33 años después, aquella imagen de la mujer ofreciendo agua en un botijo a uno de los poco más de mil incautos que se lanzaron a disputar las primeras ediciones del maratón sevillano parece no ya de otro siglo, sino de otra galaxia. Sobre todo debe ser un pensamiento apoyado por los organizadores, porque quieras o no, el corredor sigue haciendo básicamente lo mismo, correr (otra cosa es la preparación y sus aderezos, los materiales de las zapatillas y el textil, la tecnología...), pero la logística se ha expandido cual big bang. Se han multiplicado los participantes y las normativas, los requisitos, las obligaciones, el marketing, el negocio y la jerarquización de las pruebas en función de la calidad y cantidad de todo lo anterior.
El Maratón de Sevilla, que no hace mucho sufría la ira de no pocos ciudadanos que veían cómo le cortaban las calles un domingo de febrero, se ha convertido en uno de los grandes eventos internacionales de la capital, poco a poco, una mina de oro, sobre todo para la ciudad, que se beneficia de un impacto económico estimado, según ha apuntado hoy el alcalde, Juan Espadas, de 11 millones de euros.
Supone un incremento de 1,5 millones respecto a la edición de 2016. Para el reto de los 42.195 metros llegan 3.000 corredores de 77 países, de los cinco continentes. Del resto, 3.800 son sevillanos, es decir, los restantes 7.200 llegan de todos los puntos de España. En definitiva, el 72% de los participantes son de fuera de Sevilla, con la repercusión que tiene en pernoctaciones y demás servicios necesarios para un visitante que tiene la particularidad de que llega con varios días de antelación a la prueba (ha crecido de media de 2.1 a 2.9 días por corredor) y siempre acompañado por familiares y/o amigos. Sevilla ha puesto el cartel de ocupación total este fin de semana.
El prestigio del Maratón sigue in crescendo, gracias a la explotación de un pack difícilmente comparable: las bondades de un circuito muy amable con el corredor, considerado el más plano de Europa, que recorre un casco histórico espectacular en su parte final, y una meteorología que habitualmente acompaña para que el corredor que cruza la meta se marche con la idea de volver. Y un punto fundamental: que publicite esa experiencia plena para que otros maratonianos vengan a Sevilla.
A nivel internacional, la fortaleza de la organización también está etiquetada por la IAAF (Federación Internacional de Atletismo): Sevilla disfruta en esta edición de la Silver Label o distinción de plata, la segunda de las tres categorías de las mejores carreras en ruta del mundo. Sin embargo, ya en este 2017 va a intentar subir a categoría Oro adecuando la logística a los requisitos necesarios.
La Golden Label es una distinción que no sólo tienen las Majors de las maratones: Londres, Tokio, Boston, Chicago, Nueva York y Berlín, también Xiamen (China), Dubai, Lake Biwa (Japón), Nagoya, Roma, Seúl, París, Rotterdam, Viena, Praga, Ottawa, Gold Coast (Australia), Sydney, Lisboa, Amsterdam, Pekín, Frankfurt, Estambul, Fukuoka, Shanghai y Singapur. En España, en este 2017, están Valencia y Madrid. En el Silver Label hay once, y Sevilla es la única española.
Para poder dar el salto y lucir como oro en 2018, un miembro escocés de la IAAF está este fin de semana en Sevilla para realizar el pertinente informe.
Entre los requisitos, la presencia de atletas de élite (considerados oro para la IAAF) de al menos cinco países distintos con marcas acreditadas en los últimos tres años por debajo de 2:10 en categoría masculina y 2:28 en la femenina.
-Controles antidoping de al menos a 6 hombres y 6 mujeres y también en caso de récords del mundo o récords nacionales. Aumentan también el tipo (y los costes), porque ejemplo incluyen de EPO.
-Vehículo en cabeza de carrera con control tiempo de los atletas de élite. Doble control de tiempo de paso en todos los puntos, también videofinish en la llegada.
-Certificación cada lustro del recorrido por la AIMS (Asociación Internacional de maratones).
-Clausura total del circuito para todos los corredores.
-Presencia de pacemakers (marcan el ritmo para lograr una determinada marca).
-Avituallamiento específico para atletas de élite.
-Retransmisión televisiva para al menos cinco países en directo, diferido o streaming.
-Pantallas gigantes en el recorrido para seguir la carrera en directo
-Atención para los medios de comunicación internacionales.
De entre el grupo de élite, llama la atención la pequeña etíope Tizita Terecha, una atleta del año 92 con una marca 2h:28.02 (Guangzhou 2015), aunque hoy en la presentación aseguró que aspira a una marca de entre 2h:25 y 2h:27. El récord de la prueba sevillana está en 2h:26.03 de la portuguesa Marisa Barros en 2009 y el mejor registro en un maratón en España en 2:24:49 (Valencia, Valary Jemeli Aiyabei). Será la gran rival de la cántabra Paula González Berodia, que vuelta tras conquistar el triunfo y el Campeonato de España el año pasado en este mismo circuito (2h.31.18).
Entre los aspirantes al récord masculino en Sevilla (2:08.14 de Cosmas Kiplimo Lagat en 2016), el etíope Tebalu Zawude Heyl, que presenta una mejor marca de 2:07.10 (Frankfurt 2014). Aunque hay otro atleta incluso con mejor marca, el keniata Nicholas Kipkemboi: 2h.06.33 en Dubai 2013.