55 años después, Barbie ya no es solo rubia y con ojos azules. No tiene el tipo perfecto, ni el pelo largo, liso y sedoso, ni unas piernas de vértigo. Barbie es como cualquier chica o mujer de la calle. Puede ser morena, entradita en carnes, con todas sus curvas, de cualquier estatura y con el pelo corto y rizado. La firma Mattel, con la línea Fashionistas@, se ha saltado a la piola casi seis décadas para romper con los estereotipos que describían a la muñeca más famosa del mundo, metiéndola de lleno en la realidad.
Con el lanzamiento de tres modelos nuevos con tres tipos de cuerpos diferentes, gran variedad de tonos de piel, peinados y trajes, que conducirán a diferentes formas de juegos, pretenden también acallar críticas sobre la poca representación de diversidad que tenía la muñeca e impulsar sus ventas.
«Barbie siempre ha reflejado el mundo que las niñas ven a su alrededor. Su habilidad para evolucionar y crecer con el paso del tiempo, manteniéndose fiel a su espíritu, ha sido la razón por la cual se ha mantenido como la muñeca número uno en el mundo», afirma Richard Dickson, President y Chief Operating Officer de Mattel en un comunicado remitido a los medios.
Los niños y niñas pueden ahora escoger entre los modelos tall, petite y curvy, y entre sus siete tonos de piel, veintidós colores de ojos, veinticuatro peinados e innumerables prendas y accesorios de moda –zapatos planos incluidos–, continuando en 2016 con el camino iniciado en 2015, cuando Mattel añadió veintitrés muñecas nuevas a esta colección.
Desde ayer las nuevas Barbies se pueden adquirir en la web www.barbie.com, y en breve estarán a la venta en tiendas. Este esfuerzo de Mattel, llevado durante meses en secreto, da un giro drástico a su orientación dentro del mundo de la juguetería, dentro del que se incluye que Barbie deje de ser, definitivamente, un juguete solo para chicas. De hecho, ya en la publicidad del año pasado, se integró a un niño en el spot.
Pero estas revolucionarias actuaciones no solo vienen avaladas por el devenir de los tiempos. Pese a que la marca hace mil millones de dólares en ventas al año y tiene integrado el producto en más de 150 países de todo el mundo, necesitaba un revulsivo, por muy arriesgado que este fuera, para mantener el rumbo de la compañía.
Desde 2012 las ventas de este icono infantil han sufrido una caída de más del 20 por ciento y la tendencia seguía siendo negativa. La llegada al mercado otros iconos para las niñas como la muñeca Elsa de Frozen o todo el marketing desarrollado alrededor de personajes Disney de corte real como Violetta o, más recientemente, los de la serie de moda Los Descendientes, también han tenido un impacto importante en la compañía.
Cifras aparte, lo cierto es que ética y pedagógicamente los que se benefician de estas mejoras son los niños, cuya educación debe incluir también la diversidad. Ser alta, baja, rellenita o delgada es representativo de una realidad y ahora también estará en los anaqueles de las jugueterías.