Y después del gran derbi de toda la vida, el gran derbi inédito

El primer duelo de rivalidad de la historia en la Primera División Femenina se juega mañana. Así lo ven una capitana del Betis Féminas, Nuria Ligero, y una del Sevilla FC, Marta Carrasco

06 ene 2018 / 08:00 h - Actualizado: 06 ene 2018 / 18:09 h.
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  • Nuria Ligero y Marta Carrasco se retan amistosamente en las instalaciones de El Correo / Manuel Gómez
    Nuria Ligero y Marta Carrasco se retan amistosamente en las instalaciones de El Correo / Manuel Gómez

Si alguien duda de que el fútbol femenino es tan fútbol como el masculino y que el derbi es el derbi sin que importe que lo jueguen hombres o mujeres, que lo debata con Nuria Ligero, capitana del Real Betis Féminas, y Marta Carrasco, capitana del Sevilla FC. Lo primero que le dirán al incauto interlocutor es que se puede ahorrar eso de añadir el epíteto ‘femenino’ a fútbol, porque se trata exactamente del mismo deporte que practican los varones. En cuanto al derbi, ídem. Así pues, si en algún momento de este reportaje aparece el susodicho calificativo junto a sustantivos como ‘fútbol’ o ‘derbi’, no será malintencionado ni una falta de respeto hacia lo que ocurrirá este domingo en la ciudad deportiva Luis del Sol. Porque al gran derbi de hoy le sucederá otro gran derbi, el primero de la historia en la Primera División Femenina.

Nuria, futbolísticamente conocida como Nana, y Marta se enamoraron del balompié cuando apenas levantaban unos palmos del suelo, pero jamás en esos primeros años soñaron con que alguna vez se pondrían la camiseta de su equipo. Una es bética desde chica y otra es sevillista desde la cuna. «Impensable no, lo siguiente. Una vez le propuse a mi madre ir a entrenarme a Sevilla Este, que está al lado de mi barrio, y ella me dijo que estaba muy lejos. Así que competir en Primera y con el Betis...», rememora Nuria. «Yo no sabía dónde jugaría cuando acabase de hacerlo con los niños, porque no podía ir y volver de Alanís a Sevilla todos los días. Nunca pensé que llegaría hasta aquí», confiesa Marta.

Las dos, cosas del destino, coincidieron en el primer equipo del Sevilla. «El Betis femenino ni existía ni había pensamiento de que existiese. El Sevilla era el club de referencia en ese momento y lo llevas con naturalidad. Cuando juegas, da igual si llevas la camiseta del Sevilla, el Mairena o el Híspalis», alega la verdiblanca. «Mi madre y mi abuelo son de la otra acera, pero los estoy convirtiendo un poco», admite por su parte la sevillista.

Tampoco podían imaginar que una vez habría un derbi en lo más alto del fútbol español. «Está claro que los nervios habituales se incrementan todavía más. La repercusión no es como en los anteriores, que han sido en Liga Nacional o Provincial», responde Nana. «Yo estaré atacada de los nervios», desea Marta, que se lo pierde por una grave lesión de rodilla, aunque los saltos de alegría están garantizados en caso de que su equipo marque. «Tranquilo, me salen», bromea. «Mira que no te dejamos entrar», replica Nana en el mismo tono.

Ya en serio, la anfitriona espera «un partido bonito de ver». «El que mejor gestione el nerviosismo marcará la diferencia», añade. «Va a estar bastante competido. Los estilos son muy distintos», opina la sevillista. ¿Y cómo son esos estilos? «Nosotras nos sentimos muchísimo más cómodas con la posesión y la circulación», reconoce la central del Betis. «El Sevilla no sale a verlas venir en ningún partido. Queremos el balón. A lo mejor nos gusta un fútbol más lento y elaborado, pero no creo que mi equipo se vaya a meter atrás», adelanta la central del Sevilla. ¿Y cómo ven al otro? «El Sevilla es un equipo muy correoso, no se complica atrás y tiene jugadoras con mucho peligro, como Piemonte, que con esas dimensiones aguanta muy bien el balón, pero también tiene a Jeni u Olga», expone la bética. «El Betis es muy peligroso en el mediocampo, tiene jugadoras muy buenas y rápidas. Y Priscila es la que tiene los galones y hace más daño», destaca la sevillista.

