-
Los corredores, al pasar por la línea de salida, en el Paseo de las Delicias. / Pepo Herrera
Que en una carrera se pueda correr no debería ser noticia, pero en el caso de la Nocturna del Guadalquivir, así es. Porque el incremento extraordinario de participantes en los últimos años, hasta la cifra récord de 26.000 inscritos, había convertido esta emblemática prueba en poco menos que un paseo, porque el trazado no era capaz de absorber el caudal enorme de corredores, especialmente en algunas zonas y con incidencia frustrante en la meta. Pero en la edición de ayer fue diferente.
El Instituto Municipal de Deportes decidió, conociendo esa experiencia, introducir una serie de cambios que han surtido efecto. Además de la salida por cajones, organizados por marcas, de tal forma que los más rápidos ocupaban los primeros lugares para el pistoletazo de salida, tanto el inicio como la meta tuvieron lugar en el Paseo de las Delicias, en la Glorieta de Buenos Aires, descartando la entrada en la Plaza de España que provocó el año pasado un gran embotellamiento. No sucedió esta vez y los 21.000 participantes pudieron correr de principio a fin. Los primeros fueron Alasane Bangoura, en categoría masculina, y Almudena Rodríguez en la femenina. El delegado de Deportes, David Guevara, se mostraba satisfecho «porque las medidas han tenido su efecto, se ha podido correr desde la salida, se ha llegado a la meta con fluidez y sin inconvenientes. Hago una valoración muy positiva y esperamos que el año próximo podamos organizar una Nocturna aún mejor».