El reto de Machín

Recuperar la plaza Champions sin poder bajar el pistón en la Copa y en Europa

01 jun 2018 / 13:08 h - Actualizado: 05 jun 2018 / 21:34 h.
"Sevilla FC","Pablo Machín"
  • Pablo Machín, el día de su presentación en el Sevilla. / M. Gómez
    Pablo Machín, el día de su presentación en el Sevilla. / M. Gómez

La era Pablo Machín ha quedado ya inaugurada en el Sevilla, que echará a rodar con los primeros entrenamientos el próximo 3 de julio y oficialmente el día 26 de dicho mes con la ida de la Q2 de la Europa League, la primera de las dos previas que el Sevilla deberá jugar antes de disputar el play off de acceso a la fase de grupos. Son muchos los retos y objetivos que el Sevilla se marca con la llegada del entrenador soriano, pero a grandes rasgos, y como elemento diferenciador de la recién acabada campaña, uno destaca por encima de todos: recuperar el terreno perdido con el gran rival directo de los nervionenses, el Valencia. El conjunto che, de la mano de un ex del Sevilla como Marcelino García, se ha aprovechado de la irregular temporada sevillista y su exitoso devenir en la Champions y en la Copa del Rey para birlarle la cuarta plaza en la Liga y, por lo tanto, el estatus de equipo de Champions League.

En el Sevilla son conscientes de que no puede permitirse que sus grandes rivales, Atlético y Valencia, pese a las grandes diferencias en poderío económico con el conjunto madrileño, se distancien aún más dentro de un año, por lo que regresar a la Champions será el objetivo número uno de la entidad de Nervión. Hasta el siempre cauto Joaquín Caparrós, ahora debutante como director de fútbol, lo dejó claro hace una semana: «Queremos hacer un equipo Champions». Sin rodeos.

El Sevilla ha pegado un bajón enorme en la Liga, contabilizado en los 14 puntos que distancian al Sevilla que dejó Sampaoli (cuarto con 72 puntos) del que han dirigido Berizzo, Montella y finalmente Caparrós (séptimo con 58). El argentino sumó 29 de 51 posibles, el italiano 22 de 51 y el utrerano 10 de 12. Distancia casi exacta que ha separado al Valencia del equipo hispalense en esta Liga (15). De hecho, el bajón en puntuación en la Liga ha sido tan importante que el Sevilla se ha visto superado no sólo por el Villarreal, habitual rival directo de los nervionenses, sino también por un emergente Betis, el vecino. Para el sostenimiento del Sevilla de más de 200 millones de euros de presupuesto es inexorable no dejar de asomar la cabeza por la Liga de Campeones, torneo que esta temporada reportará al club de Nervión, que llegó a los cuartos de final, 48 millones de euros sin contar la parte proporcional por ingresos de marketing (market pool), que podría llevar la cifra a casi los 60 kilos finalmente.

Sin embargo, deberá Machín amoldarse también a la habitual exigencia de un Sevilla que no sólo se limita a competir en la Liga sino que, como ha vuelto a demostrar este año, va a por todas en todas las competiciones. El próximo curso, además, regresará a su competición fetiche, la Europa League. Salvo que naufrague en la fase previa, el Sevilla no dejará de lado un torneo en el que es el rey de la competición. «Esto es el Sevilla, un club muy exigente que compite en todas las competiciones», ha dicho Caparrós. Por si quedaban dudas, el presidente José Castro le prometió a los fieles sevillistas el pasado miércoles que va «a redoblar todos los esfuerzos para ver la próxima temporada al Sevilla que todos queremos».

Paciencia

Dentro de ese gran reto para Pablo Machín («Me siento preparado», ha admitido el soriano) se esconden diferentes miniobjetivos particulares. Acostumbrado a entrenar a equipos sin tanta exigencia, llega a un club en el que el tiempo es oro y en el que el manejo del vestuario es más difícil e importante. En el Sevilla son conscientes de que la llegada de un entrenador del perfil de Machín exige más paciencia de la habitual en el estado de grandeza en el que vive el club sevillista, que viene de una temporada en la que ha tenido tres entrenadores (el primero de ellos destituido a mediados de diciembre) y en donde la presión hacia el equipo directivo es mayor que nunca por el descendente crédito de varias de sus principales cabezas visibles.

Presión evidente. Ilusión rebosante. «Empapándome de sevillismo. No hay tiempo que perder», escribió ayer el propio Pablo Machín en su cuenta de twitter, acompañando las dos frases con una foto en la que se le veía caminado por el campo principal de la ciudad deportiva sevillista junto a Joaquín Caparrós. Machín sabe que está ante su gran oportunidad y el Sevilla ante la ocasión de recuperar el equilibrio.