Cuerpos incorruptos en Sevilla

No es el argumento de ninguna película y en Sevilla encontramos algunos buenos ejemplos de ello.

24 ago 2016 / 16:22 h - Actualizado: 25 ago 2016 / 12:06 h.
"La aventura del misterio"
  • Cuerpos incorruptos en Sevilla

Seguramente alguna vez le hayan hablado que hay cuerpos, de personas fallecidas, de difuntos, que al morir no se descomponen y guardan toda la tersura en su piel como si estuvieran aún vivos pese a que han podido pasar décadas o siglos desde su muerte. No es el argumento de ninguna película y en Sevilla encontramos algunos buenos ejemplos de ello. El milagro de lo inexplicable o de la propia vida extraordinaria de sus protagonistas con la que se ganaron, en algunos casos, una merecida santidad.

Uno de esos queridos personajes es Sor Ángela de la Cruz. Nació en Sevilla en el año 1.846, de familia numerosa y pobre, trabajadora y piadosa. Desde muy joven trabajó en un taller como aprendiza de zapatería, a la vez que se entregaba al servicio de los más pobres y marginados.

Bajo la guía de un experto confesor, el P. Torres, intentó hacerse religiosa, hasta que comprendió que el Señor la llamaba a fundar una congregación, la Compañía de Hermanas de la Cruz, que, viviendo con gran austeridad, atendían a enfermos y menesterosos. A pesar de no tener estudios, dejó escritos de gran profundidad. Su vida y espiritualidad tienen rasgos franciscanos muy marcados.

Falleció el 2 de marzo de 1.932 en Sevilla. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II, el 5 de noviembre de 1.982, y canonizada por el mismo, en Madrid, el 4 de mayo de 2.003. Su cuerpo incorrupto reposa en su capilla, del convento de las Hermanas de la Cruz.

Cuenta la leyenda que Doña María Coronel, tras la muerte de su esposo, Juan de la Cerda, se encerró en sus propiedades sin querer saber nada de lo que sucedía fuera. A pesar de su retiro, Pedro I el Cruel quiso conquistarla como fuese. Ante tal acoso, Doña María decidió, por voluntad propia, retirarse al convento de Santa Clara, creyéndose a salvo de Pedro I.

Pero el rey, siguió acosándola con cartas y enviados. Finalmente, agotada y viéndose desprotegida ante Pedro I, se arrojó aceite hirviendo en el rostro, quedando horrorosamente desfigurada. Tras ese doloroso momento, el rey se olvidó de ella pero la amparó con su protección, sin dudas sintiendo profundo remordimientos.

Más tarde fundaría el convento de Santa Inés, en el cual murió a la longeva edad de 73 años. Actualmente su cuerpo se mantiene incorrupto o momificado, en una sepultura del propio convento.

Todos los días 2 de Diciembre, se expone al público el cuerpo incorrupto de Doña María Coronel, en el Convento de Santa Inés, situado en la calle que lleva el nombre de la monja.

Fernando III es el Santo Patrón de Sevilla, hijo de Alfonso IX y Berenguela, nació en la población zamorana de Valparaíso en el año 1.199 o 1.201. Tras la muerte de Enrique I y de su padre Alfonso IX, en 1230, une las coronas de Castilla y León.

Cabeza de la Reconquista en 1.224, logró situar a la corona Castellano - Leonesa en la primera, por extensión, de España. Falleció en el año 1.252, fue enterrado en la Catedral de Sevilla y canonizado en 1.671. Coincidiendo con su onomástica, que se celebra el 30 de mayo, es expuesto su cuerpo incorrupto, en la Catedral de Sevilla.

Durante su vida fue protagonista de numerosas experiencias místicas donde la Virgen María era la protagonista y parecía indicarle los pasos a seguir en su vida. Mil y una experiencia mariana se cuenta del Rey Santo y la Virgen, quizás la más conocida la que tuvo a la Virgen de los Reyes como eje de la piadosa aparición en los momentos previos a conquistar Sevilla o el milagro de la realización de la imagen, un milagro que tiene más de regalo de su primo San Luis de Francia que de celestial, pero la leyenda es la leyenda.

Es sólo un breve repaso a los cuerpos incorruptos que podemos encontrar en Sevilla aunque esta ciudad hace gala de otros personajes que no desmerecen, en absoluto, a la vieja Híspalis.