«Tengo que conseguir un Sevilla-Betis sin insultos»

El Sevilla es el club más sancionado por cánticos ofensivos. Erradicarlos es uno de los retos de un mandato ambicioso que sigue cosechando éxitos

06 sep 2015 / 09:00 h - Actualizado: 06 sep 2015 / 23:03 h.
"Sevilla FC","José Castro"
  • José Castro, en el Ramón Sánchez-Pizjuán, que luce un espectacular aspecto tras la remodelación. / Manuel Gómez
    José Castro, en el Ramón Sánchez-Pizjuán, que luce un espectacular aspecto tras la remodelación. / Manuel Gómez

—Primer partido de la temporada, primera denuncia por cánticos. ¿Qué explicación puede dar acerca de que sólo haya denuncias en el campo del Sevilla?

—Todos sabemos de dónde viene esto: de un acontecimiento lamentable cerca del Calderón, el campo del Atlético. Había una normativa que se llevaba de forma normal, pero a partir de ahí se toman una serie de determinaciones para que un hecho así no vuelva a ocurrir. La normativa ha cambiado de forma animal, con algunas cosas lógicas y otras no tanto, porque hasta hace poco estábamos amenazados con una auténtica barbaridad como era el cierre del estadio durante muchos partidos. La LFP entiende que los cánticos ofensivos son el inicio de la violencia y la verdad es que en el Sevilla aún no hemos conseguido que dejen de existir. Es una realidad palpable y hay que reconocerlo, aunque de la misma forma hay que destacar los avances conseguidos porque este club no para de adoptar medidas para erradicarlos, desde reunirnos con los aficionados del Gol Norte hasta estar en continuo contacto con la LFP, así como trasladar por todos los medios posibles a la afición que hay que dejar de insultar. En nuestro estadio no hay violencia, pero sí existen todavía cánticos ofensivos y la verdad es que nos están masacrando a multas. No se trata de masacrar a nuestra afición, porque estamos consiguiendo avances como en el resto de aficiones que ya no lo hacen, pero lo cierto es que quedamos mal ante todos. Por culpa de estos cánticos la imagen del Sevilla se ve dañada. No es sólo dinero, es prestigio. Es que no me entra en la cabeza que un aficionado tan sevillista como para ir a miles de kilómetros en autobús para ver a su Sevilla sea después incapaz de entender que insultar sólo va en perjuicio del Sevilla. El sevillismo merece ser destacado en todos lados por ser la afición que más anima y que durante más tiempo anima, pero no por lo otro. Este presidente ha ido a Madrid a defenderla, a pelearse con quien sea necesario, pero que la gente tenga claro que esto no puede volver a ocurrir, todo esto me quita fuerza para cuando vaya a protestar a Madrid.

—¿Pero no le extraña que sólo se denuncie a los aficionados del Sevilla y a los del Deportivo?

—No, no hay agravios. Cuando fuimos a la LFP endemoniados por el cierre del campo por varios partidos me enseñaron los datos, y estos dicen que los que más expedientes tienen abiertos somos estos dos clubes, lo cual quiere decir que esa es la realidad. Históricamente se ha insultado en los campos y no se le ha dado importancia, pero ahora esto ha cambiado y a nosotros nos está costando más que a otros eliminarlos.

—¿Qué le dicen los aficionados del Gol Norte cuando les explica la situación?

—Están concienciados, pero hay que tener en cuenta que en esa zona no sólo están los Biris Norte y que dentro de los Biris no hay una sola facción. La verdad es que está costando que todos lo entiendan, pero hay avances.

—¿Usted imagina un Sevilla-Betis sin insultos?

—No es que lo imagine, es que tengo que conseguirlo por el bien de la entidad. Estamos tomando todas las medidas de forma lógica, sin presiones, sin amenazas, intentando hacer entender que hay que corregir esta situación tan mala para la entidad y que no es necesario insultar para animar.

—El club se ha negado ante la LFP a implatar el control por huella digital para acceder al campo. ¿Es un voto de confianza hacia los aficionados del Gol Norte?

—Es una prueba de que no estamos intentando imponer nada, sino hacerlo entender. No hemos querido porque no nos parece justo que todos esos aficionados tengan que señalarse de esa manera. Pero tampoco nos parece justo que algunos insulten y todos paguen. Esperemos que con el paso de los partidos todos lo entiendan.

—Los horarios vuelven a dar que hablar. ¿Ha tomado el club alguna posición al respecto?

