Las crónicas de la felicidad en España (I)

Una investigación muestra la felicidad de los españoles a partir de diversos parámetros como la familia, la amistad o la confianza

01 sep 2017 / 22:24 h - Actualizado: 02 sep 2017 / 08:40 h.
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  • Una familia pasa su tiempo libre en un entorno idílico. / El Correo
    Una familia pasa su tiempo libre en un entorno idílico. / El Correo

España ocupa este año el puesto número 34 en el Informe Mundial de la Felicidad (en inglés, World Happiness Report). Este informe, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), establece desde que se creara en 2012 un listado anual que mide la felicidad de 155 países a partir de indicadores personales y políticos como la generosidad o la confianza en el gobierno. Aunque España no está a la cola, sí que se sitúa por detrás de otros países europeos como Noruega (en el primer puesto), Austria (en el 13) o Alemania (en el 18).

Sin embargo, ¿cómo son realmente de felices los españoles? A partir de La felicidad de los españoles, una exhaustiva investigación publicada por la editorial Tecnos y que han llevado a cabo sociólogos y economistas, coordinada conjuntamente por el catedrático Julio Iglesias de Ussel –de la Universidad Complutense de Madrid y la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas– y Rebeca de Juan, experta en economía de la felicidad, se pondrá de manifiesto a lo largo de tres crónicas a qué le dan más importancia los españoles para ser dichosos y cómo perciben la felicidad en relación a unos parámetros y factores muy concretos.

En este sentido, la familia es muy importante para los españoles y existe una interrelación grande entre salud y felicidad. También existen otros factores como el desempleo, el capital social e incluso el uso de las redes sociales, que tienen una influencia alta sobre la felicidad.

La familia

«La satisfacción personal con la vida depende mucho de la satisfacción dentro del hogar, con los hijos e hijas, y otros familiares». Con estas palabras, Julio Iglesias de Ussel y Jesús M. De Miguel comienzan a analizar, en uno de los capítulos, la influencia de la familia en la felicidad de los españoles. Para empezar, es importante recalcar que «el modelo matrimonial en España es todavía el dominante» ya que, según las encuestas que se realizaron, un 56 por ciento de la población adulta –a partir de 18 años– está casada, un ocho por ciento declara vivir en pareja sin estar casados –aunque este dato puede ser mayor ya que vivir en pareja es un concepto confuso– y solo una cuarta parte de la población adulta está soltera. En este sentido, aunque hay diferentes tipos de familia, la que predomina es la que se genera a partir del matrimonio, pero, no obstante, los autores destacan que «el matrimonio no ayuda actualmente en España para conseguir más satisfacción vital, aunque es mejor que cuando se sale de él».

En relación a las satisfacción con la vida según el estado civil y realizando a los encuestados la siguiente pregunta: «Teniendo en cuenta todos los aspectos de su vida, ¿está satisfecho con su vida en general?», se demostró que las personas más felices son las que viven en pareja sin estar casadas. Este grupo incluye a un 30 por ciento de individuos que declararon estar plenamente satisfechos, seis puntos por encima de las personas casadas y el triple que las divorciadas y viudas, con un 11 y un 10 por ciento, respectivamente.

En relación a otros de los factores que se mencionan al principio del artículo, la salud y la seguridad también son elementos esenciales para la satisfacción vital. La familia «no es solamente un estado civil, sino una organización de recursos y seguridad» al que los españoles recurren, preferiblemente, antes que a cualquier ámbito externo, en caso de necesidades como el cuidado en la enfermedad o la ayuda económica. En este contexto, en caso de que un español necesite un préstamo, dos terceras partes recurrirá en primera instancia al entorno familiar.

En relación a los familiares, ya que la felicidad es un concepto abstracto que también se necesita medir en relación a las personas, las encuestas delatan que «las personas ricas (con mayores ingresos) se sienten el doble de satisfechas en relación a sus familiares que las pobres»: mientras que un 33 por ciento de las personas con ingresos superiores a los 4.000 se sientes muy satisfechas, solo un 15 por ciento con ingresos de menos de 600 euros lo están. Quizá el dinero no da la felicidad, pero como se suele decir, ayuda a mantenerla.

De acuerdo con el número de personas que viven en el hogar, los datos demuestran que las personas que viven solas están más insatisfechas que las que viven con tres, cuatro o más familiares. De estas personas, el 16 por ciento afirma estar muy satisfecha, mientras que en los hogares en los que la unidad familiar la constituyen cinco o más personas el grado de satisfacción plena es del 26 por ciento, el mismo porcentaje que en las que viven tres y muy similar que en las que viven cuatro. A partir de estos resultados, se puede constatar que «para lograr la satisfacción en la vida es irrelevante tener hijos», ya que las personas que viven en pareja también están muy o bastantes satisfechas, con un 19 y un 56 por ciento respectivamente, porcentajes, de nuevo, muy similares.

Pero... Mientras más, ¿mejor? No es así del todo. La familia es importante siempre y cuando las relaciones sean positivas, porque si son negativas la insatisfacción es mayor que las que viven solas. Tal es así que las personas más insatisfechas con su vida son las que tienen mala relación con sus parejas: un 31 por ciento. De esta forma, el estudio arroja datos parecidos en cuanto a la relación entre padres e hijos y el resto de la familia: mientras mejor sea la relación, mayor es el grado de satisfacción y, por ende, de confianza para pedir un préstamo o para que un familiar esté disponible en caso de enfermedad. Es curioso que, por otra parte, las personas que no tienen pareja o hijos se sienten bastantes felices y mejor si se comparan con el resto de la familia.

Por último, la clase social también es un valor que está estrechamente relacionado con la familia. Entre todos los datos que se pueden encontrar en este libro, los resultados de las encuestas afirman que, por ejemplo, en caso de enfermedad, la clase alta recurriría en mayor medida que las otras dos, a su pareja; la media, a los padres; y la baja, en un 27 por ciento, un porcentaje muy por encima del 3,3 y el 7,3 por ciento de la clase alta y media, a los hijos.

En definitiva, estos resultados –y muchos otros que se encuentran a lo largo de la investigación– muestran cómo de importante es el «familismo» español. No obstante, no hay que olvidar que las relaciones que se establecen entre la familia serán más relevantes aun que el propio hecho de tener pareja e hijos. En caso de tener relaciones negativas, el núcleo familiar se convierte en un caso grave de insatisfacción vital.

A lo largo de las siguientes crónicas se abarcarán otros temas como la confianza en los demás, el uso de las redes sociales o la situación laboral, conceptos y situaciones que son totalmente decisivos para determinar en qué se basa la felicidad de los españoles.