Viajes en el espacio y tiempo en Sevilla

Entre Sevilla y Córdoba encontramos uno de esos lugares donde suceden extraños acontecimientos espacio-temporales

13 feb 2016 / 22:32 h - Actualizado: 13 feb 2016 / 22:31 h.
"La aventura del misterio","Ciencia ficción"
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Lo que les voy a narrar a continuación parece uno de esos relatos sacados de una película de ciencia ficción, una leyenda urbana, una quimera difícil de creer pero ampliamente propagada y con diferentes enclaves y protagonistas... Le vamos a narrar la historia del coche teletransportado.

Le sucedió a un matrimonio que viajaba de Écija a Sevilla, para visitar nuestra popular Feria de Abril. Corría el mes de abril de 1972 y los Herrera circulaban por la carretera deseosos de pasar una noche de fiesta, amigos y diversión. Cuando faltaban pocos kilómetros para llegar a Sevilla su auto entró en un espeso banco de niebla y al despertar aparecen luego de 48 horas desaparecidos en las cercanías de la ciudad de Santiago de Chile, en Sudamérica. Y el doctor Rafael Llamas, en su domicilio, me lo narraba así: «Pudiera parecer una leyenda urbana pero les ocurrió a un matrimonio amigo que tengo contacto pleno con ellos y desde entonces no quieren hablar de esto. Al salir del banco de niebla comenzaron a ver una capa luminosa a lo lejos, creyeron que era la luz que envuelve a Sevilla y vieron pasar a un individuo con un atuendo muy extraño, les chocó mucho y al llegar a un pueblo detuvieron la marcha... Preguntaron sobre cuanto faltaba para llegar a Sevilla y el lugareño se quedó extrañado... Le dijo: «Aquellas luces no son de Sevilla, son de Santiago» y ellos dijeron: «¿Santiago?, ¿qué Santiago?», y aquel hombre de indumentaria extraña les respondió: «Santiago de Chile, señor». Fue tal la impresión que tuvieron que ser atendidos en la Policía, quienes no creyeron su relato y tuvo que intervenir la embajada española para que lo repatriaran... Al llegar a Sevilla no querían hablar de lo sucedido. Todavía estaban en estado de shock.

El incidente tuvo la atención de todos los interesados en el mundo de lo extraño y lo paranormal pero un «manto de silencio» cubrió los hechos. Ni periodistas ni investigadores pudieron acceder a los protagonistas directos, donde esta cortina de silencio cayó sobre el caso ya nadie se atrevía a hablar. Conjeturas y suposiciones rodearían el incidente. Algunos creyeron ver en el mismo reminiscencias del fenómeno OVNI.

Sin embargo, todo ello tiene un inicio, el inicio del caso Vidal, he ahí el origen de todo en el mundo latino. La raíz, sucedido a un matrimonio argentino considerado como uno de los más espectaculares incidentes de este país en teleportación o teletransportación, término utilizado en ufología para informar de casos de personas y/u objetos (en este caso el vehículo, junto a sus tripulantes), cuando son trasladados en corto tiempo por medios desconocidos de un lugar a otro, violando de esta manera las barreras de espacio-tiempo. Aquí, desde América del Sur en Argentina, a América Central, en México.

Numerosos periódicos argentinos se hicieron eco de esta noticia, el diario de Buenos Aires, La Razón publicaba la información bajo el título «¿Qué es esto?», los demás también lo hacían como La Nación (que no menciona la niebla) y La Mañana (que fue el único en informar acerca de la presencia de OVNIs en este caso), entre otros periódicos.

El destacado ufólogo argentino Dr. Oscar A. Galíndez, que investigó estos hechos, detalla el episodio en Flying Saucer Review Vol. 14 Nro. 35 de Sep-Oct de 1968 bajo el título: Teleportation from Chascomús to México de esta manera: «..a comienzos de mayo de 1968, un conocido abogado de Buenos Aires, el doctor Gerardo Vidal, decidió asistir, en compañía de su esposa, la señora Raffo de Vidal, a una reunión familiar que debía celebrarse en la ciudad de Chascomús, distante menos de 120 kilómetros de Buenos Aires, en dirección sur. Salieron de la reunión poco antes de la medianoche y decidieron ir en su automóvil hasta Maipú, localidad que se encuentra a unos 150 kilómetros al sur de Chascomús, pues tenían allí amigos y parientes.