—Ya hemos dado una queja sobre el partido contra el Levante y otra sobre el que jugaremos contra el Barcelona. Pero también es verdad que este año tendremos un aumento de los ingresos televisivos. Eso requiere de un acuerdo que tiene la Liga con socios extranjeros y hay equipos que tienen que jugar unos días a unas horas. Y hay que aceptarlo. En todos los casos debemos tener 72 horas de diferencia entre los partidos. Comprendo la fórmula y cómo actúa La Liga, que no actúa por capricho ni de forma irracional, pero hay cosas en las que nos sentimos perjudicados. Y lo decimos. Unas veces se podrá arreglar y otras no, pero estamos muy encima de ello para que se mida a todos con el mismo rasero.

—Hablemos de los abonos. Los precios han dado que hablar, pero, después de ver el sorteo de la Champions, ¿entiende que haya quien diga que incluso son baratos? Lo cierto es que hay opiniones de todo tipo...

—Es una de las decisiones más complicadas y en la que más tiempo tardamos en ponernos de acuerdo en el consejo. No pensamos en la repercusión, sino en lo mejor para el club. Nuestro estadio es un jeroglífico, tiene muchas zonas, opciones diferentes... Pero entendemos que el año pasado no subió el precio, que ahora hay Champions y es un año importante, que si queremos crecer debemos aportar algo más todos y cuando hablamos de 50 euros al año creo que no hablamos de algo fuera de lo que se puede pagar. Es verdad que ahora la televisión es más importante que los abonos, pero mire: una medida popular sería decir que este año tampoco subimos los precios, aunque también sería irresponsable y yo no voy a tener una presidencia irresponsable. La última vez que estuvimos en Champions el abono de Gol Norte, por ejemplo, costaba 180 euros más que ahora, con la subida y todo. No sé si utilizar la palabra, pero parece un poco demagogia. Una subida siempre sienta mal, pero ves el esfuerzo de la entidad, que estamos en Champions y encima nos toca un grupo con equipos de un potencial enorme... Al final creo que la afición lo ha entendido. Si hemos subido el número de abonados de 35.000 a 38.000 es porque no lo hemos hecho mal. Nos sentimos orgullosos de la decisión.

—¿Cómo calificaría, por lo tanto, la respuesta que ha tenido la afición?

—Lo de la respuesta de la afición no tiene nombre. Incluso con esas informaciones de subida y demás hemos aumentado el número de socios. Este es un año para crecer en todos los sentidos. Hemos crecido mucho más en lo deportivo y a nivel de estadio que en los abonos. Nuestro estadio no estaba acorde a la competición Champions. Los hay peores, pero hay que mejorarlo. ¿Quiere eso decir que subimos los abonos para arreglar el campo? No, pero había que subirlos. Si había que gastar cuatro millones en arreglarlo, no cien ni ochenta, que al final van a ser seis porque cuando te metes en una obra quieres hacer más cosas y quieres dejar el estadio bien... es que estamos creciendo en todo. Si crecemos en lo deportivo, a nivel de estadio... también hay que crecer en el precio de los abonos. Es de sentido común. Repito que lo cómodo es decir que no se suben. Yo no estoy aquí para que la gente me quiera mucho, sino para dirigir al Sevilla lo mejor que sé.

—¿Qué acogida ha tenido, a su juicio, la remodelación del Ramón Sánchez-Pizjuán en el sevillismo?

—No es buena, es maravillosa. No hay una sola queja. Pero lo que hemos hecho sólo es una parte. Quedan cosas que mejorar, los videomarcadores... Esta obra no es para que digan «qué bonito está el estadio» o «qué bien esta obra que ha hecho el presidente Castro y no han hecho otros», y no quiero malinterpretaciones con esto. Esta obra me ha tocado a mí como pudo tocarle a cualquier otro presidente. Esto no es una promesa, es una realidad. Sin ir más lejos, ya se están pintando los graderíos por debajo, lo que no se ve. Faltan los saneamientos, que nos permitirán tener aseos nuevos. Se ha impermeabilizado la grada... Esto no es ponerse una medalla. El club lo necesitaba y tiene las posibilidades económicas para hacerlo. Esta es nuestra casa y este es el año de crecer también en cuanto a estadio. Y esto no va a parar hasta que se acabe. Yo tendré muchos defectos, pero cumplo mi palabra siempre. Siempre. Hasta cuando me equivoco. Y mi palabra es que el estadio se va a terminar. Luego estudiaremos la posibilidad de cerrar estadio completamente. No estoy prometiendo que vayamos a hacerlo, pero sí a estudiarlo.