La resolución aprobada por el Comité Federal del PSOE no deja lugar a interpretaciones. Sus diputados tendrán que abstenerse en la segunda votación para facilitar la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Pero lo que ocurrirá en el hemiciclo es aún una incógnita. Entre otras cosas porque las federaciones más críticas siguen estando convencidas de que la credibilidad del partido se sostiene en un «no» sin matices a las políticas del PP. Y aunque la reunión de ayer nada tuvo que ver con la que le costó el puesto a Pedro Sánchez, está aún por ver si supondrá una hiriente ruptura con el PSC.
El presidente de la comisión gestora, Javier Fernández, tiene claro que el partido no puede seguir desangrándose y por eso está dispuesto a evitar esta fractura a toda costa. «Intentaré persuadirlos (por el PSC) para que sean respetuosos con una decisión que se ha tomado democráticamente y que es un mandato imperativo», dijo en sus primeras palabras ante la prensa tras conocerse la resolución del comité. Persuadir, un verbo que la RAE define como la capacidad para «inducir, mover u obligar a alguien con razones a creer o hacer algo», fue la palabra más repetida por el asturiano. No cejó en el empeño de dejar clara su postura, tan firme como resignado, a pesar de que algunos de más los críticos confirmaban a esa misma hora que mantendrían su negativa a Rajoy hasta el final, incluso rompiendo la disciplina de voto.
Los hubo, como las diputadas Susana Sumelzo (Zaragoza) o Mar Romiguera (Zamora) que lo expresaron abiertamente y otros, como el líder de los socialistas catalanes, que lo dejaron a la interpretación de sus ambiguas palabras. Miquel Iceta habló de «inteligencia» para favorecer que el PSOE y el PSC sigan «caminando juntos». Pero por encima de las palabras están las decisiones y ayer el primer secretario del partido ya tomó la primera. Para este martes ha convocado un Consell Nacional extraordinario que abordará su postura definitiva más allá de lo dicho por el comité.
La opción de los catalanes coincide con la de otras federaciones, que apuestan por una «abstención técnica» en la que solo opten por esta vía los 11 diputados que serían necesarios para desbloquear la situación política del país. Pero Javier Fernández prefiere ni valorar esa posibilidad y remitirse a la decisión del comité como la directriz que deben seguir todos los socialistas. ¿Y si no es así?. Aunque la Constitución Española es muy clara y dice que «los miembros de las Cortes no estarán ligados por mandato imperativo», los estatutos del PSOE prevén que aquellos que rompan la disciplina de voto podrían ser expulsados y multados hasta con 600 euros.
La otra gran duda es lo que hará Pedro Sánchez. Ayer ya se ausentó del Comité Federal y hay quien ya desliza que podría hacer lo mismo el día de la sesión de investidura. No lo será sencillo abstenerse después de dejarse la piel en el «no» pero tampoco romper la disciplina de voto siendo exsecretario general. Al menos en Twitter no ocultó su pensamiento: «Pronto llegará el momento en que la militancia recupere y reconstruya el PSOE. Un PSOE autónomo, alejado del PP, donde la base decida. Fuerza». Parece que los socialistas han desbloqueado el país a cambio de una división interna a la que le quedan por escribir demasiados capítulos.