La Copa Sevilla disfruta de un chico con algo más que pinta de futura estrella del tenis. Casi desde su primer partido, el público del Tenis Betis se entregó a este canadiense que el pasado día 8 de agosto cumplió 17 años y ya tiene un challenger (de 100.000 dólares, Lyon) en su palmarés. Ese récord de precocidad, que le sitúa como el séptimo jugador más joven en ganar un torneo de esta categoría, generó una expectativa que Félix Auger-Aliassime ha cumplido con creces. Por el nivel de su juego, impropio de su edad, pero también por su carácter y su indudable carisma, el que fuera campeón júnior del US Open el año pasado (con 16 años) se ha convertido en un protegido del aficionado sevillano, que quiere contar en un futuro que vio jugar y ganar el torneo del club de El Porvenir a Félix, cuando ya esté en los majestuosos escenarios del tenis mundial.
Sucedió ayer con Pablo Carreño, que buscaba la final en Flushing Meadows, cuando hace tres años levantaba el giraldillo sobre el albero sevillano y hace sólo dos perdía la final ante Pedro Cachín, que ayer disputaba la final de dobles junto a Íñigo Cervantes en la misma pista central hispalense. El «vamos, Félix» se ha convertido en el grito de guerra del torneo, desde la chavalería hasta los menos niños. Auger-Aliassime se plantó en la final de una forma bien distinta a como arrasó en cuartos a Taro Daniel. La ansiedad le pudo en el primer set, donde el serbio Filip Krajinovic, 126 del ranking mundial, sólo tuvo que esperar los errores no forzados que venían del otro lado de la red para imponerse con comodidad por 6-3. Félix se mostraba errático, mirando a sus entrenadores con una pregunta: ¿por qué un día después no soy capaz de poner la bola donde y cómo quiero? Así es el tenis, chico.
Krajinovic hizo gala de un servicio variado que el canadiense no lograba leer. Iba llevando el partido el serbio hacia lo que parecía un triunfo claro. Pero Félix empezó a encontrar su lugar, a ser más paciente y a medida que ganaba confianza ponía la bola más profunda. Aún así, no lograba aprovechar las bolas de break (hasta cuatro) que podían darle equilibrio a la contienda. Mantuvo la calma y por fin en el tie break logró poner fin a la marcha triunfal de Krajinovic, que ya estaba incómodo. La victoria en la muerte súbita la celebró a lo Rafa Nadal, con rabia, gritando vamos, frente a un público alborozado. Luego, volvió a ser casi el huracán que fue ante Daniel, firmando hasta un juego en blanco con cuatro aces.
En la final (esta tarde a las 20.30 horas) le espera un Iñigo Cervantes, de 27 años, que está firmando un torneo sensacional tras un año complicado, derribando en el penúltimo episodio a otro jovencito, el francés Corentin Moutet (18 años), por un doble 6-2.
La progresión meteórica de Auger-Aliassime se escenificará también el lunes cuando quede actualizado el ranking ATP. A Sevilla llegó en el puesto 226 y puede salir ya dentro del top 200. Será el 188 si pierde la final ante Íñigo Cervantes y el 168 si la gana (90 puntos). A su edad, con 17 años, Rafa Nadal ocupaba el puesto 77; fue top 200 con 16 años, en el 2002, cuando disputó la Copa Sevilla por segunda vez. Ningún jugador tiene mejor ranking que él en el mundo con menos edad. Y el siguiente más joven es su amigo y compatriota Denis Shapovalov, el 69 con 18 años.