El arte que tienen los videojuegos

El ‘remake’ de ‘Shadow of the Colossus’ vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre si el videojuego puede ser considerado como una forma de expresión artística más allá de su concepción como herramienta lúdica

28 feb 2018 / 08:10 h - Actualizado: 28 feb 2018 / 08:10 h.
"Videojuegos"
  • Un ejemplo de como con juegos simples se alcanzan aventuras muy grandes es Journey.
    Un ejemplo de como con juegos simples se alcanzan aventuras muy grandes es Journey.
  • The Last Guardian es digno de considerarse una obra maestra por su capacidad de emocionar al usuario con sus personajes, ambientación y efectos sonoros.
    The Last Guardian es digno de considerarse una obra maestra por su capacidad de emocionar al usuario con sus personajes, ambientación y efectos sonoros.
  • El alejamiento de las convenciones es una seña de identidad en la obra de Fumito Ueda.
    El alejamiento de las convenciones es una seña de identidad en la obra de Fumito Ueda.
  • Child of Light es un juego de rol contado en verso.
    Child of Light es un juego de rol contado en verso.

Los tiempos han cambiado. Hasta no hace mucho tiempo los museos y las iglesias eran los lugares a los que había que acudir si se quería contemplar arte. La ópera también era núcleo cultural pero solamente al alcance de unos privilegiados. En la actualidad, ponerse delante de un cuadro en una pinacoteca o ver un mosaico en una catedral son dos de la infinidad de formas que hay de acceder al arte. El motivo es que la concepción de arte, es decir, lo que la sociedad califica como una obra de dicha categoría, al igual que los tiempos, han cambiado. La cuestión es: ¿puede el videojuego ser considerado también como arte?

Según la Real Academia de la Lengua, el arte es la «manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros». Esta definición será la guía para poder resolver la cuestión planteada.

Lo primero a tener en cuenta es que nadie puede decir con rotundidad que algo es arte o no debido al hecho de que no se le puede decir ni enseñar a otra persona qué es lo que tiene que sentir. La concepción de arte es muy subjetiva, precisamente por este motivo, porque entran en juego los sentimientos del individuo. Se puede estar delante de un cuadro o ver una película que no provoque reacción alguna, sin embargo, la persona que está al lado puede estar teniendo unas emociones y llegar a considerar ese objeto como arte.

La obra de arte, por lo tanto, no se considera como tal hasta que llega a la persona, llamémosla lector, oyente, espectador o usuario, ya que consiste en la transmisión de sentimientos y, sobre todo en la capacidad del ser humano de llegar a emocionarse con algo. La tecnología ha hecho posible que en la actualidad una persona consiga esta emoción y llegue a conectar de múltiples maneras. Los videojuegos además, al igual que el cine y la literatura, han permitido que el individuo pueda viajar a mundos imaginarios.

Un formato multidisciplinar

Cada forma de expresión artística tiene su propia forma de expresarse. La literatura utiliza las palabras para recrear mundos, la música consiste en relacionar el sonido con las sensaciones del oyente. El teatro se sirve de la interpretación humana para construir historias, la pintura necesita del color para llegar a las personas mientras que la escultura necesita de los materiales de la tierra para expresar su forma de ver a las personas, igualmente la fotografía consiste en perpetuar en el tiempo un momento determinado de la realidad. El videojuego por su parte es una mezcla de todas estas disciplinas. A la hora de desarrollar una aventura interactiva no se necesita solamente programadores informáticos sino de un equipo multidisciplinar y especialistas en diferentes ramas artísticas. La imagen que aparece en la pantalla es el resultado final de un proceso en el que han intervenido unos guionistas que han escrito la historia, unos músicos que han compuesto una banda sonora o como mínimo efectos sonoros, en algunos casos se necesita de actores para capturar sus movimientos y dotar de vida a los personajes del juego así como unos artistas que hagan los bocetos de personajes y escenarios antes de que sean traslados al formato digital.

La interactividad del jugador

Con los videojuegos se consigue algo que el resto de expresiones artísticas desean pero son incapaces de lograr: la implicación total de la persona que está frente a la obra. Con la literatura lo máximo que logra el lector es imaginarse ese mundo que se le está presentando en las páginas de un libro; oír una melodía o ver una película, por su parte, son actividades pasivas en las que de ninguna forma el oyente o espectador pueden formar parte de este tipo de arte.

Sin embargo los videojuegos no son solamente experiencias en las que el usuario ve al protagonista sino que llega a convertirse en él y pasa a ser el sujeto que vive la aventura. Esto es debido al factor de la interactividad, se le pide que tome el control del personaje a través de diversas acciones o mecánicas con el mando y que tome partido en el contenido que se está mostrando en la pantalla. De esta forma, si el primer paso para que algo sea considerado arte es que debe llegar a la persona, el videojuego y, sobre todo, su esencia, es el mejor producto para conseguirlo gracias a la conexión que se establece entre el individuo y el contenido que está apareciendo en la pantalla.

