Nos han vendido un cuento. O, al menos, eso es lo que ha intentado el jurado del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz. Pero el Bizcocho no entiende de cuentos y todos sabemos que la chirigota de La Rinconada merecía estar en las semifinales del concurso, incluso en la final que ha acabado esta misma mañana.
La chirigota del Bizcocho fue la auténtica revelación del certamen en 2017. Tras varios años pasando por el Falla sin obtener grandes frutos, el grupo rinconero pegó un auténtico pelotazo con No te vayas todavía. Finalmente, un tercer puesto que supo a poco. El reglamento del concurso le impidió ganar el certamen, pese a la aclamación popular. Eso fue lo que provocó que el patronato del COAC cambiara las bases y, este año, no contaran las puntuaciones de preliminares para el cómputo final. El Bizcocho consiguió mejorar las normas del carnaval.
La responsabilidad con la que el grupo acudía este año al Gran Teatro Falla era alta. No quería defraudar. Y no lo hizo. La chirigota se ha consolidado en el Carnaval de Cádiz y, pese a su procedencia, cuenta con el apoyo del aficionado. Pero no lo ha entendido así el jurado que dio un auténtico babuchazo al grupo dejándolo fuera de las semifinales. Cuando la decisión se hizo pública, las redes se incendiaron. En pocos minutos, la eliminación corrió como la pólvora y también la indignación del personal que vio, tras esta decisión, una maniobra un tanto oscura para acabar con la consolidación de una chirigota netamente sevillana en el Carnaval de Cádiz.
Hubo quien dijo que dejar al Bizcocho en cuartos suponía no jugársela a tenerlo que meter en una final que tenía muchas probabilidades de ganar. Son confabulaciones pero lo cierto es que la decisión del jurado no gustó nada. De hecho, el primer día de semifinales el público del Falla coreó el nombre del autor en señal de protesta. Una de las chirigotas más punteras de este año, Cai de mi arma (7,20), le dedicó el segundo pasodoble de semifinales al grupo. En fin, toda una aclamación popular.
El Bizcocho no entiende de cuentos y todo esto pareció un cuento de terror que ya casi ha pasado al anecdotario del Carnaval. Esa es la grandeza de esta fiesta que, al final, lo que realmente importa está en la calle y no entre las paredes del teatro. El Bizcocho se queda con el cariño que le ha demostrado el pueblo gaditano. Por eso, me atrevo a augurar que el año que viene volverá a subirse a las tablas del Falla. Entonces será el momento de responderle al jurado. Lo volverá a hacer con el humor y el ingenio que le caracteriza, algo que lo ha convertido en uno de los personajes del carnaval gaditano más relevantes del momento. Pese a todo, Bizcocho, no te vayas ni te quemes, todavía.