Cuando se dice objeto volador no identificado simplemente se está haciendo referencia a todo aquello que vemos en el cielo y que inicialmente no sabemos lo que es, una posterior investigación determinará su origen o no, pero se huye mucho de relacionar ese fenómeno ovni captado con hombrecillos verdes o naves inteligente tripuladas venidas desde puntos lejanos del Universo para visitar a estos belicosos terrícolas.

El fenómeno ovni parece, por días, obsoleto, sin embargo siempre está generando noticias e informaciones, y lejos de desaparecer es un fenómeno que siempre está vivo, con mayor o menor incidencia de los avistamientos.

El nombre de Alerta OVNI lo dio por primera vez de forma popular el periodista Antonio José Alés en su mítico programa radiofónico Medianoche (Cadena SER) fue, posteriormente, Miguel Blanco en Espacio en Blanco (RNE) quien siguió esa línea y que tenía como misión congregar a cientos, o miles, de personas en un punto para observar el cielo y tratar de captar lo imposible, los no identificados.

Hay zonas muy importantes en España donde los ovnis (sean lo que sean) parecen manifestarse, en Cádiz tenemos la Bahía o el Campo de Gibraltar (tan susceptible a ser identificados finalmente con vuelos no autorizados), en Sevilla la zona de la Cornisa del Aljarafe, en Madrid su Sierra, uno de esos puntos en Madrid es el embalse de La Jarosa, en la sierra de Guadarrama, allí el grupo de investigación y contacto Daguian lleva a cabo algunas de sus experiencias en materia ufológica, se trata de «un grupo de amigos amantes del misterio, parapsicología y fenómenos ovnis», se formaron como tal tras una experiencia de avistamiento y 2013 tres de ellos fundaron el grupo después del avistamiento de tres puntos luminosos «blancos y en formación» en el cielo de Madrid, estaban junto a Enrique de Vicente, conocido divulgador y director de la revista Año/Cero.

Con la llegada del verano proliferarán las alertas ovni, muchas de ellas surgen de forma espontánea tras la huella de los ovnis, como la surgida en Sevilla por el investigador Javier Lobato; en otras serán convocadas por espacios radiofónicos como Milenio 3 de Iker Jiménez (en Andalucía fue multitudinaria la realizada en Olivares siendo el que esto escribe –Jose Manuel García Bautista– corresponsal y coordinador de la misma en la provincia) o el citado Espacio en Blanco; las menos serán de forma anónimas y personales pero, en cualquiera de los casos todos irán armados con muchas ganas, ropa de abrigo, sus móviles y aparatos para observar el cielo y saber diferenciar lo que es un ovni de los satélites, la ISS y otros objetos en órbita con nuestro planeta.

Este año ha sido este pasado 16 de junio (2018) en el Parque Berrocal de Sevilla, cuando se ha organizado, por Javier Lobato, la Alerta OVNI... Tiempo de verano, tiempo de mirar al cielo y buscar ovnis, otra cosa será encontrarlos.

José Manuel Mora vivía en Sanlúcar la Mayor y fue testigo de un suceso que quedaría registrado en las páginas de la ufología nacional saltando a los informes del GEU (Grupo de Estudios Ufológicos) y a las páginas del diario Abc. «Era como una gran sopera de un rojo intenso. Desapareció unos instantes, pero al darme la vuelta lo vi inmediatamente».

Sucedió un 13 de Marzo de 1975, nuestro testigo era estudiante de delineación de la Escuela Profesional Marcelo Spínola de Umbrete. Vivía entre las localidades de Sanlúcar la Mayor y Benacazón, su padre era el casero de la finca y él era un aficionado del tema ovni. Aquel día, sobre las 18.00 h., llegaron a la puerta de la finca, aún estaba el terreno mojado por las recientes lluvias y de repente: «Ya estaba dentro de la finca, del chalet, cuando vi pasar por detrás de la vivienda y en el ángulo de la azotea un objeto de color anaranjado. No dije nada a nadie, pero enseguida se me vino a la mente la idea de que aquello que yo había visto pudiera ser un ovni».

