensivo que lo abandonó a su suerte en la cuneta de una carretera cercana a su pueblo natal, por donde entrenaba. Curado se llevó una década -tal vez la mejor de su vida- sin practicar ningún deporte, y reapareció ya treintañero reconvertido en duatleta, modalidad en la que no ha dejado de cosechar éxitos.

Preguntado por sus sensaciones tras la prueba, el palaciego asegura que «estupendamente», a pesar de que «todos» –en referencia los 20 competidores a los que se enfrentaba en su grupo– «han ido en bicicletas de contrarreloj, con las que se corre más deprisa, aunque son muy caras». Curado asegura que «he sido optimista y en la última carrera a pie he podido adelantar a uno y seguir a tope hasta la meta».