Crucemos al Arco de la Macarena, transitemos por la popular calle San Luis, dejamos la Basílica de la Macarena a nuestra derecha y la Plaza del Pumarejo a pocos metros más adelante a nuestra izquierda, entramos en el segundo tramo de la calle y nos detenemos entre angostas aceras y pavimentos de adoquines, justo frente a la Iglesia de Santa Marina, en las antiguas dependencias del antiguo Centro Andaluz de Teatro (CAT) ,un recinto, que antes perteneció al conjunto Convento-Hospicio de San Luis.

Y lo traemos a estas páginas porque en su interior, en sus dependencias también se han registrado hechos paranormales o cuando menos extraños. Alumnos, profesores y cuerpo de apoyo de esta institución, cuando estaba dedicada a la producción de montajes teatrales en otros, han oído ruidos extraños, han visto luces y cuerpos luminosos moverse por el recinto, alaridos y extrañas apariciones y desapariciones de objetos ante los alucinados ojos de los vigilantes nocturnos.

En concreto, las zonas de más frenética actividad paranormal se registran en un pasillo en forma de L de unos doce metros de largo en el cual existe una entrada en forma de saliente a la cripta cerrada por una vieja puerta de madera franqueada por una sólida verja férrica. La segunda zona caliente se ubica en los pasadizos existentes entre las taquillas o vestuarios que se comunicaban con el patio o aula de interpretación. En esta zona también se pudieron ver extrañas formas luminosas y lastimeros quejidos sin origen definido ya que en el lugar no había nadie excepto el efectivo del cuerpo de seguridad. Suelen ser de noche, les acompaña una sensación de frío... Entre el patio de la cafetería hacía la zona de vestuarios, al fondo del pasillo, puede verse una especie de humo que avanza, una neblina evanescente que va tomando la definición y las características de un ser humano... Una aparición que mora y vaga por los muros y pasillos del viejo edificio.

El último foco conflictivo está una habitación que fue transformada en una pequeña capilla y que es utilizada para los montajes de pantomima. Su emplazamiento es famoso por los extraños ruidos que allí se producen, se da la circunstancia de que el lugar se halla decorado con cráneos y huesos humanos -reales o ficticios-. Vigilantes de seguridad y familiares comentaban sus experiencias vividas en el CAT, allí se escuchan nítidamente ruidos extraños, quejidos lastimeros, llantos, fríos repentinos, risas... Bajar a la cripta es lo peor, cada vez que se abre la puerta un quejido te hiela la sangre. ¿Sugestión? No lo sabemos pero si tiene la oportunidad de entrar en el edificio y bajar le aconsejamos vivir esa experiencia...

Contar una historia de fantasmas siempre es a los ojos del aficionado de estos temas un hecho insólito y muchas veces, demasiadas, no deja de ser un acontecimiento casi increíble... Siempre y cuando no le suceda a uno mismo... Quizás por ello sea tan apasionante la estética de este tipo de relatos y, quizás por ello, sea tan apasionante desvelar los secretos mejor guardados, arrancados casi, de estos edificios que tienen una particular historia que contar.