Terror en la “Operación Clavel” de Sevilla

Reconozco que hablar de Sevilla es algo que cada vez me sorprende más, sobre todo por qué cuando hablo de Sevilla me embargan las emociones y los sentimientos.

25 nov 2018 / 07:43 h - Actualizado: 24 nov 2018 / 10:47 h.
"La aventura del misterio"
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Es imposible abstraerse a todo lo que tiene esta ciudad, a su Historia, a sus gentes, a sus anécdotas, a la vida que fluye de ella y en ella, al poder del reflejo de río en la quimérica imagen de Sevilla y Triana, partida por el mismo río que, sin saberlo, las une...

La Sevilla de Bécquer, de los hermanos Machado, de los grandes imagineros, de Juan de Mesa, de Martínez Montañés, de Velázquez, de Murillo... La Sevilla que fue leal a su rey, la que no perdió la fe aunque el enemigo lo tuviera dentro. La fervorosa, la piadosa, la que “muere” con la imagen de su Cristo o su Virgen. La que corre por los callejones en Semana Santa buscando la imagen, la estampa de La Macarena por la calle Parras, o del Señor de Sevilla, del Gran Poder, caminando por Conde de Barajas meciendo su túnica morada que cada Viernes Santos saca a la calle ante el silencio y la consternación de su ciudad.

La Sevilla más rumbosa, la Sevilla de la Feria, de la efímera ciudad eléctrica que tiene su semana de gloria en el Real, cuando parte el mes de Abril. La Sevilla torera, del Corpus, de San Fernando. La Sevilla dividida por el verde y el rojo, por el Sevilla y el Betis, por el Betis y el Sevilla. La Sevilla de las Esperanzas, de las Glorias, de las fiestas de barrios, de las tradiciones, de los patios de vecinos, de la comidillas en la puerta de la casa cuando cae el rigor del verano y se toma el “relente” en la puerta entre interminables conversaciones de vecinos... Y una voz resuena en el patio: “¡A ver cuando os calláis que son las tres!”.

La Sevilla de no pegar ojo por el calor o la que no aguanta el frío del Sur. La Sevilla devota, de la Inmaculada, de la Navidad y la Familia, de los amigos, de las copas, de la ilusión o la ilusión de un niño con los Reyes Magos al de abrir un regalo envuelto en papel de mil colores. De la Sevilla solidaria, la compasiva, la que comparte aunque no tenga nada...

La Sevilla de las eternas obras, de las críticas a la alcaldía o de las pocas alabanzas. La Sevilla de los vividores o del saber vivir, de los caraduras o los carablancas... De los aprovechados o los “provechotes”... La Sevilla más rancia, más añeja a la Sevilla más moderna, más contemporánea...

Es difícil hablar de la Sevilla de los mil colores y los mil contrastes... La del aroma a azahar o la Sevilla de la siempre ejemplar Sor Ángela de la Cruz.

Por eso, quizás, les voy a proponer un viaje especial, un viaje en el Tiempo, un viaje por Sevilla, de una forma diferente, sin pretensiones... No pretendo hacer un recorrido ni exhaustivo ni riguroso, por qué sobre Sevilla ya se ha escrito, y mucho, quizás sea de la ciudad de la que más se ha escrito, y querer intentar escribir sobre un tema concreto de forma exhaustiva sería enciclopédico por qué muchos lo intentaron y fracasaron...¡Por falta de espacio!

No, les propongo algo más grato, más divertido, más ameno, más entretenido: bucear en sus recuerdos, servirle de vehículo a visitar la Sevilla de otros tiempos, de los momentos vividos en la juventud o de aquellos de los que escuchó hablar, la que le mantuvo con el “alma en vilo” pero que ya olvidó. De la Sevilla que es parte del pasado más bello pero a la vez más olvidado. La Sevilla de sus recuerdos, de los de usted amigo lector.

Por qué va a entrar en ese viaje en el tiempo en el que le pretendo transportar a la Sevilla de mediados del siglo XX hasta nuestros días, a través de las pequeñas historias cotidianas de los sevillanos, de sus correrías por sus calles, de su nostalgia, de sus momentos vividos en las calles de esta ciudad.

Tragedia en la “Operación Clavel”

Había escuchado hablar en alguna ocasión de una acción solidaria que tuvo lugar en Sevilla, pero no sabía bien que fue lo que sucedió, su nombre resonaba en mi cabeza y cierto día, esperando el “20” en la Avenida de Kansas City le dije a mi padre:

-Papá... ¿Qué fue la “Operación Clavel”?

Y mi padre sorprendido se sentó en el banco de la parada, mientras aquel frío de Octubre ya dejaba notarse... Me miró y complaciente me dijo:

-Estamos en el mejor sitio, por que ocurrió aquí mismo, muy cerca de nuestra casa.

