El mérito que tiene este Betis

LA CONTRACRÓNICA. El equipo verdiblanco estaba obligado a ascender y da la impresión de que lo hará. La exigencia en este caso es compatible con el halago, sobre todo en una Segunda tan condenadamente complicada.

22 may 2015 / 00:35 h - Actualizado: 22 may 2015 / 00:37 h.
"Real Betis","Pepe Mel","Rubén Castro","Jorge Molina"
  • Dani Ceballos subió esta foto del vestuario tras el triunfo en Santander.
    Dani Ceballos subió esta foto del vestuario tras el triunfo en Santander.

El Betis consiguió ayer su octava victoria en las últimas nueve jornadas, la decimocuarta en veintiún partidos con Pepe Mel en el banquillo y la sexta consecutiva fuera de casa. También alcanzó y superó la barrera de los 80 puntos y marcó su gol número 70 de la temporada. Y a pesar de conseguir esos 25 puntos de 27, de marcar tres goles por encuentro en los ocho últimos, de llevar catorce choques sin perder fuera de casa y de quedar sólo tres jornadas para el final, todavía no es equipo de Primera División. Lo será, salvo hecatombe o catástrofe o quién sabe qué, pero sirva este conglomerado de datos para dejar constancia de la complicadísima Segunda con la que ha tenido que lidiar el Betis. Por presupuesto, historia y otras tantas cosas estaba obligado (y presionado) a superar el reto, pero si lo ha hecho, o está a punto de hacerlo, qué menos que darle el mérito que tiene. Sin ningunear la exigencia, por supuesto.

El ascenso no pudo ser en Santander, donde el Betis disfrutó y padeció de los dos extremos de su historia. Allí ganó la primera y única Liga de su historia y allí certificó su descenso a Tercera. En los Campos de Sport de El Sardinero también evitó la humillación de bajar a Segunda y en el mismo estadio venció al Racing y lo mandó a Segunda B. Pero no fue allí, en un destino tan emblemático, donde logró su duodécimo ascenso a Primera. Lo impidió el Girona con su victoria en la cercana Vitoria y el equipo verdiblanco, acostumbrado a jugar después de sus rivales más directos, ya lo sabía antes de salir a enfrentarse al otro equipo verdiblanco de la élite del fútbol español.

No fue en Santander donde el Betis subió ni fue ayer cuando el Betis volvió a descender al conjunto cántabro a Segunda B, aunque dejó a punto tanto una cosa como otra. Quizá sea en el estadio Benito Villamarín y contra el Alcorcón. El ascenso, claro. No es habitual que suba de categoría allí, en su casa. La última vez fue en la 89-90, también con Mel a los mandos pero no desde el banquillo sino desde el área rival. El madrileño era entonces el delantero centro del conjunto de Heliópolis y selló aquel retorno a la máxima categoría con un gol al Sabadell una tarde de mayo, hace un cuarto de siglo y dos días, cuando el Gol Norte era como el Gol Sur y en Fondo no se mojaban los días de lluvia porque tenían aquella visera heredera del Mundial del 82. También era cuando había dos Miguel Ángel en la plantilla y el segundo, el canterano, se atrevió a internarse en el campo de los arlequinados y chutó tan fuerte, o el meta era tan endeble, que el balón no fue atrapado y acabó en las botas de Mel. Luego empató el Sabadell, pero como el Xerez batió al Coruña, porque así era conocido entonces el Deportivo, no hubo que hacer más cuentas.

Desde entonces, el Betis volvió a subir en Burgos (1994), Jaén (2001) y el AVE a la vuelta de Tarragona (2011). Si todo le sale bien el domingo, el siguiente nombre en esa lista para la historia será el Alcorcón. En este tipo de peleas no hay que buscar el glamour ni los nombres con lustre. El club alfarero, sin más historia relevante que una maravillosa eliminatoria copera contra el Real Madrid y unos cuantos años en Segunda, no es ningún referente en el fútbol español, pero tampoco lo eran ese Burgos de principios de los 90, o ese Jaén de principios del siglo XXI, y no digamos el tren de alta velocidad. Ni lo son ni hace falta que lo sean. Lo importante para el Betis es que aparezcan en su historia. Y sanseacabó...