La calle

«En el fútbol se ha perdido el respeto»

Álvaro Martínez Reyes es sevillano, aficionado al fútbol y entrenador

Paula Linero @PaulaLinero /
24 abr 2019 / 10:22 h - Actualizado: 24 abr 2019 / 10:28 h.
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Afincado en Brenes, Álvaro es entrenador de fútbol nivel dos, y en breve nivel tres. “Lo primero, que soy muy aficionado al fútbol, lo segundo, que llegas a una edad donde ya no puedes ser futbolista, y para seguir ligado al fútbol das el paso de sacarte la titulación de entrenador. He ganado muchos amigos. Mi hijo me lo dice cuando saludo a alguien, ¿papá lo conoces del fútbol verdad?”

En la casa de sus padres son reacios al fútbol, su padre es maestro de Educación Física y entrenador de baloncesto, igual que la madre, hermano o hermana, piensan que el fútbol es un deporte feo. Pero para el brenero el fútbol es juego, parecido al ajedrez que tiene sus piezas, pues aquí las piezas son los futbolistas. No gana dinero como entrenador, más bien, le ha costado dinero los carnés de entrenador, más los cursos, más las prácticas, pero le compensa porque transmite educación y disciplina.

¿En España por qué gusta tanto el fútbol? “Porque somos borregos, viene a través de la educación. La mayoría de sevillanos o son del Sevilla o del Betis, de lo que sean sus padres. Yo me considero seguidor del Real Madrid, pero hoy soy aficionado al Murcia. Lo difícil es no ser de lo cercano, Sevilla o Betis, porque además te apartan, lo fácil es ser del Sevilla o Betis. Nunca he comprado una entrada que cueste más de veinte euros. No gasto dinero por ver fútbol profesional, pero sí recorro los campos de la provincia y alrededores, por ejemplo, San José - la Palma, Cartaya – Rota, en Huelva”.

“En el fútbol se ha perdido el respeto por completo al arbitraje. Al árbitro se le pega, escupe o persigue tras el coche, de hecho, todos los fines de semana pasa algo. La Federación de baloncesto apoya al arbitraje, la de fútbol está avanzando, ahora. Los padres, lo peor del fútbol. No hay coherencia, creen que su hijo les quitará de trabajar, y los mismos chavales, para bien o para mal, engañan un montón, en fútbol hace años que se aprendió la picaresca, lo que es engañar al árbitro como sea. Falta educación deportiva. Hay que educar y trabajar lo que es el fútbol porque hay maldad, y está llegando al caos. Lesionar, escupitajos, borderías, patrocinadores que ofrecen dinero, empresas que son mafias, deportes que se convierten en espectáculos; que es afición”.