La aventura del misterio

El Enigma de los Reyes Magos

Hablamos de su desconcertante realidad histórica, simbología oculta, sus restos, la leyenda del cuarto Rey Mago e incluso del origen del Roscón de Reyes

06 ene 2019 / 06:30 h - Actualizado: 06 ene 2019 / 06:30 h.
"La aventura del misterio"
  • Los Reyes Magos están rodeado de un halo de misterio. / El Correo
    Los Reyes Magos están rodeado de un halo de misterio. / El Correo

Una de las tradiciones más arraigadas de las fechas navideñas es la Adoración de los Reyes Magos, sin embargo, su realidad es desconcertante en tanto nos han llegado, a lo largo de la Historia, diferentes versiones sobre sus nombres, número o procedencia.

La realidad histórica de los Reyes Magos

En las primeras representaciones de los míticos reyes iban sin corona, lo que lucían era un gorro frigio de mago, al igual que se presentaba Zoroastro. Los magos en la época estaban mal considerados y por ello se decidió 'ascenderlos' en la escala social.

Tampoco sabemos el número de reyes magos que fueron ya que se habla de cuatro, otros de doce e incluso de treinta, son diferentes versiones con diferente número de componentes. Sólo fue a partir del siglo VII cuando se dan los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, aunque los sirios los llamaron Kagpha, Badadilma y Badadakharida. En Etiopía los llamaron Ator, Sater y Paratoras, los griegos los llamaron Apellicon, Amerim y Serakim, o Hormizd, Jazdegerd y Pêrôz.

Su medio de transporte se dice que fue el camello, pero no se tiene tan claro pues el evangelista Mateo no lo específica, San Agustín dice que llegaron en dromedarios y otros en caballo.

El motivo de llegar a Belén fue, en principio, para adorar al Niño; pero podrían haber llegado para rendir homenaje al recién nacido, pues la traducción deriva de la palabra proskuneo que significa postrarse y besar.

En cuanto a los regalos ofrecidos al Niño, oro, incienso y mirra, tiene un simbolismo: el oro a la realeza, el incienso a la espiritualidad y la mirra a la muerte, quizás premonitorio de su destino.

Finalmente no se sabe que fue de ellos tras acabar su Adoración, Santa Elena -en el siglo IV- dijo haber encontrado sus restos y los hizo trasladar a Constantinopla y de allí, posteriormente, pasaron a Milán y a Colonia en el tiempo.

El día del 6 de enero procede de la fiesta de la Epifanía que celebran las iglesias orientales en sustitución de la fiesta del nacimiento del Tiempo Nuevo (el Aion).

El Enigma de los Reyes Magos
La adoración de los Reyes Magos hunde sus raíces en el pasado más remoto y misterioso. / El Correo

Simbología oculta de los Reyes Magos

La llamada fiesta de la Epifanía o Adoración de los Reyes Magos hunde sus raíces en el pasado más remoto y misterioso. Las primeras huellas de una festividad equivalente pueden encontrarse en el Egipto faraónico, para el cual la fecha del 11 tybi (6 de enero) era el día de la “manifestación del nuevo sol”. Epifanía, precisamente, quiere decir “manifestación”.

En los Evangelios el papel de los Reyes Magos está muy difuminado y hace falta recurrir a una interpretación esotérica para advertir su significado. Para René Guénon la figura de los tres Reyes Magos, “venidos de Oriente”, son la actualización de Melquisedec, mítico rey de Salem, “señor de paz y justicia”, a la vez que rey, sacerdote y profeta, un equivalente hebreo a la tradición universal del Rey del Mundo.

Adentrándose en los mitos de su iconografía, iconología y símbolos asociadas a cada uno de ellos tenemos representados en cuadros, códices, pinturas y grabados desde el siglo IV principalmente en Europa media y el Medio Oriente las siguientes correlaciones: Los Tres Reyes Magos, sus ofrendas, su apariencia y el animal que les vincula.

·Melchor: Un anciano blanco con barbas blancas. Su regalo para Jesús es oro, representando su naturaleza real. El Camello le transporta. La tradición que representa es la línea del conocimiento Védico de la India. Quizá el más antiguo, a los vedas como fuente de conocimiento y a la tradición solar como la línea más consistente de los Avataras, hijos del Bishnu y Shiva, reencarnado para dotar al hombre del camino del retorno al sol. La ofrenda es en alquimia el oro de los filósofos o el fuego universal de la Gran Obra.

