1,29 cotizantes andaluces soportan el abono de una pensión y un subsidio por desempleo, ratio que ha bajado una cuarta parte desde que se iniciara la crisis económica en 2007, cuando esa relación era de 1,68, según un informe publicado ayer por la asociación de empresas de trabajo temporal Agett , que advierte del "peligro" que supondría para la continuidad del Estado del Bienestar que ese descenso continuara.
La andaluza es la sexta región con menor tasa de cotizantes por prestación por desempleo y pensión, tras la asturiana (1,05), gallega (1,09), extremeña (1,18) cántabra (1,27) y, por último, la castellano-leonesa (1,24). En el lado contrario se sitúan Madrid (2,13), Navarra (1,72), Murcia (1,59) y el País Vasco (1,56).
La crisis, además de aumentar los parados, ha recortado la cifra de cotizantes a la Seguridad Social, un cóctel que se suma al envejecimiento de la población y el crecimiento, por tanto, de las personas que cobran prestaciones de jubilación. No obstante, según el informe, ha sido el incremento de los desempleados el factor que ha influido más.
En septiembre de 2007 arrancó la crisis. Entonces, en España había un promedio de casi dos afiliados por persona perceptora de subsidio de paro o pensión (1,88). En 2008 bajó a 1,78, a 1,54 en 2009 y a 1,45 en 2010. En la actualidad, tal proporción es de 1,44.
Señala el informe que "es necesario evitar que la tendencia se mantenga en el tiempo y revertirla para volver a los indicadores anteriores a la crisis y garantizar la sostenibilidad de nuestro sistema de bienestar, y esto es algo que sólo se conseguirá creando empleo".
En la comunidad andaluza hay exactamente 2.878.900 cotizantes y 2.223.850 beneficiarios de prestaciones por desempleo o jubilación. Desde que aflorara la crisis, hasta abril del año en curso -es el periodo que ha analizado la patronal Agett-, estos últimos han crecido en 378.442, mientras que aquéllos han bajado en 233.800.
Así pues, el estudio advierte de que de seguir la actual tendencia a la baja de la ocupación laboral, el número de perceptores de prestaciones por desempleo podría rebasar al de afiliados, y ello degeneraría a medio plazo en una situación insostenible, con la consiguiente amenaza para las arcas públicas.
"Es necesario que la tasa de soporte aumente, pero que lo haga sólo porque desciende la cobertura de los parados es una muy mala noticia. Menos cobertura y más precaria", según comenta uno de los autores del informe Agett, José A. Herce. Así, lo que se llama la tasa de soporte, o relación entre cotizantes por un lado y pago de prestaciones por otro, necesitará al menos una década para volver a los niveles previos a la ya larga crisis económica.
Considera, asimismo, que las disparidades en las estructuras de población y económicas de las regiones se reflejan en "intensas diferencias en las tasas de soporte" autonómicos. Y la duración de la crisis económica está originando, además, un auge en el peso de las prestaciones asistenciales sobre el volumen total de prestaciones por desempleo. Esto se explica, entre otras circunstancias, por el número cada vez mayor de parados de larga duración que han agotado el periodo de cobro del subsidio normal.