La lucha por la conquista de Mordor aún no ha terminado. La Tierra Media: Sombras de Guerra hace que el jugador vuelva al mundo creado hace casi cien años por J. R. R. Tolkien en El Señor de los Anillos en formato de narrativa interactiva para vivir como nunca antes se pudo imaginar toda la épica reflejada en las páginas.

El fragor de la batalla. Ver como dos ejércitos chocan entre sí mientras la caballería intenta superar la línea de arqueros de las murallas de la fortaleza y un dragón arrasa todo cuanto ve con sus llamaradas. Esto, que perfectamente podría ser un capítulo de la serie Game of Thrones, es en realidad un momento muy concreto sacado de uno de los juegos que mejor ha sabido captar la esencia de la obra literaria en la que está basada, El Señor de los Anillos, con la diferencia de que el resultado de la batalla está en manos del jugador.

La Tierra Media: Sombras de Guerra es continuación directa de Sombras de Mordor, uno de los primeros juegos lanzados en la actual generación de videoconsolas y que, sin que nadie se lo esperara, gracias a su historia, jugabilidad y apartado gráfico, se convirtió en uno de los videojuegos referentes de los últimos años. Una aventura cuya calidad se sustenta en tres aspectos bien definidos: su historia junto con el desarrollo del personaje, los lugares que se recorren y el Sistema Némesis de juego. Traído de la mano de Monolith Productions y ubicado entre los sucesos de El Hobbit y El Señor de los Anillos, el jugador vuelve a tomar el control de Tailion, el montaraz que venció a la muerte gracias a Celebrimbor, el herrero élfico, dispuesto a acabar su misión: vencer definitivamente a Sauron y la conquista de Mordor. Para conseguir este objetivo ambos protagonistas deciden forjar su propio Anillo de Porder, algo que no sale como esperaban ya que tras hacerlo lo pierden. De esta forma comienza Sombras de Guerra con un doble cometido: recuperar este nuevo arma mientras se intenta frenar los planes del Señor Oscuro Sauron que ha comenzado su guerra contra la Tierra Media. Todo esto con un Señor de la Luz (Celebrimbor) desprovisto de todos sus poderes y contando solamente con una espada y un arco.

Forjando un héroe

Como suele ocurrir en las secuelas el hecho de perder todas las habilidades conseguidas en Sombras de Mordor implica en empezar de cero la mejora del personaje. La forma de potenciar sus capacidades es la misma: conseguir experiencia realizando misiones principales y secundarias que se traduce en puntos de habilidad para canjear. De esta forma, Sombras de Guerra cuenta con un abanico mucho más amplio que su predecesor de mejoras tanto a la hora de atacar como de defenderse, de controlar no solamente a orcos sino también monturas. Este último es un aspecto que llama la atención debido a la variedad de acciones que pueden hacerse mientras estamos montados en ellas como esquivar ataques, contraatacar y realizar ejecuciones.

Gracias a su otra mitad, Celebrimbor, Talion puede correr a gran velocidad sin que los enemigos le detecten o escalar edificios haciendo parkour, un aspecto jugable que recuerda mucho a la saga Assassin’s Creed. También existe la posibilidad de ralentizar el tiempo cuando se está apuntando con el arco incluso estando suspendido en el aire o realizar un doble salto. Habilidades que consumen energía por lo que hay que estar atentos al medidor. Una segunda barra, al margen de la vida que resta al personaje, indica los ataques que se han realizado, de completarse se puede realizar un ataque especial capaz de acabar con varios enemigos en un momento y sin sudar.

El equipamiento de Talion es un aspecto jugable que mejora considerablemente. Dependiendo de los enemigos que venzamos y determinadas misiones, se van consiguiendo nuevos accesorios que se clasifican en grupos como armaduras, arcos o espadas entre otros y de diferente calidad (común, poco común, épico y legendario). Estos objetos además cuentan con habilidades extra que se desbloquean si se realizan determinadas acciones como por ejemplo acabar con determinado número de enemigos usando solamente el fuego. Además las gemas que pueden incrustarse en cada objeto hacen que se incrementen aún más sus capacidades.

Todo esto puede hacer indicar que el jugador es prácticamente invencible en Sombras de Guerra. Nada más lejos de la realidad. En este juego se puede morir y mucho, sobre todo por la gran cantidad de orcos y criaturas que se pueden concentrar en pantalla dispuestos a vencernos. De hecho hay momentos en que la mejor estrategia es la huida y esperar que se calmen las cosas.