·Gaspar: Joven de cabellos negros. Su regalo es el incienso, que representa la naturaleza divina de Jesús. El animal que monta es el Caballo, símbolo de la inteligencia humana que puede domesticar los impulsos. La tradición que representa es el Zoroastrismo Persa, vigente en los tiempos del cautiverio Judío en Babilonia y máxima representación del Mazdeismo, el Or Mazda como Rey Sol que se manifiesta como el misterio de la esfinge alada que guarda el Gran Secreto. El incienso como ofrenda representa al aire, la inteligencia de los cielos y la ciencia de la naturaleza. Tradición del Turquestán transhimalayico que de vez en vez deja verter las grandes enseñanzas a las tierras bajas de Turquía, Irán, Irak y desde luego Palestina, los recolectores de la Miel Dorada, el alimento de los hombre inmortales, la tradición Solar Sarmon o Sarmuni, de donde tiempos después bebiera el Gran Profeta Muhamad, el Señor lo Tenga en Su Gloria, llamado Mohamed o Mahoma, descendiente la tribu de Ismael, y quién recibiera el gran Secreto del Rostro del enviado Arcángel Gabriel.

·Baltasar: De raza negra. Su regalo a Jesús es mirra, que representa su sufrimiento y muerte futura. Su animal que monta el Camello. Su tradición es la de África del Norte, el Egipto Medio, la tradición Cobda Faraónica, los Hijos del Sol Osiris, e Isis la Gran Madre Nuth. Continuidad del aprendizaje del misterio de los Hombres Alados, Cobra Águila. Serpiente Alada, que revela sus misterios ante la Gran Esfinge. Su ofrenda representa en los aceites, el agua. Sustancia que sirve para preparar los cuerpos al morir, pero también al adquirir el nacimiento nuevo por el misterio del Baptisterio o Bautismo, purificación por agua. Ahí los tienes grandes reyes y magos, postrados de hinojos como dicen las escrituras de Mateo, unidos al cuarto elemento, Madre María la Madre Tierra y Estrella del Cielo, conjuntando los elementos necesarios para la revelación de la Quinta Esencia o Quinto Elemento, el Verbo Luz con Cuerpo de Hombre Sol. Grandes símbolos y misterio para las futuras generaciones.

El Evangelio -siempre siguiendo a René Guénon- ha dividido la función de Melquisedec en tres personajes, a la vez regios, que ofrecen a Jesús recién nacido, oro, incienso y mirra, símbolos de la realeza, el sacerdocio y la profecía. Tales ofrendas serían un reconocimiento del “Rey del Mundo” al papel divino de Jesús.

Pero también podemos recurrir a la tradición hermética y a la alquimia para intuir la importancia y el significado de la Epifanía. Se sabe por tradición que los Reyes Magos llegaron hasta el portal de Belén siguiendo las huellas de una estrella “de Oriente”. Pues bien, uno de los minerales utilizados por los alquimistas en sus laboratorios era el sulfuro de antimonio, que tiene la particularidad de, una vez fundido, contraer su superficie en la lingotera, dando origen en su centro a una estrella de seis puntas, que los alquimistas consideraban “la signatura con que el Divino había marcado a la materia prima de la obra filosofal”.

Esto, lejos de ser un apunte erudito, contribuye a redondear la figura de los “Reyes Magos”. En realidad, los partidarios de la alquimia sitúan esta ciencia por encima de cualquier otra técnica tradicional, en tanto que la realización de la obra hermética daría acceso a los tres poderes que caracterizaban a Hermes Trimegisto (el tres veces grande), el de la realeza, el sacerdocio y la profecía.

El Enigma de los Reyes Magos
Los colores de sus indumentarias dan una pista de su relación con la alquimia. / El Correo

La interrelación entre Reyes Magos y alquimia viene favorecida, además, por los colores de cada uno de ellos: blanco, rubio-dorado y negro, alusión apenas disimulada a las tres fases de la obra hermética: la obra al blanco o “albedo”, la obra al negro o “nigredo” y la obra al rojo o “rubedo”.