Tomaron la carretera nacional número 2. Frente a ellos, en otro coche, iba otro matrimonio que también tenía familia en Maipú. Esta otra pareja, cuyos nombres no se conocen, llegó a Maipú sin el menor incidente, pero no ocurrió así con los Vidal, cuyo retraso empezó a preocupar a quienes los esperaban. Entonces el otro matrimonio decidió regresar por la misma ruta para ver de encontrarlos, pero tuvo que volverse a Maipú sin haber conseguido y sin haber hallado la menor traza del coche o de sus ocupantes.

Cuarenta y ocho horas después de la desaparición de los Vidal, en la residencia de la familia Rapallini, en Maipú, se recibió una llamada telefónica procedente del consulado argentino en Ciudad de México –distante 6.400 km. a vuelo de pájaro–. Mediante esta llamada, el doctor Gerardo Vidal informaba a sus amigos que estaban bien, dándoles la hora exacta de su llegada al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en la capital del Plata.

A su debido tiempo, el matrimonio Vidal llegó a Ezeiza, donde ya lo esperaban amigos y familiares. La señora Vidal fue llevada directamente del aeropuerto a una clínica privada, pues se hallaba bajo un shock nervioso, y a continuación el doctor Vidal contó a sus familiares el extrañísimo suceso del que habían sido protagonistas.

Contó entonces el doctor Vidal que cuando se hallaban ya en las afueras de Chascomús, la noche de su desaparición, una «densa niebla» se materializó de pronto frente a ellos, y a partir de aquel instante ambos son incapaces de explicar lo que ocurrió durante las 48 horas siguientes. Cuando volvieron a ser conscientes de lo que ocurría a su alrededor, vieron que ya era de día, y que su coche, con ellos en su interior, se hallaba aparcado en un camino desconocido. Ellos no tenían ningún rasguño, pero a los dos le dolía la nuca y tenían la sensación de haber dormido muchas horas. Hasta ahí el curioso caso argentino. Otra curiosa historia de teletransportación sucede en la provincia de Sevilla. Pero más que historia es otra leyenda urbana mezclada con los sutiles hilos de la realidad.

Sin embargo puede que este tipo de historias no tenga un fondo tan imposible ni tan increíble como parece. En plena geografía andaluza, entre Sevilla y Córdoba, encontramos uno de esos lugares donde suceden extraños acontecimientos espacio-temporales..., avances o retrocesos temporales sorprendentes que llenan de perplejidad al lector... Es la historia de Rafael C. S., empleado de una tienda de informática sevillana que se encontraba de viaje comercial por la geografía andaluza. Era un 15 de Abril de 2004 y conducía hacía la localidad cordobesa de La Rambla, paró a almorzar en La Luisiana, antes de llegar a la ciudad de las torres –a Écija– y proseguir hasta el citado pueblo cordobés. Desde este lugar a su destino distan casi 30 kilómetros y siendo las 15.00 horas se dispuso a seguir conduciendo escuchando las noticias..., pensó que tenía tiempo aún antes de coger el desvío a su lugar de destino, y antes debía pasar por Écija no lejos de allí. Comenzó a conducir y apenas transcurridos dos minutos de la reanudación de su viaje y escuchando aún las noticias pudo ver el desvío de La Rambla.

Rafael C.S. comentaba: «Sencillamente es que era imposible que me encontrara allí, me debían de quedar 30 kilómetros. de viaje aún, unos 15 o 20 minutos conduciendo, y me quedé helado cuando esperando llegar a Écija leí el desvío hacía donde me dirigía...¿Dónde había dejado Écija? ¿Y el tiempo transcurrido? ¿Y los kilómetros entre medio?...Me apresuré y aparqué a un lado de la carretera, donde primeramente pude, comprobé los recibos del almuerzo donde figuraba la hora..., y llamé por teléfono móvil a mi sucursal en Sevilla pero nadie lo cogía, llamé al móvil a varios compañeros pero ninguno respondía a las llamadas y las noticias aún no habían acabado..., era imposible. Las llamadas las tengo realizadas desde mi móvil como refleja el histórico pero a ninguno de los que llamé les llegó jamás». Nuestro protagonista, muy alterado y nervioso, seguía respondiéndonos a nuestras preguntas destacando de ellas: «algo me sorprendió mucho y es la presencia sobre mí de una extraña nube que no se movía...»

