Tradición culinaria a orillas del Guadalquivir

La Villa de Coria del Río posee un encanto distinto al resto de los pueblos del Aljarafe. Situada en la margen derecha del río Guadalquivir, presenta un paisaje de ribera muy característico y con una historia peculiar

26 abr 2016 / 11:18 h - Actualizado: 26 abr 2016 / 12:24 h.
"Gastronomía","Apetito","Tapeo"
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El río Guadalquivir ha sido testigo desde tiempo antiguo del paso de distintas civilizaciones y cuenta con un rico patrimonio arqueológico que, aunque la mayoría no es visitable, sí que existen indicios de su pasado Neolíticos, Fenicio, Tarteso y Romano, como es la calzada romana Vía Augusta que se encuentra en el paraje natural de la Dehesa de la Atalaya, que junto con el Brazo del Este y la zona del Sotillo, son lugares idóneos para actividades medioambientales y de ocio.

Cabe destacar que fueron los fenicios los que crearon en las orillas de Coria del Río un importante puerto fluvial, que luego fue aprovechado por los romanos para su actividad pesquera y comercial.

Lo más curioso de todo es la relación directa que tiene el municipio con la ciudad japonesa de Sendai, pues hace poco más de 400 años desembarcaba en la localidad la Expedición Keicho, con el samurái Hasekura Tsunenaga al mando. De hecho, en el Paseo Carlos de Mesa existe una estatua del famoso samurái mirando al río. Tanto es la relación cultural de Coria del Río con su pueblo hermano, que celebra su propia Fiesta del Hanami (floración del cerezo) en primavera y cada octubre se conmemora la llegada de la expedición nipona con una semana dedicada a la cultura del país del sol naciente.

Arraigadas han quedado esta amalgama de culturas que, a día de hoy, está presente en la forma de vivir de sus gentes, patente en sus calles y edificaciones.

Tradicionalmente conocida por ser centro de producción de materiales cerámicos, de productos agrícolas y por sus actividades pesqueras, su tradicionales muelles fueron impulso económico del pueblo. Estuvieron activos hasta los años sesenta del pasado siglo, teniendo su más actividad a partir del descubrimiento del Nuevo Mundo, que hizo que Sevilla monopolizara el comercio con América. Así fue como Coria del Río pasó a ser capital para carga y descarga de los productos traídos de las nuevas colonias españolas. Por desgracia, la llegada de otros medios de transporte distintos al desplazamiento fluvial dejaron obsoletos a los muelles. Aún se puedan observar varios aserraderos, vestigios de la construcción artesanal de barcas, declarados como Bien de Interés Etnológico por la Junta de Andalucía.

Coria del Río siempre ha aprovechado los recursos naturales de su río y forma parte de la Ruta del Arroz. Antiguamente, la pesca era un pilar fundamental de la economía coriana, pues era del Guadalquivir de donde extraían gran variedad de especies de peces. El esturión, ya extinto en aguas corianas, fue una gran fuente de ingresos, tanto que llegó a construirse una enorme piscifactoría. De ésta, era codiciado por su huevas, lo que todos conocemos comúnmente por caviar. Tanto el saboga como el sábalo, que fueron en tiempo abundantes en las riberas de la localidad, su receta es bien sencilla son cortados en rodajas y se cocinan a la plancha, aunque del sábalo se aprovechan sus huevas para hacerlas en caldereta.

El albur actual viene a suplir las necesidades gastronómicas de los anteriores. Aún a día de hoy, pueden verse pescadores con carros vendiendo el pescado por las calles del municipio. Este pescado tiene una receta muy coriana llamada albur a la lata, nombre que recibió porque se cocinaba en el campo con pocos recursos y se colocaba en una olla rectangular sobre las ascuas de una hoguera. El pescado se abría y se le echaban patatas, cebollas, pimiento, ajos, vino blanco y sal gorda.

En la actualidad, este pescado se come normalmente frito, aunque es muy común cocinarlo en adobo. Son pocos los bares que los sirven de la madera más tradicional. Se aprovechan los órganos internos junto con los higadillos para freírlos, lo que se conoce como torteritos.

Tan típico es el albur en Coria del Río que el 12 de mayo se celebra, junto al río en el Paseo Carlos de Mesa, la Fiesta del Albur durante la cual se llegan a repartir unos 1.000 Kg de albures fritos. Ese mismo día se desarrollan otros actos festivos como concursos de flores, patios y balcones corianos, y variedad de platos gastronómicos.

Típico coriano son los camarones, pescados en La Isla, y que se venden en puestos ambulantes ya listos para su consumo. Aunque hay que destacar las tortillitas de camarones como una de las tapas más típicas en cualquier bar. No se pueden olvidar las pavías de bacalao, que aunque son típicas andaluzas, en Coria del Río se hacen el buñuelo alargado con el bacalao triturado en la masa de harina junto con las especias.

Tan sólo hay un dulce a destacar en la localidad ribereña que son las orejitas de Abad, producto típico de Semana Santa, donde se miman sus ingredientes: aceite de oliva virgen extra, aguardiente, harina, azúcar, huevo, canela, ajonjolí y ralladura de limón y naranja.

Existen enclaves muy especiales para disfrutar de estos platos típicos corianos. Ambos se encuentran a las orillas del Guadalquivir pero sus conceptos de cocina son distintos. El centenario Kiosko Alfaro, ubicado en el Paseo Carlos de Mesa justo en frente del paseo fluvial y a escasos metros de la estatua de Hasekura Tsunenaga, es un lugar perfecto para disfrutar de la esencia del paisaje de ribera. Además, la gran variedad en su carta en tapas tradicionales, siendo de los pocos lugares donde sirven el albur a la lata, y nuevas especialidades en carnes con unos precios muy ajustados a todos los bolsillos. Lo mejor de todo es que se puede disfrutar a mediodía del sol de primavera o, por el contrario, dejar pasar las horas en una fresca noche de verano con una cena a la luz de las velas a muy pocos metros del gran cauce del río Guadalquivir.

Por otro lado, el restaurante Esturión, situados casi a las afueras del pueblo, justo al final del paseo fluvial. Con una carta de cocina más sofisticada, algo que también se nota en su precio, presenta un extenso entorno ajardinado frente por frente al Guadalquivir. El único inconveniente es que no ofrece servicio de cenas.

También es importante destacar que Coria del Río es distinta dependiendo en la época del año en la que se visite, pero como recomendación, visitarla en primavera y aprovechar el buen tiempo para disfrutar de sus platos típicos junto al Guadalquivir.