El derbi pilla a los eternos rivales en un buen momento dentro de una buena temporada. «Estamos en los puestos de Copa. Se escapan puntos que igual no esperas, igual que sacas puntos que te sorprenden, pero estamos en la línea en que debemos estar. El balance es positivo», admite Nana. «En algunos partidos fuimos mejores que el rival y perdimos o empatamos. Eso tenemos que mirarlo porque creo que el equipo ha podido dar más, pero venimos de Segunda, competimos en todos los partidos y estamos fuera del descenso, que es el objetivo», se felicita Marta.

DOS PROYECTOS AL ALZA

La buena campaña es el fruto de dos proyectos muy prometedores. «El Betis ha dado pasitos poco a poco, pero siempre en una línea ascendente. La inclusión del patrocinador y la televisión ha sido un antes y un después. Ahora más gente se interesa por el fútbol femenino. Que sigan apostando significará que seguirá creciendo», reflexiona Nana. «El proyecto anterior, para mí, no tenía ni la mitad de las dimensiones de este. Espero que vayamos de aquí hacia arriba y nunca más hacia abajo. Y ahora jugamos en el campo grande, mientras que antes lo hacíamos en el de césped artificial, sin grada. La diferencia es brutal», resalta Marta.

Aun así, parece indudable que a la Liga femenina le falta un mundo para alcanzar el nivel de la liga masculina. «Confío en que sí será posible. Para mí era impensable ver las condiciones que tenemos ahora en Primera. Igual yo no lo vivo, porque seguramente tardará en llegar bastantes años, pero confío en que la liga femenina llegue a igualar a la masculina algún día. Nosotras no llenamos estadios con 50.000 personas... todavía. Se hace en otros países y aquí también se hará, pero lleva su tiempo», teoriza la bética. «El número de aficionados, la televisión... Confío en que algún día, por supuesto lejano, llegará. El tema económico sí lo veo mucho más complicado porque el masculino está en otro mundo que para mí no es normal. A eso no vamos a llegar nunca», lamenta la sevillista, lo que da pie a un matiz de Nana: «Creo que eso también cambiará. Este año se ha dado algo que no se había dado en toda la historia del fútbol femenino: el Barça pagó la cláusula de Mapi León (Atlético). Que un club soltara dinero por una jugadora era impensable. Y ha traído a Martens, que es la mejor del mundo». «El fútbol es un negocio. Si la gente no lo ve y no paga por verlo, los clubes no apostarán tanto. Ahora está creciendo mucho y espero que a corto o medio plazo podamos vivir de esto», se ilusiona Marta.

Puede que la Liga femenina aún no esté a la altura de la masculina, pero Nana recuerda una anécdota que le sucedió en una playa de Almería y que podría haberle pasado a cualquier futbolista (masculino, se entiende). «Unos chavales se nos quedaron mirando, uno se acercó y nos preguntó ‘tú eres Nana la del Betis, ¿no? Y tú Paulita. ¿Podéis echaros una foto con nosotros?’».

Nana es licenciada en Educación Física. Marta es graduada en la misma materia. He ahí una importante diferencia respecto al fútbol masculino, en el que las carreras universitarias no abundan precisamente. «La mayoría de nosotras también trabaja y eso es un fallo, es perjudicial. Los jugadores entrenan dos horas y ya está. Nosotras venimos de trabajar o de estudiar cuatro o cinco horas por la mañana y nos entrenamos por la tarde. El rendimiento, lógicamente, no es igual», lamenta Marta. «Priscila no pudo jugar un partido porque tenía que examinarse de las oposiciones», cuenta Nana a modo de apostilla final.