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Jorge Sampaoli, antes de comenzar el duelo ante el Alavés del pasado sábado. / Manuel Gómez
No son pocas las cosas que ha dejado claras Jorge Sampaoli en este primer tramo de la temporada. Para empezar, que no es esclavo de sus palabras y que, por tanto, sí varía la forma de plantear los partidos según los rivales y lo apretado del calendario. Pero más allá de esos cambios y rotaciones, Sampaoli ha tenido en sus primeros 12 partidos en el Sevilla –siete de la Liga, dos de la Champions y los tres primeros en las dos Supercopas– una clara columna vertebral casi inamovible. Desde Sergio Rico a Vitolo, pasando por jugadores que ya formaban parte del equipo –la mayoría– y otros que han llegado demostrando que el proceso de adaptación se lo han saltado, afortunadamente.
En la portería, de momento, no hay color. Sergio Rico manda y ofrece su mejor nivel desde que promocionara por sorpresa al primer equipo. Eso ha llevado a Sampaoli a apostar por el hispalense en la mayoría de los partidos y sin dudarlo en las citas de envergadura, como las finales, el derbi o los dos partidos de la Liga de Campeones. Eso a pesar de que se desprende del discurso del técnico que le gusta Sirigu y que va a jugar muchos partidos a lo largo de la temporada. De momento, el nivel de Sergio, las dudas exhibidas por el italiano y la lesión de David Soria no le dan opciones.
La defensa es una de las líneas donde apenas hay tutía. Además, las lesiones privan a Sampaoli de la posibilidad de hacer muchas variaciones. Rami, Carriço y Tremoulinas –que lleva meses KO– están lesionados, por lo que Mercado, ante el bajón de Kolo, tiene que ser central y, por tanto, Mariano no descansa en el lateral diestro. El argentino ha encajado perfectamente en el Sevilla. Además, se compenetra a la perfección con otro de los pilares de Sampaoli, un Pareja que ha regresado tras su grave lesión como si nada hubiera pasado. Grandes noticias ambas para el Sevilla.
La superpoblación en el centro del campo, por ahora, no impide al entrenador tener las ideas claras. N’Zonzi es el eje del equipo y el excelente rendimiento del francés no ofrece dudas. Juega solo en el pivote, dejando a Kranevitter e Iborra sin minutos salvo excepciones. Un paso por delante, Franco Vázquez lo juega casi todo y es un fijo titular. Al igual que Vitolo. El italo-argentino no deja asomar la cabeza a Ganso ni el canario a Correa, salvo cuando toca rotar. Kiyotake, que empezó fuerte, ha desaparecido misteriosamente de los planes del técnico. En la delantera no hay mucho donde elegir: Vietto y Ben Yedder se alternan como goleadores y Carlos Fernández hace méritos como alternativa.
Rami, Nasri y Escudero
Pero hay casos especiales. Ni que decir tiene que Rami es un fijo en la defensa, donde ahora no aparece por un problema muscular. Escudero, igualmente de la retaguardia, también es fijo –de hecho es el único lateral zurdo, pues Tremoulinas ni está ni se le espera–, pero se perdió varios partidos por culpa de un choque con Luis Suárez en la ida de la Supercopa de España. El caso de Nasri es diferente, pues fue el último en llegar pero en estos momentos es el jugador más indiscutible dentro del sistema de Sampaoli, que tiene en el francés a otro intocable más.