Ganadores, mártires y árbitros

El debate entre los tres candidatos a la secretaría general del PSOE plasma la encarnizada división que vive el PSOE a una semana de las elecciones y la compleja tarea que le queda al ganador

15 may 2017 / 14:11 h - Actualizado: 15 may 2017 / 22:01 h.
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  • Patxi López observa cómo se saludan Susana Díaz y Pedro Sánchez antes del comienzo del debate. / EFE
    Patxi López observa cómo se saludan Susana Díaz y Pedro Sánchez antes del comienzo del debate. / EFE

Yo gano elecciones, presume Susana Díaz. No hay razones objetivas para justificar la abstención al Partido Popular, se lamenta Pedro Sánchez. Así no vamos a arreglar nada, riñe Patxi López. Entre ganadores, mártires y árbitros se dirime el futuro secretario general del PSOE que tratará de pespuntear el uniforme de un partido que ahora está tan engurruñado que muchos de los que antes presumían de vestirse con él han preferido irse de tiendas en busca de nuevos ropajes.

Díaz, López y Sánchez participaron ayer en un debate entre candidatos que dejó patente la división que vive el partido. Cada uno baja del Monte Sinaí con sus argumentos en piedra y hay poco espacio para que pueda encontrarse un mínimo común divisor que saque a los socialistas de su escombrera.

El exsecretario general planteó un debate sobre la cuestión nuclear que le ha llevado a tomar su intento de recuperar la secretaría general del PSOE como una especie de Reconquista: la abstención al gobierno del Mariano Rajoy. «Me ofrezco para convertir esa frustración en ilusión». La candidata andaluza «dolida» por una decisión «dura» como ceder el paso a la derecha, recordó que a esa situación se llegó porque el PSOE obtuvo los peores resultados de su historia. «Yo gano elecciones, tú las pierdes», le reprochó a su contrincante, en un intento de desmontar la teoría de que su candidatura representa la más cercana y la que más agradable resulta para el PP y sus simpatizantes.

El exlehendakari intentó presentarse como la tercera vía, alejándose de la bronca, pero al final se vio atacado por ambos bandos: «Divididos no nos podemos dedicar a mejorar la vida de los que lo necesitan», advirtió a sus rivales.

Díaz subrayó durante todo el debate los vaivenes y cambios de opinión que Pedro Sánchez mantuvo desde que estuvo al frente del partido: «Entras y sales de la Declaración de Granada. Das bandazos. Cambias de opinión según te vaya bien. Cada día das una visión de España, lo último una nación de naciones culturales», dijo como causa de que los votantes diesen la espalda al partido.

Sánchez trató de desmontar este argumento, desempolvando declaraciones de Díaz sobre la cuestión de Cataluña y de nación, pero en ese asunto no salió demasiado bien parado. «No mientas, cariño», llegó a decirle la sevillana en un momento en el que el candidato le leía sus entrecomillados. En esta cuestión, Patxi López abogó por dejar las polémicas sobre las definiciones y abordar la cuestión central: abordar la necesidad de edificar un proyecto común.

El debate se precipitó hacia arenas movedizas cuando Díaz y Sánchez ahondaron en los motivos de su distanciamiento. El aspirante recordó, a través de titulares de prensa (incluido uno de El Correo de Andalucía), como se cuestionó por parte de la andaluza y sus allegados al secretario general. «Tu problema no soy yo. Zapatero no se fía de ti. Felipe González piensa que le has engañado. Debería hacértelo ver. Tu problema no soy yo, tu problema eres tú», aseguró la líder de los socialistas andaluces. «No se puede cuestionar constantemente al secretario general», le respondió Sánchez.

Sobre las lealtades, Sánchez recordó el papel que ha jugado durante todos estos meses, inclinada, según su punto de vista, hacia los intereses de Díaz. En este punto, rescató algunos recortes de periódicos en los que se recordaban los presuntos métodos utilizados por la sevillana para hacer un sitio dentro del partido, «se llegaron a montar hasta 32 gestoras con poderes ejecutivos y no hace falta recordar a la secretaria general del PSOE de Sevilla diciendo aquello de soy la máxima autoridad». El golpe tocó la fibra de Díaz, que respondió con virulencia: «Nunca voy a utilizar un titular de un medio de derechas para denigrar a un compañero», le repitió en un par de ocasiones, interrumpiendo a Sánchez. Susana Díaz también sacó al debate los nombres de Irene Lozano, exmilitante de UpyD que formó parte de las listas del PSOE después de criticar con mucha dureza a los socialistas andaluces por sus presuntos casos de corrupción, o el del exsecretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), que fue destituido «sólo porque salieron encuestas que no eran buenas», recordó la presidenta de la Junta de Andalucía.

Hubo dos asuntos en los que Patxi López se arrimó más hacia las posiciones de Sánchez: el primero fue el de reconocer el error que fue la abstención al PP, «no podemos acompañar las políticas del Partido Popular, tenemos que enfrentarnos a ellas». En esta línea, Sánchez reiteró la oferta que ya hizo hace unos días en Alcalá de los Gazules (Cádiz) para que el vasco se integre en su candidatura, pero recibió un zasca de López: «Me alegra que hayas integrado en tu programa político algunas de mis propuestas, quizá es porque no tenías ninguna».

También ambos coincidieron en rechazar que Susana Díaz pueda compatibilizar la secretaría general con la presidencia de la Junta de Andalucía: «Hay que dedicarse al partido en cuerpo y alma. No a media jornada. Si no arreglamos esto podemos desaparecer». La sevillana echó la vista atrás para repasar la época en la que Patxi López aglutinó la presidencia del gobierno vasco, la del Partido Socialista de Euskadi (PSE) y formaba parte de la Ejecutiva socialista de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Y Podemos, por supuesto. «Yo sé lo que quiero hacer con Podemos, y tú», le preguntó Díaz a Sánchez. Su respuesta fue la de convertir al PSOE en un partido ganador y a partir de ahí tratar de conciliar las posturas de todos los partidos de izquierda. Por su parte, López priorizó superar al PSOE antes de hablar de pactos con Podemos.