Ganar, ganar y volver a ganar. Es la única forma de lograr objetivos ambiciosos y en ese camino está el Sevilla, que saldó la resaca de la inolvidable clasificación para cuartos de final de la Liga Europa frente al Betis en Villamarín con un partido casi ejemplar, al que le faltó una diferencia en el marcador acorde al serial de ocasiones claras de las que gozó, producto de una neta superioridad. Unai Emery sigue fortaleciéndose. Refrescó al equipo con hasta seis cambios en el once titular respecto al duelo agónico del jueves y el Sevilla se colocó fuera del alcance de Osasuna. Y no fueron jugadores cualquiera, sino buena parte del mejor arsenal de talento del equipo de Nervión: Rakitic, Alberto Moreno, Gameiro y el lesionado Reyes. Una exhibición del músculo de la plantilla, de la que en otras ocasiones se ha dudado, maximizada en la respuesta espectacular de un jugador como Jairo, que había caído en el anonimato y que resurgió desde un rincón para marcarse un partidazo, con la electricidad, la eficacia y la clase rodadas como si fuese uno de los indiscutibles. Con plantilla no hay cansancio que valga, pero también es necesario que los entrenadores tengan fe en esa profundidad de recursos. Emery la tiene y lo demostró ayer.
El Sevilla dominó 
con estabilidad a lo largo del choque salvo en los primeros minutos. Saltó espeso, parecía que le costaba moverse, tanto como el balón sobre el irregular césped de El Sadar, tras la lluvia e incluso la nieve caídas en Pamplona a primeras horas del día. Luego saldría el sol, también en el juego del conjunto sevillista, que cuando se desperezó rápidamente se colocó dos escalones por encima de un cuadro rojillo al que le pudo en el ánimo el peso de su cercanía con el descenso. Primero fue ganando en consistencia con el crecimiento del dúo Iborra-MBia, que aniquilaba el centro de operaciones de un Osasuna que ofrecía lo mejor en las incorporaciones de sus laterales, especialmente Marc Bertrán, apoyado por el cordobés Álvaro Cejudo, en la derecha. Uno de los centros del defensa casi lo manda al fondo de la red de Beto Riera con un testazaro al borde del área pequeña que se extravió por poco. Fue la ocasión más clara de ese primer arreón local, que acabó disuelto cuando el Sevilla tomó el control de la pelota.
Empezó Jairo a dar rienda suelta a las operaciones, junto a Vitolo, su gran cómplice en la jugada que dio origen al primer gol y enclave fundamental a la hora de dar fluidez a la conexión entre el centro del campo y los hombres de arriba. Un recorte del canario en el círculo central, tras una buena recuperación, permitió la conexión con las botas del cántabro, que a su vez rompió al central Loties con un recorte seco hacia adentro en el borde del área, con el que logró el espacio y el pasillo necesarios para soltar un zurdazo a la base del poste de Andrés Fernández, que no pudo evitar con su estirada que el Sevilla se adelantara en el minuto 26.
El golpe de talento del de Cabezón de la Sal cayó a peso sobre Osasuna, que entró en depresión. El Sevilla aumentaba, al contrario, su nivel de consistencia, que recorría su columna vertebral, desde los centrales, Fazio y Pareja, pasando por los dos mediocentros y acabando en los puntas. En el 39, el propio Fazio pudo abrir diferencias con un remate de cabeza en colaboración con la pésima salida del guardameta osasunista, pero fue con el tiempo ya cumplido cuando el Sevilla logró el 0-2, en una jugada que partió de un balón ganado en el medio por Iborra en un salto con Lolo, que acabó tendido en el campo reclamando una falta que no existió. Bacca dio un pase al espacio excelente para la entrada de Vitolo, que regaló el gol a Jairo, quien, increíblemente, lanzó al larguero desde el borde del área pequeña y sin portero. El rechace lo persiguió y recogió el propio Vitolo, que se disponía a disparar ganándole la acción a Damiá, que intentó simular una falta y abrazó el balón con las manos en su caída. Álvarez Izquierdo pitaba el claro penalti, que transformaba Bacca justo antes del descanso.
En la segunda mitad llegaron ocasiones en cascada para el Sevilla, la mayor parte de ellas en las botas de Bacca, al que, tal vez por el cansancio del Euroderbi, le faltó esa clarividencia ante el marco de Andrés, que le sacó un mano a mano después de que el colombiano estrellara un balón en el poste tras un error de Loties. Ocasiones también para Coke y Gameiro y tanto en el descuento de Acuña, en el córner en el que se cerró el partido.
FICHA TÉCNICA:
C. At. Osasuna: Andrés, Marc Bertrán, Arribas, Loties, Damiá (Lobato, m. 58), Cejudo, Lolo (Acuña, m. 66), Silva, Armenteros (Loé, m. 84), Torres y Oriol Riera.
Sevilla FC: Beto (Javi Varas, m. 46); Coke, Fazio, Pareja, Navarro; M,Bia, Iborra; Trochowski (Carlos Fernández, m. 84), Vitolo, Jairo; y Bacca (Gameiro, m. 75).
Goles: 0-1, m. 26: Jairo. 0-2, m. 45: Bacca, penalti. 1-2, m. 93: Acuña.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amarillas Coke (59'), Armenteros (74'), Silva (87'). Expulsó a Gracia, entrenador de Osasuna, por protestar el penalti (45').
Incidencias: estadio El Sadar de Pamplona, al que asistieron unos 14.000 espectadores.