Rafael llegó a La Rambla y llamó a varios de sus compañeros que trataron de calmarlo, al día siguiente las comprobaciones y la repetición de su relato hizo que afloraran aún más los nervios en este asustado testigo de las repentinas ganancias o pérdidas, temporales de este enclave sevillano-cordobés.

Y no es el único ya que Guillermo A. D., otro comercial de una conocida marca de refrescos, tuvo otro extraño suceso en esta misma carretera en dirección a Córdoba capital el 3 de Marzo de 2004. «Circulaba por la N-IV de Sevilla a Córdoba, eran las 13:30 h. y estaba muy cansado... Recuerdo que conducía entre bostezos y al pasar junto a Écija ya no pude más y se me fueron los ojos... fue una cabezada, sólo recuerdo que me despertó el sonido del claxon de un coche ¡¡¡a veinte kilómetros de donde pegué la cabezada!!! Y lo recuerdo perfectamente porque había acabado de pasar junto a Écija... sin embargo al despertar estaba ya a la altura de La Carlota... ¡¡¡A veintitantos kilómetros de allí!!! Paré en una gasolinera y traté de convencerme de que aquello no había sucedido pero el cuentakilómetros no mentía...» Y es que el vehículo de Guillermo estuvo «guiado» durante casi veinte kilómetros por unas manos invisibles..., o tal vez por un conductor «dormido».

Otros trabajadores de la carretera comentan esas mismas impresiones cuando viajan por esta carretera, mecánicos, comerciales y viajantes hablan sin parar de sucesos de ganancias de tiempo traducidas en un avance kilométrico o pérdidas casi imposibles. Es el caso de Pedro E.F., comercial, tras un viaje de Sevilla a Córdoba y Jaén, el 10 de Febrero del presente año, se disponía a salir de la ciudad califal..., circulaba a la altura de Écija cuando decidió parar a estirar las piernas y repostar gasolina... Diez minutos después reanudó la marcha». No hacía buen tiempo y el coche entró en una especie de tormenta, llovía fuerte y bajé la velocidad. Recuerdo que al salir de la tormenta parecía que no estaba donde mi cabeza pensaba que debía estar, debía estar llegando a La Luisiana y sin embargo el paisaje no era lo que yo esperaba..., estaba harto de pasar por allí todos los días... Seguí conduciendo cuando me quedé estupefacto... vi un cartel con la salida a Guadalcázar, casi al inicio de mi viaje... aquello era imposible. Cogí el ticket de la gasolinera de mi bolsillo y vi como era de un punto de cerca de Écija, de apenas diez minutos antes... ¿Cómo era posible? Prefiero no recordar aquello pero me vi muchos kilómetros atrás y desorientado por todo...» ¿Teletransportado en el espacio? ¿Olvido? ¿Despiste? ¿Leyenda urbana?

Ángel Santamaría conducía con su vehículo en dirección a Sevilla procedente de Córdoba vía Madrid. Cuando había sobrepasado la localidad sevillana de Écija entró en un profuso banco de niebla, eran las 23.00 horas de la noche de un 22 de enero de 2004: «estaba de regreso a Sevilla, recuerdo que me iba diciendo todo el camino que a ver si para las doce había llegado ya a casa... Al entrar en aquella niebla eran sobre las once de la noche y recuerdo que disminuí la velocidad por que no veía nada..., conduje tal vez diez minutos y la niebla se fue «aclarando» pero algo no iba bien... miré el reloj del coche y marcaba casi las cuatro de la madrugada..., el móvil se había quedado sin batería y el coche no andaba bien pero tampoco parecía estropeado... Pasé junto a un cartel que marcaba: La Luisiana y me dije: eso es imposible, acabo de pasar y sobrepasar La Luisiana hace diez minutos... Pero nada en los relojes iba bien. Al llegar a Sevilla comprobé con horror cómo la hora cierta eran las cuatro de la madrugada y yo no sé dónde eché todo ese tiempo... es increíble, parece una locura pero me ha sucedido a mí..., no me lo creería nunca...»

¿Qué está sucediendo en esta zona de la geografía sevillana? ¿Qué les sucede a conductores y automóviles? ¿Qué es de ellos durante ese tiempo perdido? ¿A qué obedece todo este extraño fenómeno? ¿Si es una leyenda urbana por qué encontramos testigos capaces de hablar en primera persona? Demasiadas preguntas y escasas respuestas.