Junts per Catalunya (JxCat) rescata a Carles Puigdemont de ese sacrificio al que quería someterlo el diputado de Esquerra Republicana (ERC), Joan Tardá. En este sentido, JxCat presentó ayer en el Parlament una reforma de la Ley de la presidencia de la Generalitat y del Govern, sin el aval de ERC, con el objetivo de permitir una investidura a distancia.
Esta decisión de JxCat se produce un día después de que se creara un debate en torno a un nombre alternativo para presidir la Generalitat ante las cada vez más reducidas opciones de que lo pueda ser Puigdemont. Uno de esos nombres, el de la portavoz de JxCat, Elsa Artadi, plasmó su firma en la proposición de ley de modificación. Este movimiento político de la formación independentista busca forzar a los republicanos a mojarse, si bien desde ERC alegan tener muchas dudas en torno a la reforma propuesta.
En concreto, la proposición consta solo de dos artículos pensados para hacer posible que Puigdemont pueda ser investido sin necesidad de que esté presente en el hemiciclo. El primero señala que «en caso de ausencia, enfermedad o impedimento del candidato» en el momento de solicitar la confianza del Parlament, el pleno podrá «autorizar, por mayoría absoluta, la celebración del debate de investidura» aun sin la presencia o intervención del candidato. De esta manera, el programa de gobierno –que es lo que expone el candidato en su intervención durante un debate de investidura–, así como la solicitud de confianza podrán hacerse «por escrito o por cualquier otro medio previsto en el reglamento».
Por su parte, el segundo artículo plantea la posibilidad de constituir y convocar los órganos colegiados –mesa del Parlament, Govern, etc.– tanto de forma presencial como a distancia, al igual que la posibilidad de que dichos órganos adopten acuerdos.
Desde ERC apuntan que esta reforma no solo se topará con el Tribunal Constitucional, sino que puede encallar en el mismo Parlament. El objetivo de ERC pasa por alcanzar un «acuerdo global» y seguirán negociando en los próximos días para que el acuerdo pase por un «reconocimiento» simbólico del «Govern en el exilio», con Puigdemont a la cabeza para «recuperar las instituciones catalanas y dejar atrás el 155».