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13 meses a la deriva

Un salvadoreño reaparece después de desaparecer en el Pacífico en diciembre de 2012.

el 05 feb 2014 / 11:49 h.

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Dentro de poco más de una semana llegará a los cines españoles la última película de Robert Redford, en la que el veterano actor vive una odisea tras naufragar su barco. Y, como si de algo premonitorio se tratara, el pasado viernes un pescador salvadoreño, José Salvador Alvarenga, de 37 años, fue rescatado en la costa de las Islas Marshall tras 13 meses a la deriva en el Océano Pacífico, después de que la pequeña embarcación en la que viajaba con un amigo se desviase de su ruta por los fuertes vientos. NAUFRAGOAlvarenga, en su relato a los efectivos que le salvaron y que ofrecieron ayer toda la información al respecto, indicó que sobrevivió más de un año «bebiendo sangre de tortuga y alimentándose de peces y pájaros que atrapó con sus propias manos», después de que la nave perdiese el rumbo. El náufrago zarpó en un viaje de pesca de tiburones desde México a finales de diciembre de 2012 -a unos 10.000 kilómetros de distancia-, pero fue arrastrado mar adentro. Fue encontrado en un estado de desorientación en un atolón donde varó su bote, de 7,3 metros de longitud. Una nave de la patrulla policial le llevó a Majuro, la capital de las Islas Marshall. «Se suponía que sería una expedición pesquera de un día, pero fueron desviados por los vientos del norte», explicó Thomas Ambruster, embajador estadounidense en el archipiélago. Según las autoridades locales, Alvarenga, quien se ha dedicado a faenar en el océano durante 15 años, explicó que zarpó con otro compañero, de entre 15 y 18 años, pero que el adolescente murió de hambre y de sed un mes después de haber iniciado el viaje. Esta parte de la historia, en la que dice que estuvo acompañado, no ha sido confirmada y muchos son los que piensan que este increíble suceso se trata de un invento debido a las dudas que suscita esta información. Sin embargo, el embajador de México en Filipinas, Julio Camarena, que atiende también los asuntos diplomáticos en las Marshall, aseguró que «la información que ha dado ha sido coherente, correcta». Por ejemplo, es cierto que tiene una hija, que sus padres viven en el pueblo de Garita de Palmera, en El Salvador, y que trabajaba para la Cooperativa Camaronera de la Costa, en un pequeño puerto del sureño estado mexicano de Chiapas, desde donde dijo que salió a faenar y fue sorprendido por una tormenta. «Esa parte es válida», agregó Camarena. «Tiene problemas para caminar, sus piernas están muy delgadas. No podría decir que se trata de un engaño; creo que este hombre ha pasado un largo tiempo en el mar», añadió el cineasta Jack Niedenthal, que reside en la ínsula a la que llegó el pescador. «Hay gente que opina que puede ser demasiado tiempo el que dijo que estuvo en el mar. Nadie sabe exactamente cuánto habrá sido. Pero también es un hecho que estando solo se pierde la perspectiva», agregó el embajador mexicano. Sin embargo, para las autoridades de las Islas Marshall, que hasta 1990 estuvieron bajo el control de Estados Unidos, aún hay temas por corroborar. «Todavía no hemos tenido ocasión de verificar su historia», señaló el ministro de Relaciones Exteriores del archipiélago, Gee Bing. Además, según Ambruster, Alvarenga, que apareció con barba rojiza y pelo revuelto, «está en mucha mejor condición de la que se hubiera esperado después de semejante tortura». Hombre fornido, el salvadoreño no parece ser el náufrago desvalido que tuvo que alimentarse de peces, tortugas y pájaros o beber agua de lluvia y su propia orina para sobrevivir. Según él mismo relató, en la desesperación de un viaje sin rumbo, quiso suicidarse en su lancha. «Me quería ahorcar, lloraba», contó. Pero se aferró a Dios cuando perdía las esperanzas, aseguró. Después de ser encontrado por un investigador en el atolón de Ebon, fue trasladado a Majuro, a donde llegó con una lata de refresco en mano. Camarena aseguró que, aunque su estado de salud es muy bueno dentro de lo que cabe y está «en recuperación», cuando llegó estaba «muy cansado, divagando». El tiempo pondrá la verdad a este asunto.

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