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Ecoperiodismo

Una radiografía de la gestión forestal sostenible

La gestión forestal sostenible es un motor de creación de empleo, pero los criterios de la bioeconomía supone también un aumento en la protección ambiental de los recursos forestales y de los ecosistemas

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
29 dic 2018 / 06:30 h - Actualizado: 30 dic 2018 / 17:53 h.
"Medio ambiente","Ecoperiodismo"
  • Un campesino del sector maderero. / EFE
    Un campesino del sector maderero. / EFE

Los bosques son parte de nuestro entorno, economía, cultura y tradiciones. Suministran un recursos energéticos renovables, son el hábitat de especies animales y vegetales, reducen el cambio climático, protegen el suelo de procesos difícilmente reversibles como la erosión... Pero también son un recurso económico. El uso maderero se remonta a épocas ancestrales. Sin embargo, en la actualidad es esencial que la utilización de los recursos madereros de los bosques sea sostenible con su protección. Esa es la base de la bioeconomía sostenible: lograr la armonía entre los beneficios económicos, ambientales y sociales de los bosques. “El predominio de una de las funciones de las masas forestales a expensas de las demás crea un desequilibrio que conlleva un impacto negativo en la sociedad”, explican expertos de Forest Europe.

Los bosques europeos representan casi el 5% de toda la masa forestal del planeta. Las 215 millones de hectáreas forestales equivalen a un 33% del total del territorio europeo. Europa es la única región del mundo en la que las áreas de bosque se han expandido continuamente en los últimos 20 años gracias a la gestión sostenible de los espacios forestales.

En España el caso más significativo podría ser la Comunidad Autónoma de Galicia, donde la producción final agraria de origen forestal alcanza cada año los 80.000 cortas, que generan cerca de 300 millones de euros por la venta de esa madera. Una cifra que se multiplica hasta alcanzar los 2.000 millones de euros de agregación en la cadena de la madera.

En Galicia el sector de la madera ha tenido un crecimiento continuado. Según datos de la Asociación Forestal de Galicia, Confemadera Galicia, el Gobierno autónomo y la empresa maderera ENCE, en la actualidad la producción de madera a través de cóníferas y eucaliptos alcanza casi los 8 millones de metros cúbicos y suponen una facturación de más de 228 millones al año. De estas cortas, más de la mitad (4,5 millones de metros cúbicos) proceden de eucaliptales, frente a 3,5 millones de metros cúbicos de coníferas. En porcentajes, el 17 por ciento de la superficie forestal ocupada por eucaliptos es el origen del 54 por ciento de la madera cortada.

Tal es la importancia económica del sector maderero que el 1,8 por ciento del PIB gallego lo supone el sector forestal , dando un empleo directo a 15.000 personas (un 1,3 por ciento del total de empleo en Galicia y el 12 por ciento del empleo industrial de esta comunidad autónoma). Si ponemos la lupa en el empleo indirecto las cifras se elevan hasta las 60.000 personas (un 5,3 por ciento del empleo total de Galicia). En términos comparativos: cada 100 metros cúbicos de madera que se transforman sostienen un empleo.

Los expertos aseguran que en Europa hay un déficit de 300 millones de metros cúbicos de madera cada año, y que la tendencia es a que ese déficit siga aumentando

Un sector que saca músculo, pero que es consciente de que tiene en su sector forestal una ‘gallina de los huevos de oro’ a la que no pueden comerse. De ahí la importancia crucial de hacer esta producción atendiendo a criterios de sostenibilidad forestal. Aseguran las empresas del sector consultadas que “el valor económico de los recursos de origen biológico tienen que gestionarse de manera eficiente y sostenible”. Para ello afirman hay que implementar “procesos respetuosos con el medio, así como el desarrollo de los entornos naturales”.

La certificación forestal es una de esas garantías implementadas ya en la gestión de la madera. A través de un proceso de evaluación de propiedades y empresas forestales, realizada por una entidad independiente, se verifica que se cumplen con estándares medioambientales, que han sido previamente acordados de forma internacional por los sectores implicados. Para el consumidor existen formas de identificar esta certificación con sellos en los productos, fundamentalmente el FSC o el PEFC.

El FSC, siglas de Forest Stewardship Council (Consejo de AdministraciónForestal), está basado en la Conferencia de Río (1992) y es apoyado por las principales ONG´s ambientalistas. Permite certificaciones individuales y agrupadas y suponen procesos largos, con consultas públicas, siendo la propia FSC la que acredita a las empresas certificadoras.

Por su parte, la etiqueta PEFC, siglas de Programme for Endorsement of Forest Certification Schemes (Programa para el Reconocimiento de Esquemas de Certificación Forestal), se basa en las Conferencias Ministeriales Europeas y está apoyado inicialmente por sector forestal (propiedad e industria). Admite certificaciones regionales y los procesos de certificación son más cortos y sencillos. En este caso, las entidades de certificación están acreditadas por organismos independientes.