La “Operación Clavel” fue una idea solidaria de ayuda a las personas que por el desbordamiento del arroyo Tamarguillo se quedaron sin nada. Aquello fue el 25 de Noviembre de 1961, estaba yo trabajando en Abengoa, precisamente en una caseta de alta tensión en la esquina de “Las Huertas”. Aquello fue terrible, una tragedia que la ciudad nunca olvidará.

Bueno, con el desbordamiento del arroyo muchos perdieron lo poco que tenían y entonces, un locutor chileno llamado Bobby Deglané, muy buena persona, y el director de Radio España, Manuel Zuasti, organizaron ambos una caravana solidaria, con alimentos y víveres para los damnificados. Aquello fue un acontecimiento, muchos iban a recibir a la caravana, que debía venir por la carretera de Madrid que es esto mismo, la avenida de Kansas City, que antes sólo era la carretera que iba a “La Corza” y la Carretera de Carmona..., poco más. Yo fui con el Bar “Piedra” a Madrid en el 52 y el viaje fue muy tortuoso.

Pues venían 142 camiones, 150 coches, 82 motos y muchos voluntario, todos cargados ya no sólo de alimentos sino de enseres y juguetes también. Aquella caravana salió de Madrid el 18 de Noviembre y llegó a Sevilla al día siguiente a las dos de la tarde.

Mira, la gente se agolpaba en la carretera jaleando a los camiones que aún no habían aparecido, estaban justamente aquí donde vivimos, a 50 metros del Palacio de Deportes de San Pablo, y entonces surgió una avioneta que venía desde Madrid, que había despegado del aeródromo de Cuatro Vientos. Pues aquella avioneta llevaba un fotógrafo y decidieron hacer una pasada muy baja para hacer fotografías de la multitud, con la mala suerte que dio con unos cables de alta tensión de “Sevillana” que ya estaban allí instalados y cayó sobre las personas que esperaban a la caravana. Fue una tragedia...

Murieron veinte personas y más de cien resultaron heridas, recuerdo como a una mujer le seccionó el cuello y todos corrían desorientados entre ayudar o salvar la vida... Todo el mundo trataba de ponerse a salvo y otros buscaban un teléfono desde donde poder llamar, el más cercano era el que estaba en la portería de la “Estrella del Sur”, en lo que hoy es el Centro Comercial “Vilaser”, en el polígono Calonge.

Las autoridades de la ciudad cancelaron todos los actos aunque la ayuda llegó y se repartió entre lo necesitados por aquellas inundaciones.

Tenía un amigo, el Cipriano, que su mujer fue golpeada por un objeto en el accidente y estuvo muy mal, y la tuvieron que indemnizar... Fue una jornada dramática...

Cuando llegaron aquellos camiones de hacer un viaje tan largo, por aquellas carreteras desde Madrid, desde la Plaza de Legazpi, no podían creer lo que veían... Los camiones los había cedido Comisaría General de Abastecimientos y Transportes y por particulares.

Pero en el camino se le fue uniendo más y más personas solidarias, por que esta ciudad y sus gentes necesitaban mucha ayuda, y España es un país solidario gracias a Dios. En Valdepeñas se unió la “Operación Vino”, en otros coches venía gente famosa como Antonio “El Bailarín”, Vicente Parra o Mary Santpere, venían periodistas, políticos. Además la primera imagen que se veía era la de María Auxiliadora adornada con flores y la benemérita al mando de un teniente coronel.

La radio fue vital en aquellos días, recuerdo que Radio España hizo el recorrido con una emisora portátil cubriendo la información. Al final la caravana medía casi catorce kilómetros, catorce kilómetros se generosidad, de corazón, de solidaridad...

(Y hago un alto en el camino de este relato por que escribiendo estas líneas no puedo menos que confesar la emoción que me ha embargado... ¡Catorce kilómetros de generosidad! ¿Se lo imaginan? Ese espíritu es el que jamás se debería de perder en estos tiempos que corren).

... Aquellas carga quedaba repartida en 5 camiones de juguetes, 175.000 Kg. de patatas, 180.000 docenas de huevos, 1.630 Kg. de turrones y golosinas, 10.000 Kg. de sardinas y guisantes, 7.500 cajetillas de tabaco, 10.000 Kg. de jabón y detergente, 11.000 Kg. de lentejas, 5.000 Kg. de alubias y 3 camiones de vino.

Ya por la tarde del mismo día 18 se llegó a Córdoba y se hizo un festival en el Gran Teatro de Córdoba organizado por Radio Nacional de España de Sevilla con la ayuda de Radio Córdoba. Al día siguiente salieron para Sevilla, era temprano, las ocho de la mañana donde pararon previamente en Écija, la “Sartén de Andalucía” yen Carmona.