José Manuel Mora prosigue: «Cuando mi padre abrió la cancela nos dirigimos hacia la casa. Lo primero que se me ocurrió fue fotografiarlo y tuve que esperar a que mi padre abriera a puerta de la casa para coger la cámara. Dentro de unos días iban a venir unos primos míos y tenía preparada la cámara –mi pequeña Kodak Instamatic c/25– para tirarle algunas fotos. Por fin pude entrar en la casa y tomar la cámara para dirigirme inmediatamente al chalet y subir a la azotea. Ya en la azotea miré a mí alrededor para ver si lo veía de nuevo, pero no fue así. El objeto se había marchado, había desaparecido... Estuve intentando divisarlo y ya me disponía a abandonar la azotea cuando, entrando por la puerta del ascensor, vi un reflejo a mis espaldas: era el objeto. Venía muy deprisa, pero fue aminorando velocidad hasta que se situó en frente de la azotea, en el lado que da al sur y encima de un pino mediterráneo que hay unos mil o mil quinientos metros de donde yo estaba. Cuando le vi de nuevo no pude fotografiarlo tampoco, ya que no tenía cargada la máquina y tuve que pasar la película. Por fin tuve preparada la máquina y pude tirar la primera foto. Por entonces el objeto se había colocado encima del pino y había disminuido bastante su velocidad, por lo que pude asegurar mejor la fotografía y el encuadre. A partir de entonces el objeto empezó a aumentar de nuevo la velocidad y le tomé la tercera fotografía. Esa foto después, en el revelado que efectué, aparece como un fuerte destello luminoso. A partir de ese momento dejé de ver el objeto. Bajé precipitadamente de la azotea y me dirigí a mi casa. Allí tomé una bicicleta y me dirigí al lugar donde vi desaparecer al objeto pues me parecía que había aterrizado. Como lo vi desaparecer por donde estaba el pino, me dirigí hacía él. Ya en sus inmediaciones percibí un olor desagradable y fui hacia donde creí que procedía. Tras unos momentos de búsqueda vi un pequeño naranjal y en él unos agujeros en el suelo. Tomé algunas fotografías porque creí que aquellos agujeros debían ser huellas dejadas por el objeto al aterrizar».

Impactado por su vivencia continuaba relatando: «Mientras estaba tomando las fotografías presentí que algo estaba volando y, sin saber por qué, tiré una foto al cielo. No sé ni por qué la tiré, pero parecía que algo me decía que allí había algo, y sin embargo, aparentemente, no veía nada. Después cogí de nuevo la bicicleta, volví a casa, desmonté el carrete y lo llevé a que me lo revelaran a la casa de fotos de Sanlúcar y esperé los resultados. Cuando los tuve en mi mano no podía resistir la tentación de decírselo a alguien y decidí contárselo a dos amigos míos. Al principio no daban crédito a mis palabras, pero tuvieron que rendirse a la evidencia cuando les mostré las fotografías. Uno de ellos y yo conocíamos a Manuel Osuna, ufólogo de conocida fama, y me aconsejó que fuera a verle y hablar con él. Días más tarde fui a casa de Manuel Osuna y este me dijo que le dejara los negativos para poderlos estudiar. Envió los negativos a Madrid para que los revisara un equipo de expertos. Al cabo de unos meses recibí una llamada telefónica de Manuel Osuna. Volví a su casa. Allí estaban las fotos ampliadas y un informe de los técnicos».

Manuel Osuna, pionero en la investigación ufológica en Andalucía, había mandado hacer un estudio de aquellas fotografías del joven José Manuel Mora, el informe decía: «Tanto el aspecto general como el formato del mismo, claramente amateur, nada hace sospechar que el cliché se haya destinado desde un principio al trucaje. Estos son procesos fotográficos que, aunque sencillos, requieren una limpieza de ejecución que se grandemente dificultada en el caso de negativos del formato comúnmente llamado miniatura, como el de este caso. El examen, a simple vista, del negativo, no hace pensar en ningún momento que haya sido sometido a ulteriores manipulaciones; de una sensibilidad media (21 DIN) aproximadamente, de marca y fabricación estándar, ha sido expuesto con cámara tipo amateur (Instamatic), cuyo objetivo fijo no permite trucajes del tipo de doble exposición y cuya velocidad de obturación, aún más estándar y también fija, no permite tampoco fijar imágenes en movimiento demasiado rápido, lo que explicaría, al menos en parte, la trepidación de las imágenes. El grano del negativo, medio, hace pensar, una vez más, en proceso amateur totalmente inofensivo. No se parecía, asimismo, ni reticulaciones del grano, ni irregularidades del mismo (a nivel macroscópico), ni tornasoles que hagan pensar en trucajes de tipo químico. En consecuencia, las imágenes obtenidas son reales y sin trucajes anteriores o posteriores al revelado».