Recorriendo la Tierra Media

Otra novedad respecto a la entrega anterior radica en que, mientras en Sombras de Mordor se recorrían dos escenarios, en esta ocasión ascienden a cinco: la ciudad de Minas Ithil, el paso de Cirith Ungol, el mar de Núrnen, las cordilleras nevadas de Seregost y el enclave a los pies del Monte del Destino llamado Gorgoroth. Unos lugares sacados del mundo literario de Tolkien y que los fans reconocerán enseguida. Cada uno de estos escenarios son de enormes dimensiones y llenos de actividades a realizar. Al margen de las misiones de la historia principal, se pueden recoger objetos cuya función en la mitología de la Tierra Media se cuenta a través de un audio, completar poemas élficos cuyas palabras están en forma de símbolos en determinados lugares y que al hacerlo se desbloquean nuevo equipamiento e incluso puzzles que dan lugar a una cinemática que cuenta la historia de cierto personaje con el Señor Oscuro Sauron.

Estas zonas se diferencian mucho entre sí gráficamente ya que se puede pasar de una enorme ciudad a un lugar completamente natural con bosques y pantanos, lo cual da cierta variedad. La similitud entre todas, y aquí entra en juego otra novedad, es que tienen una fortaleza que debe ser conquistada. Estos bastiones están dirigidos por un señor que al mismo tiempo cuenta con varios caudillos bajo sus órdenes quienes a su vez tienen varios capitanes. Como puede verse, existe toda una jerarquía de orcos que hay que superar para hacerse dueño del sector. Cada uno de estos enemigos difieren entre sí no solamente en aspecto físico sino en fortalezas y debilidades. Por ejemplo hay quienes son inmunes a los ataques a distancia pero en cambio sienten pavor ante los ataques desde una montura. De la misma forma que el veneno puede ser más efectivo que el uso de explosiones. Es tarea del jugador descubrir las debilidades de estos sujetos a través del reclutamiento de orcos bajo nuestra bandera. De hecho se añade la opción de que Talion también cuente con sus propios capitanes, hasta tres, que luchen con el en los asedios. Esto sumado al hecho de poder invocar huargos e incluso dragones hace que los asedios muestren el enfrentamiento entre dos grandes ejércitos llenos de tropas y criaturas o lo que es lo mismo, que el jugador pueda vivir toda la épica de El Señor de los Anillos. Asedios que pueden vivirse también de forma online, siendo la fortaleza a conquistar la de otro jugador.

El Sistema Némesis

La cuestión es que, aunque el juego es el mismo, la historia que vive un jugador no se parece en nada a la de otro. Esto es debido al Sistema Némesis, el cual si hubiera que definirlo de alguna forma sería el hecho de que todas las acciones y decisiones que se tomen en el juego tienen su repercusión. Por ejemplo, si en un combate dejas vivo a un orco, éste puede aparecer cuando menos te lo esperes en un futuro próximo para volver a ajustar cuentas. De la misma forma que si somos vencidos, cuando Talion reaparezca en el mapa, nuestro ‘asesino’ habrá escalado puestos en la jerarquía del ejército enemigo y recordará su hazaña.

También puede darse el caso de que enemigos que hayamos convertido en aliados entren en escena cuando el protagonista está en una situación complicada para echarle una mano o incluso para traicionarle por lo que el número de posibilidades y acontecimientos que pueden darse son prácticamente infinitas. De hecho, los orcos mostrarán físicamente los efectos de combates anteriores como ganchos si algún brazo fue amputado, quemaduras si empleamos fuego y cicatrices. No hay que olvidar la opción de avergonzar a los enemigos, algo hace disminuir su nivel pero al mismo tiempo enloquecerle e incitarle a atacar con más virulencia. Esta es una de las opciones que permite Sombras de Guerra a la hora de incrementar nuestro ejército pero hay muchas más. La conquista de zonas puede ser más fácil si, por ejemplo, los guardaespaldas del caudillo de la zona son en realidad espías que hemos convertido a nuestro bando previamente y están a la espera de atacarle por la espalda cuando decidamos desafiarlo. Existe la posibilidad de usarles también como mensajeros y enviar una amenaza a determinado objetivo que no dudará en darnos caza.

Conclusiones

Como dijo la dama Galadriel en El Señor de los Anillos «el mundo ha cambiado» y es cierto. Ya no hay meras adaptaciones de la obra original sino expansiones a otros formatos que saben captar la esencia de la obra original de una forma maestra como es Sombras de Guerra. Este videojuego hace vivir al jugador la épica del mundo creado por Tolkien con una historia original pero sobre todo en unos asedios cargados de intensidad. Para los seguidores de los títulos de aventuras y acción esta opción es de compra obligada y debe considerarse como un auténtico tesoro.