A las dos llegaron aquí con un recorrido ya planificado: autopista de San Pablo, calle Luis Montoto, avenida de Menéndez Pelayo y Plaza de España donde las autoridades recibirían a la caravana.

Tras la tragedia los camiones descargaron los alimentos en las Galerías Comerciales del Puerto. En el Pabellón de Uruguay y el entorno de la Exposición de 1929 y Guardería de Auxilio Social de Ciudad Jardín los juguetes para los niños. Se hizo un censo y se distribuyó toda la ayuda entre los más necesitados.

Eran días de radio...

-¿Días de radio?

-Si, días de radio, no había televisión y la radio era el nexo de unión con el mundo, con España... En Sevilla se escuchaba sobre todo Radio Sevilla, y en menos medida Radio Nacional de España. Se seguía a Bobby Deglané, a Santiesteban, a Embuena, aquellos eran los locutores que todo el mundo conocía, era otra radio...

Fue Bobby Deglané quién dio el comienzo de la llamada “Operación Clavel”, desde las diez y media de la noche hasta pasadas las cuatro de la madrugada, y el programa lo daban otras emisoras de Radio Nacional de España.

Se consiguieron muchas ayudas que se cifraron en más de diez millones de pesetas de la época así como cantidades en metálico para paliar toda aquella tragedia de las familias sevillanas sin hogar. Hubo un vendedor de chuchería de Madrid, llamado “Pirulo” que se ponía en el parque de “El Retiro” que dio 5000 globos para los niños, gente que donó enseres personales y artistas que hicieron galas benéficas sin cobrar nada.

Radio España recibía miles de llamadas al día, miles de llamadas solidarias, incluso doña Cayetana de Alba, la Duquesa, tan vinculada a esta tierra, se unió. Se tuvieron que reforzar los servicios telefónicos y hasta Mario Moreno “Cantinflas” desde México escribió dando su apoyo y solidaridad...

Al final, el día 17 de Diciembre se acabó la “Operación Clavel” con un programa especial en el que estuvieron la duquesa de Alba, el marqués de Valdivia, Natalia Figueroa o Sancho Dávila, entre otros.

Sobre el suceso de la “Operación Clavel” hubo quién le quiso echar la culpa a la radio, y llegó a ser tan tensa la situación que Deglané dijo aquello de: “Aunque el agua me llegue hasta las rodillas..., yo no voy nunca más a Sevilla”. Luego cambió de idea, hasta el punto que su hijo Pedro, Pedro Deglané, con quién tuve mucha amistad se vino a Sevilla y fue un gran locutor, por desgracia murió en un accidente de tráfico.

El desbordamiento del Tamarguillo era y no era previsible, se había cometido obras para evitarlo, más desde que en 1948 ya se desbordara una vez, pero en 1961 se desbordó a la altura de lo que hoy es el Polígono de San Pablo (que aún se estaba construyendo) y bajó por toda la barriada de La Corza, San Benito, la Ronda de Capuchinos, Luis Montoto, en San Bernando llegó al segundo piso de las casas el agua, San José Obrero, El Fontanal... La situación fue muy complicada.

Se nombró a Manuel Calleja Álvarez como comisario especial de auxilio, pero el agua era imparable... Llegó a más de cuatro metros de altura y por el sistema de alcantarillado hizo de “vasos comunicantes” y finalmente llegó a la Alameda de Hércules y de ahí a todo el casco antiguo. Sevilla estaba inundada. Pero sólo falleció una criatura, de poca edad, que estaba en una choza...

Trato de ayudar todo el mundo, el Ejército, los americanos que vinieron en helicópteros, la policía, los bomberos, pero no daban abasto. El gobernador civil era Hermenegildo Altozano y el alcalde era Mariano Pérez de Ayala, se decretó el estado de emergencia y Franco nombro a Pedro Gual Villalbí una especie de ministro de emergencias, y al venir a Sevilla se dio cuenta de cómo estaba la situación pidiendo ayuda al gobierno del régimen. El Ayuntamiento hizo lo propio nombrando a concejales por distrito y creando refugios de emergencia para los damnificados.

Hubo un gesto muy hermoso y que fue que todos los coches de caballo de Sevilla se trasladaron allí a recoger y transportar a los heridos.

La gente nunca se fió del Tamarguillo, le decían: “Chiquetito pero matón”. En cuanto a la avioneta pues el piloto falleció pero el fotógrafo resultó ileso, se llamaba Antonio y era corresponsal fotográfico de muchas revistas de Madrid. Al final lo que debió ser una jornada de gozo se tornó en una tragedia.