Parece mentira saber que el principal problema actual de Twitter son precisamente sus trolls, esos que tanta fama por otro lado le han dado durante largos años. Tanto se ha llenado el saco de libertad de expresión que ha terminado rompiéndose. Pero ¿estamos ante una rotura que no pueda coserse? La compañía busca casi a la desesperada una solución que pase por una compra por parte de alguna multinacional solvente como para poder darle un giro de 180 grados a la red. Sin embargo, la mala fama de tuis ofensivos o negativos que llenan el time line se está convirtiendo en un verdadero problema para su venta. Es como tener unos vecinos ruidosos y conflictivos en una casa que nos urge vender. Hasta el momento, grandes empresas como Google, SalesForce o Disney que en un primer momento mostraron un verdadero interés en su adquisición no han dado ningún paso al frente. Más bien todo lo contrario. Se han terminado desvinculando del posible negocio alegando claramente el mal ambiente que se vive dentro de la red del pajarito azul: mensajes de odio, abusos e inclusos insultos.
El pajarito en cifras
En suma, los últimos resultados financieros presentados ayudan poco a resolver el problema. La compañía sigue sin encontrar su modelo de negocio. En 2016 Twitter ingresó 717 millones de dólares, una cifra muy por debajo de la esperada por los analistas, que ya habían rebajado sus previsiones en varias ocasiones durante el ejercicio y esperaban que se cerrara en torno a los 740 millones de dólares. Los ingresos publicitarios se situaron en 638 millones de dólares. Lejos de registrar un crecimiento, la cifra muestra un descenso del 0,5% con respecto al año anterior. Twitter sí ingresó más por las licencias de uso de datos (79 millones) hasta un 11,3% más que en 2015, pero el aumento no es suficiente para adecentar las cuentas. La compañía gastó en total 861 millones de dólares, lastrada por los costes de los despidos realizados durante la última parte del año, en la que las pérdidas crecieron un 85%. En total, Twitter cerró 2016 con unas pérdidas netas de 456,87 millones de dólares, porcentaje que supone un 12,3% menos que en 2015. Pero además de no salir las cuentas, tampoco el crecimiento de la base de usuarios activos al mes acompaña. Twitter sumó únicamente dos millones de usuarios más en este periodo, lo que supone un tímido crecimiento del 4% comparado con el registrado por aplicaciones como Instagram, que sumó 100 millones de usuarios sólo en los últimos seis meses de 2016.
Futuro de la red
El problema de Twitter sigue siendo social. La red es un campo de minas donde el acoso y abuso entre sus usuarios parece no tener fin. Jack Dorsey, CEO de Twitter, baraja incluso acabar con el anonimato impune en la red, algo que a su vez provocaría una huida de muchos de esos usuarios tóxicos. Lo cierto y verdad es que Twitter no está de brazos cruzados y quién sabe si podrá salir reforzado de toda esta situación. No debemos olvidar que sigue siendo la red social de la inmediatez por excelencia. Instagram a arrebatado el segundo puesto a Twitter en los últimos meses, especialmente en nuestra ciudad, pero lo que no hay que olvidar es que Twitter tiene un mayor grado de madurez y que lejos de lo que se pueda pensar: el pajarito azul de la red social no está muerto, simplemente se encuentra dormido.
Pepe Santos
CEO de Grupo Blogosur Comunicación