Pero también hay que ver en la fiesta de la Epifanía un momento de exaltación caballeresca, frecuentemente incorporado a los ciclos heroicos medievales. El rey pescador, el mítico Preste Juan, rey de un país remoto, rey y sacerdote a la vez, sería un avatar de los Reyes Magos. Juan de Hildesheim llega incluso a decir que era su heredero.

Fue el “Buen Barbarroja”, Federico I Hohenstauffen, quien renovó el culto a los Reyes Magos trayendo lo que consideraba sus restos a Colonia. Esto ocurría en el siglo XIII y dio origen a la “fiesta de los locos”. En medio del jolgorio general, cada ciudad elegía un “rey de los locos”; pero en el siglo XIV, la fiesta, que entroncaba con celebraciones mistéricas y paganas, fue prohibida por la Iglesia y su simbolismo pasó al carnaval.

Pero, sintetizando y adentrándonos más profundamente en los misterios de la alquimia solar o crística y su simbología más profunda , diremos que la adoración del Rey de Reyes es una consecuencia lógica y anhelada por todos, entregarle mirra, oro e incienso, así como todo tipo de ofrendas es señal de agradecimiento al trabajo interno...

En el proceso de purificación las aguas o Mercurio secreto de la filosofía hermética o alquímica empezarán a destilar los colores propios del iniciado en el arte del Amor. Por lo tanto el Rey Negro, será el primero, posteriormente el Rey Blanco, le seguirá el Rey Amarillo y finalmente se culminará la Gran Obra con el Rojo o Púrpura, representado en el color de las capas de los Reyes Magos, venidos desde Oriente, donde nace el sol...

Esta representación de la adoración de los Reyes es uno de los muchos símbolos que guarda el arte hermético de la Alquimia, sus colores son la guía clara del momento que está atravesando el forjador de metales...

Esta Navidad y todas las Navidades no viviremos plenamente mientras el niño de oro de la alquimia no nazca en nuestro corazón...

Los restos de los Reyes Magos

Pero hay más: quién desee visitar los restos de los Reyes Magos puede hacerlo visitando la catedral de Colonia, allí encontrará un enorme relicario de 2,20 metros realizado en otro y plata así como pedrería y esmaltes, fue una obra de Nicolás Verdún y los maestros orfebres de Colonia.

Fue la emperatriz San Elena la que decidió reunir los restos de los tres personajes lográndolo en Saba y ordenando su traslado a Constantinopla donde permanecieron durante tres siglos en una capilla ortodoxa.

Las reliquias viajaron de esta ciudad de Turquía a Milán como un regalo a San Eustrogio: "El emperador hizo un regalo inolvidable a San Eustorgio: las veneradas reliquias", era la Segunda Cruzada y el santo el obispo de la ciudad italiana.

Como se ha indicado, sería Federico Barbarroja, en la conquista del norte de Italia quién llevó consigo hasta Colonia donde permanecen en la actualidad.

La leyenda del cuarto Rey Mago

Llegada la fecha mágica del 5 de enero son muchos los niños que esperan, con ilusión, la llegada de los Reyes Magos de Oriente a sus hogares para ver cómo le dejan sus regalos por haber sido buenos durante todo el año.

Es difícil precisar del origen de los Reyes Magos, de donde eran o lo que sucedió con ellos tras la Adoración del Niño Jesús. Quizás por ello son muchos los que han fabulado acerca de los Reyes Magos y fruto de todo ello surgen un hermoso cuento que ya narré en CÁDIZDIRECTO y no me resisto a que juntos lo recordemos si bien conviene puntualizar se trata de un cuento navideño llamado “The Other Wise Man” o “El otro rey mago”, escrito por el teólogo presbiteriano estadounidense Henry van Dyke en 1896 y que tiene como protagonista al rey Artabán, nombre recurrente en el imperio persa por ser el de un hermano de Darío I y un general de Jerjes.

Así el cuento nos dice como cuatro Reyes Magos se citaron en el zigurat de Borsippa siendo guiados por la singular y extraordinaria Estrella de Belén al lugar donde nació el Niño Jesús. Artabán era ese cuarto Rey Mago que debía unirse a Melchor, Gaspar y Baltasar, llevando al niño ricos presentes como lo eran un diamante protector de la isla de Méroe, un pedazo de jaspe de Chipre, y un rojo rubí de las Sirtes como triple ofrenda al Niño Dios.

