Con nocturnidad y alevosía

La Nocturna del Guadalquivir forma parte ya del ajetreado calendario del sevillano. Una ocasión única para hacer deporte en un marco incomparable

01 oct 2016 / 12:06 h - Actualizado: 01 oct 2016 / 14:49 h.
"Carrera Nocturna del Guadalquivir"
  • Un ‘río’ naranja con 25.000 corredores se desbordó por las calles de Sevilla en otra exitosa carrera Nocturna marcada por el buen ambiente y la diversión. / Manuel Gómez
    Un ‘río’ naranja con 25.000 corredores se desbordó por las calles de Sevilla en otra exitosa carrera Nocturna marcada por el buen ambiente y la diversión. / Manuel Gómez
  • Con nocturnidad y alevosía
  • Con nocturnidad y alevosía

Es Sevilla. Es de noche. Y miles de personas corren por sus calles. Pero no hay peligro, nadie huye. Sólo ocurre una vez al año, una noche en la que más de 20.000 personas se unen en la carrera nocturna más famosa de España. Cada último viernes de septiembre miles de atletas rinden homenaje a Sevilla y su río en uno de los días señalados de la ciudad con más días señalados. O mejor dicho: una noche señalada. Es la Nocturna del Guadalquivir, una carrera popular que se ha hecho famosa en toda España y cita ineludible en la que se combina el deporte con la diversión e incluso el turismo, el que permite disfrutar de una ciudad como Sevilla bajo cualquier excusa, hasta la de estar corriendo durante una hora. Y es que Sevilla, durante sus noches, también se deja querer. Desde hace 28 años el concepto ‘carrera nocturna’ va ligado inexcusablemente a la ciudad hispalense. Porque sí, hace ya casi 30 años que esta marea de color y diversión se adueña de la ribera del Guadalquivir con la excusa de practicar deporte.

Corría el año 1988. La Holanda de Marco van Basten ganaba la Eurocopa de fútbol, Ayrton Senna reinaba en la Fórmula Uno, el gran Perico Delgado hacía sonar el himno de España en los parisinos Champs-Élysées y Ben Johnson y su maldito estanozonol (bueno, el canadiense y casi todos los que corrieron aquellos 100 metros lisos) hacían llorar al atletismo en los Juegos Olímpicos de verano de Seúl. Un atletismo en el que no había runners sino corredores. Y un año en el que un puñado de personas ponía la semilla de lo que hoy es una cita ineludible en el deporte popular. Nacía la Nocturna del Guadalquivir.

La marea naranja que ayer recorrió la ronda histórica de una de las ciudades más bellas del mundo encierra un sinfín de historias dentro de una misma historia, la de esta mítica cita que mezcla un espíritu no competitivo con la pasión por correr en un marco incomparable.

Hay varios nombres que pueden ser señalados como padres de la Nocturna, sobre todo María Jesús Suso, directora de actividades del IMD, y Antonio Fernández, del Club de Atletismo San Pablo. «La idea fue de Antonio, quien decía que con la temperatura que hay en Sevilla y lo bonita que es sería preciosa una carrera por la noche», explica María Jesús, quien lo convenció de que podía hacerse realidad. Y se hizo. Gracias a la logística del CA San Pablo y la decisión del IMD. «Mi equipo estaba formado por Lola Gallardo, Paco Moreno y José Luis García, que trabajaban en varios distritos y en su tiempo libre me ayudaban en todo. Lo principal era buscar patrocinadores y aparecieron La Casera, El Monte y la Caja San Fernando», recuerda María Jesús, defensora del espíritu original de esta cita: «Queríamos que la gente corriera en familia, introducir a la gente en el deporte y ofrecer un circuito atractivo y diferente al de las populares tradicionales. Era precioso ver el recorrido iluminado con antorchas de fuego, pasando por la Torre del Oro, saliendo desde el puente de Triana....».

El objetivo está cumplido. En la primera edición participaron 1.353 personas. En la de anoche, 25.000. La Nocturna de Sevilla es una auténtica fiesta popular que acoge a corredores de toda España e incluso de Portugal, desde atletas que quieren hacer marca –una minoría competitiva– a la gran mayoría que disfruta de una noche especial. El carácter festivo fue también la base original, pues la cita se celebró en sus primeras tres ediciones en la Noche de San Juan. Ahora muchos van disfrazados en lo que constituye una tradición; otros, atraídos por la magia de esta cita, se animan y se estrenan en las lides de correr gracias a la Nocturna. Es el caso de María José Cupido, que se ha enganchado a esto del running (otrora jogging o footing) desde que participó el año pasado.

Los hay hasta que aprovechan el recorrido para ir haciendo paradas en determinados bares para un avituallamiento especial con sospechoso líquido amarillo y espumoso. Incluso protagonistas de historias tan emocionantes como la de José Manuel Roas, que la corre empujando la silla de ruedas de su hijo Pablo, con parálisis cerebral, con quien corre incluso maratones. También hay quienes se animan a correrla descalzo, homenaje involuntario a Abebe Bikila, ganador del maratón olímpico en 1960 sin zapatillas. Participan desde jóvenes hasta veteranos de más de 70 años. Y los hay que no han faltado desde 1988, como Antonia Fernández, que ahora también entrena a quienes quieren iniciarse.

«En los 80 claro que había gente que corría, pero ahora se ha convertido en casi una obsesión para muchos. La Nocturna nació con un espíritu participativo, el de entender el deporte como ocio y salud. Y ese espíritu puro se mantiene en la actualidad», explica Javier Díaz-Jargüín, exdirector de eventos del IMD. «Tiene que ser sobre 7 u 8 kilómetros, si no quienes no estén preparados no la corren», analiza María Jesús Suso, quien hace 27 años se echaba las manos a la cabeza cuando en a la segunda edición se apuntaron más de 5.000 personas. La Nocturna del Guadalquivir es ya patrimonio de una ciudad donde la gente corre a lo loco cada último viernes de septiembre. Pero no para huir. ¿O es acaso posible escapar de Sevilla?