El mundo artístico de Ueda

Al igual que ocurre con el resto de expresiones artísticas, no existe una receta o fórmula mágica que haga de un producto una obra de arte. Sin embargo, hay desarrolladores que parecen estar muy cerca de tenerla. Un ejemplo es Fumito Ueda, creador de la trilogía compuesta por Ico, Shadow of the Colossus y The Last Guardian. Estos videojuegos, aunque se han lanzado con una diferencia de varios años entre uno y otro -2001, 2005 y 2016, respectivamente-, y para diferentes generaciones de consolas, son considerados dentro de este sector de entretenimiento como referentes y obras artísticas a partes iguales.

Si hubiera que extraer solamente una característica de toda la obra de Team ICO sin duda sería su alejamiento de las convenciones. Los videojuegos de aventuras centrados en épocas pasadas y con tintes medieval suelen tener a un protagonista -caballero con armadura- que con su espada debe librar al reino del brujo de turno y rescatar a la princesa. Suele haber personajes secundarios que ayudan al héroe así como un mundo abierto con multitud de tareas por realizar. Nada más lejos de la realidad con Ueda. Shadow of the Colossus, cuyo remake ha salido recientemente para PlayStation 4, traslada al usuario a una basta tierra donde él es el único ser viviente aparte de las criaturas -colosos- que debe vencer. Mientras que en la mayoría de los videojuegos el jugador es consciente de que es el protagonista y todo gira a su alrededor, en este caso es lo contrario, la idea es hacerle ver lo insignificante que es debido a un sentimiento de soledad presente en toda la aventura. The Last Guardian en cambio se centra en la relación de amistad que pueden establecer un niño con un animal. La representación de los animales en los videojuegos es de papel secundario de herramienta de ayuda para el personaje principal. Sin embargo Trico, la criatura del último videojuego de Ueda cobra tal protagonismo y se llega a empatizar tanto con ella que se está más preocupado por su seguridad que por la del personaje que se controla. La capacidad de transmitir sensaciones por parte de Trico, sumado a un efecto sonoro que llega a lo más hondo del usuario y una representación gráfica a la altura de la mejor obra pictórica hicieron de The Last Guardian una obra de arte capaz traspasar la pantalla y emocionar. La innovación en la obra de Fumito Ueda comenzó no obstante con Ico. Este juego rompió con los cánones establecidos al contar una historia y crear un vínculo con la menor cantidad posible de elementos: dos personajes y un escenario que recorrer. Fin. Se crea una experiencia pura dejando a un lado todos aquellos elementos innecesarios. La épica es sustituida por el silencio y la sobriedad, de esta forma el jugador llega a sumergirse en un mundo que no es el suyo pero lo acepta como si lo fuera.

Otras obras de arte

A diferencia de otras formas de expresión artística, los videojuegos están prácticamente en pañales, son muy jóvenes debido a que su origen se remonta a apenas cuarenta años a comienzos de los años 70. Sin embargo, a pesar de su juventud, es posible encontrar obras de arte debido a los sentimientos que provocan, su originalidad y sus similitudes con otras artes.

Child of Light es un caso a tener en cuenta. Alejándose de su saga principal, Assassin’s Creed, Ubisoft lanzaba en 2014 este juego de rol en 2D. ¿Por qué es especial este título? La respuesta está en su diseño. Cada escena que aparece en la pantalla parece que es una acuarela. De hecho los desarrolladores confesaron en su día que ilustradores de finales del siglo XIX y comienzos del XX como Arthur Rackham o Gustave Doré les sirvieron de inspiración para crear la estética de este juego. Por si esto no fuera suficiente, se muestra una originalidad e innovación aún mayor ya que la historia está contada en verso y siendo los diálogos rimas que se van lanzando los personajes entre sí.

Por su parte Journey es la sensación de estar ante un cuadro que se mueve no solamente por cómo está diseñado gráficamente. La intención con que el artista ha pintado un cuadro puede en muchos casos ser desconocida como igualmente ocurre con este juego de ThatGameCompany. No hay diálogos ni textos, no se sabe la identidad del protagonista, solamente por instinto se deduce que hay que llegar a una montaña que se alza en el horizonte, pero sin saber por qué. Tal es así que el juego acaba sin dar ninguna explicación. Todo queda en la interpretación que el usuario quiera darle. Journey ofrece un viaje relajante con un estilo artístico como pocas veces se ha visto y con la finalidad de hacerte pensar.

Para finalizar, una pregunta para precisamente hacer lo mismo que en Journey: reflexionar. Subjetividad, factor emocional y conexión con el individuo son aspectos relacionados con el arte, por lo tanto, ¿se debería clasificar oficialmente al videojuego como el décimo arte? ~