Pero el camino de Artabán estuvo lleno de obstáculos y pruebas divinas. A un lado del camino se encontró a un anciano moribundo que había sido asaltado por unos bandidos. El Rey Mago curó sus heridas y le ofreció el diamante para que pudiera compensar las pérdidas. Pero eso lo retrasó y al llegar a Borsippa los otros Reyes Magos ya se habían marchado.

Trató se seguir los pasos de los otros Reyes Magos pero no los encontró ni tampoco a la Sagrada Familia ni al Niño Jesús, pero en Belén comprobó con terror cómo los soldados del rey Herodes estaban degollando a recién nacidos, era la “Matanza de los Inocentes”. Uno de los soldados blandía su afilada espada contra un bebé y Artabán se apiadó del niño ofreciendo un rubí al soldado. Otros militares vieron el gesto del Rey Mago y lo encarcelaron casi tres décadas en Jerusalén.

Tras treinta años de prisión fue liberado y en la ciudad todos hablaban de las proezas de un Mesías, pero también llegaba tarde, esa misma tarde aquel Hombre iba camino del monte Gólgota donde iba a ser crucificado. Artabán corrió al Gólgota pasando junto a un mercado en el que comprobó como una joven iba a ser subastada para liquidar las deudas su padre. Con el trozo de Jaspe compró la libertad de la niña, era el último presente que le quedaba y que iba a ofrecer al Niño Jesús hacía tres décadas...

Artabán logró llegar al Gólgota donde aquel niño era ya un adulto, Jesucristo, y agonizaba en la Cruz, el Rey Mago comenzó a llorar desconsoladamente pidiendo perdón al no llegar a tiempo y una voz le habló de forma tierna diciéndole: “Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste, me hicieron prisionero y me liberaste”. Artabán pregunta: “¿Cuándo hice yo esas cosas?”, y la voz le responde: “Lo que hiciste por tus hermanos, lo hiciste por mí”.

Artabán encontró la muerte allí mismo junto a aquel Niño al que no pudo adorar a tiempo y que era Jesucristo, con quién ascendería al Cielo cumpliendo su destino.

El origen del Roscón de Reyes

Este dulce, uno de los más antiguos de Navidad, tiene un origen pagano. El Imperio Romano celebraba la llegada del año nuevo el 1 de marzo. Los romanos atendían a las leyes del tiempo, porque al llegar la primavera desbordaban de vida árboles y plantas, y la luz aumentaba, lo que hacía creer que comenzaba un nuevo ciclo anual.

En aquellos tiempos, desde mediados de diciembre a finales de marzo tenían lugar las fiestas de invierno, durante las cuales Roma celebraba la protección de sus dioses. Años más tarde la Iglesia logró cristianizar esas fiestas paganas superponiendo la fecha del nacimiento de Cristo al solsticio de invierno. Con motivo de aquellas fiestas se elaboraban unas tortas redondas hechas con higos, dátiles y miel que se repartían entre plebeyos y esclavos.

En su interior se introducía un haba seca y al afortunado al que tocaba la legumbre era nombrado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo. Hacia el año 1000 la Iglesia había logrado transformar el espíritu primitivo de la fiesta de tal modo que en diversos lugares de Francia la figura del "rey haba" recaía sobre el niño más pobre de la ciudad. Felipe V importó en España esta tradición del rosco como culminación de las fiestas de Navidad, desprovisto de todo simbolismo y cubierto de frutas escarchadas con alguna sorpresa escondida en su interior.

Como curiosidad decir que la expresión “Tontolaba” proviene del roscón de reyes. Utilizamos ‘tontolaba’ para referirnos coloquialmente a una persona ignorante, abobada, palurda y/o de cortas entendederas. Pero, ¿cuál es el origen de esta palabra? Pues bien, “tontolaba” es el apócope de ‘tonto del haba’, expresión que deriva de la tradición de poner en los roscones de reyes un regalo y un haba. Se supone que al que le tocaba el regalo le coronaban rey de la fiesta, mientras que el que encontraba el haba tenía el dudoso honor de pagar el dulce.

Día de ilusiones y sueños, día de esperanza, día de renacer, el día de los Reyes Magos.