En las entrañas del Juan Carlos I

El portaeronaves es el mayor y más complejo buque construido con tecnología completamente española. Tiene capacidad para 1.400 personas y puede transportar helicópteros, aviones Harrier e incluso vehículos anfibios

28 jun 2015 / 22:34 h - Actualizado: 28 jun 2015 / 22:39 h.
"Fuerzas Armadas"
  • La isla con la plataforma de despegue al fondo.
    La isla con la plataforma de despegue al fondo.
  • Vista de otro de los barcos atracados en Rota a través de un ojo de buey de una puerta de acceso a la isla del portaeronaves Juan Carlos I. / Txetxu Rubio
    Vista de otro de los barcos atracados en Rota a través de un ojo de buey de una puerta de acceso a la isla del portaeronaves Juan Carlos I. / Txetxu Rubio
  • Los visitantes reflejados en una escotilla. / Txetxu Rubio
    Los visitantes reflejados en una escotilla. / Txetxu Rubio
  • Entrada de la tripulación al barco. / Txetxu Rubio
    Entrada de la tripulación al barco. / Txetxu Rubio
  • Interior de un hangar de reparación en tierra. / Txetxu Rubio
    Interior de un hangar de reparación en tierra. / Txetxu Rubio
  • El centro hospitalario y los visitantes reflejados en una escotilla. / Txetxu Rubio
    El centro hospitalario y los visitantes reflejados en una escotilla. / Txetxu Rubio
  • Interior de la torre de control. / Txetxu Rubio
    Interior de la torre de control. / Txetxu Rubio
  • Llegada de los infantes de marina que partían para unas maniobras en Portugal. / Txetxu Rubio
    Llegada de los infantes de marina que partían para unas maniobras en Portugal. / Txetxu Rubio
  • Junto a estas líneas, la Virgen del Carmen que preside el hangar del Juan Carlos I. Estuvo a bordo del crucero Carlos V entre 1895 y 1923 y después en el portaeronaves Príncipe de Asturias. / Txetxu Rubio
    Junto a estas líneas, la Virgen del Carmen que preside el hangar del Juan Carlos I. Estuvo a bordo del crucero Carlos V entre 1895 y 1923 y después en el portaeronaves Príncipe de Asturias. / Txetxu Rubio

Desde la distancia, la silueta del portaeronaves Juan Carlos I anclado en el puerto de la base aeronaval de Rota impone. Sus 231 metros de eslora, 32 de manga y la altura de un edificio de 12 plantas convierte las fragatas y buques de abastecimiento en pequeños barquitos de juguete a su lado. Tiene tanta potencia eléctrica que sus generadores podrían dar luz a 10.000 hogares. Este buque es un barco anfibio multipropósito un todo en uno para la Armada española. Encuadrado en el Grupo de Acción Naval 2, lo componen los barcos de asalto anfibio Galicia y Castilla y el Grupo Naval de Playa. Puede transportar helicópteros de transporte y ataque, aviones Harrier de aterrizaje vertical e incluso vehículos anfibios que, mediante un sistema de inundación controlada pueden partir desde la popa del barco sin necesidad de que este se aproxime a la costa.

Esta gran ciudad flotante fue fabricada por los astilleros de Navantia en El Ferrol y entregado a la Armada en septiembre de 2010. Es el mayor y más complejo buque construido con tecnología completamente española. Su capacidad es de más de 1.400 personas, entre dotación y fuerzas embarcadas. Dispone de un avanzado sistema de propulsión diesel-eléctrico que le permite incluso desplazarse lateralmente. La tripulación está atendida médicamente por dos quirófanos, una UCI, otra unidad de infecciosos y 26 camas. Australia ha sido el primer país en hacer un pedido de dos unidades de este modelo de portaeronaves para su Armada: el Camberra y el Adelaida.

Accedemos por una enorme rampa de las dos que dispone a babor. La primera impresión es la de entrar en un enorme almacén, casi diáfano en este caso, ocupado solo por dos lanchas anfibias al fondo del dique inundable, que apenas son visibles en la distancia y la penumbra del complejo. Esta enorme plataforma puede transportar carros de combate, vehículos pesados y una gran variedad de vehículos. Llama poderosamente la atención del visitante el número y variedad de extintores y sistemas contraincendios distribuidos por todo el buque. Las sustancias inflamables repartidas por todo el buque son uno de los mayores peligros al que su dotación tiene que enfrentarse diariamente, «los bomberos somos nosotros», afirma el guía.

Un ascensor hidráulico nos sitúa en el hangar de aeronaves y vehículos ligeros, en ese momento, unos camiones maniobran con mucha precaución entre vehículos de transporte de infantería de marina y de arrastre de aeronaves. En este hangar, el oficial que dirige la visita nos señala una imagen de la Virgen del Carmen anclada sobre una de las paredes: la talla fue cedida por la familia Mariño a la Comandancia General de la Flota. Estuvo a bordo del crucero Carlos V de 1895 a 1923 y, posteriormente, presidió la capilla del portaeronaves Príncipe de Asturias.

Una vez situados en la cubierta de vuelo, podemos apreciar perfectamente esa especie de trampolín que ayuda a los Harrier a despegar, el técnicamente llamado Ski jump. Estos aviones disponen de la posibilidad de despegue vertical, pero su elevado consumo de combustible durante la maniobra desaconseja su uso, de modo que se limita a los aterrizajes.

Desde aquí, accedemos a la isla que es la plataforma donde se encuentra el control de navegación del buque y la pequeña torre de control que dirige las operaciones aéreas. Un entramado de controles y pantallas cuya cantidad y complejidad apabullan al profano.

Con una rápida visita a la zona hospitalaria, el capitán del portaeronaves nos despide en la rampa de acceso. En ese momento, los infantes de marina, completamente pertrechados, comienzan a acceder al barco por la rampa de acceso. Parecen hacernos el relevo. En pocas horas el Juan Carlos I pondrá rumbo al Atlántico: unas maniobras aeronavales en la costa portuguesa son su próximo destino.