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Llegada al sprint de la etapa en la Avenida de la Borbolla.
El ciclismo no puede ser siempre una hazaña de porcentajes de vértigo. Ni fatigosas luchas contra el crono, el viento o un piso revientapelotones, de pavé o sterrato, según se precie. La realidad es que los ciclistas son humanos, y para que llegue el espectáculo, hay que combinar. Eso explica la existencia de las escapadas consentidas. Peleas irregulares en las que una pequeña prole de hombres lejanos en la general lucen sus sponsors en la referida pugna con el irreductible pelotón. Ese monstruo que fagocita valientes al ritmo que quieran imponer los equipos de líderes, o de sprinters, tal sea el caso.
Tras tres emocionantes jornadas de Vuelta a Andalucía, a la cuarta llegó algo de calma. Etapa plana –pese a contar con tres puertos, considerados de tercera y segunda categoría pero sin exigencia ni desnivel para ser tratados como tales-, fuga permitida y controlada, caza a poco de meta y volata clásica. El regreso de la Ruta del Sur a Sevilla no tuvo más historia en los 178,5 kilómetros que separaban a la capital andaluza de La Campana, pueblo sevillano que sirvió de punto de partida. Y el final, el esperado, la recurrente llegada masiva casi siempre presente en suelo hispalense.
Con estos ingredientes, no había mejor candidato que el francés Bryan Coquard. Pequeño y explosivo, el joven sprinter del Direct Energie no dejó pasar la oportunidad de estrenarse en una Ruta del Sol en la que se presentaba en la línea de salida como el favorito número uno. Un velocista de postín que alcanzó junto a la Plaza de España de la urbe hispalense su victoria número 30 de su aún corta carrera profesional. A sus 24 años, acumula triunfos a puñados, con un único pero: aún no se ha estrenado en World Tour. De hecho, de sus tres decenas de victorias, pocas son fuera de su Francia natal, apenas cuatro, de las que dos han sucedido en escasas tres semanas, la quinta de Comunidad Valenciana y la que aquí nos ocupa.
No lo tuvo fácil. En un sprint lanzado desde la curva de Capitanía y con meta en mitad de la Avenida de la Borbolla, el francés parecía ir a remolque de un invitado inesperado, un percherón noruego con el que pocos contaban para dirimir con Coquard. Daniel Hoelgaard –FDJ- se resistió a escasos metros para finalizar en un meritorio segundo puesto, su mejor resultado en las dos temporadas que acumula en las filas de la escuadra francesa. Otro francés de otro equipo francés, Hugo Hofstetter, de Cofidis, finalizó en tercera posición, eso sí, a dos bicicletas de la dupla que lo precedía.
La verdad es que la etapa tuvo poca más historia, salvo la expectación que levantó en La Campana. No cabía un alfiler frente al Ayuntamiento de este pequeño pueblo enclavado en mitad de la campiña sevillana y que este sábado vivió unos de sus días grandes. Lo más granado del pelotón mundial, Valverde y Contador en cabeza, intentaba llegar hasta el colapsado control de firmas. La expectación que la carrera ha levantado en la localidad debe ser la más firme justificación de la inversión que realiza el Consistorio, porque no crean que esto sale gratis. De ahí partió la cuarta etapa, teniendo por destino la Sierra Norte de Sevilla. La anécdota del día llegó en pleno banderazo en la neutralizada, en el que hubo que lamentar un pequeño incidente: el coche de carrera tomó una curva cerrada y el mítico Antonio Gómez del Moral, responsable de agitar la bandera de salida, sufrió un percance que le provocó una fractura de tobillo.
Lanzada la etapa, los primeros compases fueron de búsqueda de fuga. En el kilómetro 27, seis lo consiguieron: Diego Rubio (Caja Rural), Martijn Keizer (LottoNL-Jumbo), Jérôme Cousin (Cofidis), Lukasz Owsian (CCC Sprandi Polkowice), Martijn Budding (Roompot-Nederlandse Loterij) y Jens Wallays (Topsport Vlaanderen-Baloise). A partir de ahí, a dar pedales en busca de un imposible. 2:40 de ventaja máxima y mucho control desde el pelotón, principalmente, por Direct Energie, que se sabía caballo ganador en la llegada masiva junto al Parque de María Luisa.
Y así fue. A tres de meta y con el rascacielos de la Torre Sevilla como testigo de excepción, el pelotón engulló a los escapados, con el ya narrado resultado.
Y acabó el paso previo de la etapa final de mañana, con salida desde Setenil de las Bodegas –Cádiz-, en la que pese al territorio inicial quebrado, una segunda mitad llana augura otra volata. O quizás no, porque Contador sigue a un segundo de Valverde y no es de los que se quedan con las ganas de intentarlo. Aunque el campeón de Trek no ve terreno: «ni hoy ni mañana se puede hacer nada, solo seguir cogiendo la forma».
Valverde, por su parte, no se da por ganador, aunque sí aseguró que atacar en la primera parte «sería una locura», con más de cien kilómetros de planicie por delante. Salvo un condicionante: que el agua y el viento convierta a la etapa final en un día de perros en los que se rompen las carreras. Lo veremos camino de Coín, en los últimos 151 kilómetros de una Ruta del Sol que ha estrenado categoría HC con un duelo de auténtico lujo, pese a esta sevillana etapa sin historia.