Que te roben el móvil hoy en día es tan molesto como perder la cartera, ya que nuestro terminal suele estar cargado de datos personales como direcciones, teléfonos, fotos, vídeos, información de tarjeta de crédito, aplicaciones de pago, etc. Demasiada información personal que cuando la perdemos sentimos como si el mundo se parara. Como si nos faltase algo verdaderamente importante. Hay psicólogos que aseguran que el estado que experimenta una persona cuando se desprende para siempre de su móvil de forma fortuita es tremendamente sorprendente, pues suele cursar ansiedad, descontrol e incluso sensación de vacío interior. Algo chocante si tenemos en cuenta que estamos hablando de algo material.
No obstante, pese a su materialidad, el móvil se ha convertido en ese aparato que no se separa de nosotros ni un solo segundo, en ese «gemelo virtual» que todo lo sabe y nos ayuda continuamente, en lo que más tocamos al cabo del día... Se ha convertido, casi sin quererlo, en una herramienta indispensable para comunicarnos con la familia, amistades, colegio o trabajo. Sin embargo, esta dependencia se ha convertido poco a poco en una adicción con no muy buenas expectativas.
ADICCIÓN AL MÓVIL
Según un estudio de Phone House, el 42 por ciento de los usuarios españoles no pasa más de 60 minutos sin consultar mensajes, mientras que la consultora Oracle Marketing Cloud afirma que cada persona consulta su móvil un promedio de 150 veces al día. Según este estudio, los más adictos a consultar su terminal son los riojanos (92 por ciento), los castellano-manchegos (90 por ciento), los valencianos (87 por ciento), y los catalanes, madrileños y canarios, con un 83 por ciento. En el trabajo, el 32 por ciento de los empleados ya consulta su terminal un promedio de cuatro veces por hora. Ante esto se suma otro problema. Los adultos con estas actitudes somos el peor ejemplo hacia nuestros menores. «No quiero que estés tantas veces con el móvil», reprocha algunos padres a sus hijos mientras que ellos responden: «Papá, pues tú no paras ni un segundo...». Según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares, TIC-H 2017, llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadística, un 25 por ciento de los niños de diez años ya tiene móvil. A los once, el porcentaje sube al 45,2 por ciento, y a los doce al 75 por ciento. Con trece años, ocho de cada diez ya lo tienen. A los catorce, un 92,8 por ciento de los adolescentes.
QUÉ HACER ANTE UN ROBO
Ante este panorama dependiente, cuando ocurre un robo de nuestro terminal móvil nos sentimos «desolados» sin saber qué hacer. Hay que aclarar que, en la mayoría de los casos, los terminales perdidos o robados no se suelen recuperar, ya con frecuencia acaban en tiendas de segunda mano o vendidos a otros países. Sin embargo, La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda ser previsor y minimizar los inconvenientes si llega el caso, tomando las siguientes medidas antes y después.
La previsión es lo mejor, y en lo que más fallamos. La OCU aconseja hacer copias de seguridad y descargar aplicaciones antirrobo, así como intentar disminuir los daños, mediante el bloqueo y eliminación de los datos, si se llega a producir la pérdida. Otro aspecto previsor es solicitar siempre la factura a la hora de la compra de nuestro terminal móvil y así poder acreditar en caso de pérdida o robo la propiedad con su correspondiente número de serie. Es importante que guardemos siempre a buen recaudo el IMEI, la huella digital o código único de 15 cifras del móvil, para su identificación. La OCU también sugiere a los propietarios que bloqueen la pantalla, bien a través de un código PIN o con un patrón de bloqueo, así como descargar una aplicación antirrobo como Buscar mi iPhone o Encontrar mi dispositivo para localizarlo. Recuerda que puedes incluso cifrar tus datos con antelación.
Otro aspecto muy importante es realizar copias de seguridad periódicamente, así sufriremos menos debido a que podremos recuperar todo el contenido al cien por cien del móvil una vez haya sido sustraído.
Por otro lado, en caso de pérdida o robo del móvil, la organización sugiere intentar localizar su paradero. Si esto no funcionase, la OCU aconseja llamar al operador y bloquear la SIM para impedir que se lleve a cabo un uso fraudulento del terminal o los datos que pueda incluir. Además, a través de ciertas aplicaciones de rescate, es posible eliminar a distancia los datos, e-mails o mensajes, así como las contraseñas y claves de acceso. Asimismo, la organización recomienda que los usuarios denuncien la pérdida, para lo que será necesario el código IMEI, así como inhabilitar el teléfono a través del operador si consideran que no tienen oportunidades de recuperarlo.
Lo dicho, para no pasar un mal trago si nos roban nuestro smartphone, lo mejor siempre es la prevención y el sentido común. ~