Rajoy amplía su victoria y exige poder gobernar

Seis meses después el PP y Mariano Rajoy han vuelto a ganar las elecciones. Si el 20 de diciembre aquella victoria fue cuanto menos indigesta –no en vano se dejó en el camino 63 escaños y más de 3.600.000 votos–, este 26J ha servido al partido conservador para recuperar parte del terreno perdido aunque todavía está lejos de la mayoría absoluta. Y es que seis meses después los populares han sido los únicos que han logrado aumentar el número de escaños, pasando de 123 a 137 diputados, y que han conseguido 668.000 votos más hasta alcanzar las 7.906.185 papeletas –cerca de 2.500.000 más que los socialistas de Pedro Sánchez–. Una situación que da alas al propio Rajoy –a quien muchos analistas y también compañeros de partido daban por enterrado políticamente– y legitima al PP a mantenerse en La Moncloa.

Unos resultados sorprendentes que ni las encuestas más optimistas adivinaron dibujar. Y eso que el caldo de cultivo no era el más propicio para la formación de la calle Génova –sede nacional del PP–, acorralada por un sinfín de casos de corrupción –Gürtel, Púnica, Bárcenas, Taula, Acuamed...–, las polémicas escuchas al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz; y el inmovilismo de su presidente, Mariano Rajoy, durante las pasadas negociaciones para la creación de Gobierno. No conviene olvidar que por primera vez en la historia de la democracia española el candidato más votado declinó la invitación del Rey para acudir a una sesión de investidura. Sin embargo, ni lo uno ni lo otro han pasado factura a los populares que se han impuesto en todas las provincias excepto las tres del País Vasco, las cuatro de Cataluña así como en Sevilla, Huelva y Jaén. En este sentido es especialmente llamativo el caso de la Comunidad Valenciana, con una larga lista de casos de corrupción durante los mandatos del PP que están siendo investigados, donde los conservadores no solamente han revalidado su triunfo sino que han obtenido dos escaños más.

Y es que las apelaciones al voto útil de estas últimas semanas y al temido sorpasso de Unidos Podemos han permitido al PP rearmarse en detrimento sobre todo de Ciudadanos, que ha perdido ocho diputados, y del PSOE, que tiene cinco escaños menos que el 20D. El voto de castigo al grupo de Albert Rivera tras su acuerdo de gobierno con Pedro Sánchez ha sido más que evidente. Tanto como que para el votante popular, uno de los más fieles de todo el arco parlamentario, han pesado mucho más los incipientes logros económicos de Rajoy y su Ejecutivo que los muchos casos de corrupción que salpican actualmente al PP.

Congreso más conservador

Este escenario, donde nuevamente la aritmética para la formación de Gobierno exigirá el apoyo y/o abstención de dos o más partidos de un Parlamento con mayoría conservadora, resulta algo más favorable para mantener a los populares en el poder –Rajoy necesita el respaldo de Ciudadanos y la abstención del PSOE–. Una circunstancia que el líder gallego evidenció anoche en su discurso. El presidente en funciones reclamó el «derecho» del PP a gobernar. «El PP se merece un respeto», proclamó ante centenares de militantes y simpatizantes que se concentraron ante la sede de Génova para celebrar la victoria del partido. Acompañado de su mujer Elvira Fernández, de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal; los vicesecretarios Javier Arenas, Fernando Martínez-Maíllo, Javier Maroto, Pablo Casado y Andrea Levy; así como de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes; y el jefe de campaña, Jorge Moragas; Rajoy insistió en su máxima desde el pasado 20 de diciembre: «Hemos ganado las elecciones, reclamamos el derecho a gobernar. Pero ahora de lo que se trata es de ser útil al cien por cien del pueblo español»