En las ampliaciones además compruebas cómo aparece un objeto ovalado que en las fotografías originales (sin ampliar) no parecía estar, el acto de la ampliación y retoque de valores hizo que surgiera.

El objeto ovalado, el ovni, parecía estar ascendiendo o en posición de despegue. Los técnicos calcularon sus dimensiones en unos treinta metros de diámetro.

Así fue como José Manuel Mora, de 17 años, captó lo imposible –un ovni– un 13 de marzo de 1975, en Sanlúcar la Mayor.

Sucedió un 22 de diciembre de 1971 en la localidad sevillana de Osuna. Una pareja de abogados, Alfonso del Castillo y Purificación González, viajaban en su vehículo por aquella carretera. De repente se vieron sorprendidos por una misteriosa luz de color violeta, aquella luz se elevó y desapareció para volver a aparecer justo tras el vehículo de la ya intranquila pareja.

Cuando el automóvil se acercaba a algún pueblo o lugar habitado se elevaba para volver a situarse tras ellos una vez pasada la misma... Aquella luz parecía acercarse más y más a ellos, la luz crecía en tamaño, la radio comenzó a sufrir anomalías...

Comenzaron a sentir un zumbido de tono agudo... En los sillones traseros del vehículo llevaban a un cachorro que despertó y comenzó a mostrar intranquilidad y aladrar hacia el techo...

Decidieron parar en un establecimiento de carretera, pero al regresar a la misma la luz surgía tras ellos... Les acompañó hasta que en una curva aquel misterioso objeto –de notable tamaño– les sobrepasó... Los sorprendidos testigos lo describieron como una especie de elipse que calculó que tendría unos siete metros de longitud con una serie de luces o focos en su estructura. Los focos centrales tenía un tamaño mayor y su intensidad era más potente.

Mientras aquel artefacto les pasaba Alfonso del Castillo pisó el acelerador pero el automóvil manifestaba unos claros síntomas de perdida de potencia, ¡apenas cogía los 40 kms/h!

La luz, tras muchos kilómetros de persecución se perdió en el cielo para llevar la tranquilidad a aquella asustada pareja.

La península ibérica parece uno de esos lugares elegidos preferiblemente por estos singulares visitantes para manifestarse y particularmente en Andalucía, la comunidad autónoma de España que más avistamientos y encuentros ufológicos registra estadísticamente. La diversidad es inaudita, y sus casuística realmente sorprendente. Las oleadas ovni se manifiestan con numerosos avistamientos en los cuatro puntos cardinales de nuestro país. Desde los extraños avistamientos en la región gallega, pasando por los no menos curiosos de la región levantina o la inusual y sorprendente oleada andaluza con especial relevancia en la zona sevillana del entorno denominado como Triángulo Magnético en cuyos vértices se encuentran las localidades de Aznalcóllar, Gerena o El Castillo de las Guardas, por destacara alguna zona de mayor incidencia.

El fenómeno ovni, sin lugar a dudas, es uno de esos cuyas derivaciones lo convierten en un tema de investigación casi infinito. Desde el fenómeno ovni como tal y atendiendo a un criterio literal de su definición como lo es o son los objetos volantes no identificados, atravesando los controvertidos temas como el contactismo, visitantes de dormitorio, abducciones, encuentros cercanos con naves y seres de aspecto humanoide de procedencia desconocida, la trans-ufología y muchas otras derivaciones.

A diario se producen, en todas partes del mundo, un gran número de avistamientos, contactos, abducciones y todo tipo de fenómenos relacionados con el tema ovni, fenómenos que nos hacen meditar en la posibilidad de la existencia de vida inteligente en otros lugares de nuestro infinito Universo y de las posibles visitas a este remoto punto ubicado en algún lugar de una perdida galaxia...