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18 días más sin la gran caja

El guión que Griñán dejó escrito en el Parlamento ha saltado por los aires

el 10 jul 2010 / 19:17 h.

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El ex vicepresidente de Cajasur, Juan Ojeda -ex secretario general del PP-A-, bromeaba en los micrófonos de la SER sobre el futuro de Cajasur. Se la quedará Unicaja, vaticinó, "he hablado con el pulpo". No lo dirá Paul, pero sí que es cierto que en el Gobierno andaluz y el PSOE-A hay quien el 16 de julio, fecha prevista para que el Banco de España decida sobre Cajasur, contendrán la respiración casi tanto como durante la final que hoy se juega España. Será una fecha clave para el Gobierno y su presidente, José Antonio Griñán. También puede ser definitiva para los presidentes de Unicaja, Braulio Medel, y Cajasol, Antonio Pulido.


Si la entidad cordobesa sale de Andalucía y Unicaja no vence en la puja -las posibilidades de Cajasol, la otra andaluza, son menores- Griñán puede quedar tocado. Su apuesta por la gran caja habrá sido un fracaso. Lo sabe el PSOE-A y lo sabe el Gobierno andaluz, que han hecho lo indecible en esta última semana para reconducir a las cajas dentro del guión de la Junta. Pero las entidades, como siempre ha ocurrido en Andalucía para disgusto del Gobierno, se empeñan en administrar sus tiempos y escribir su propio futuro. Por eso, Medel y Pulido peligran. "Uno más que otro", según fuentes socialistas, convencidos de que el presidente de Cajasol ha puesto más empeño en la operación.


"Esto me recuerda a otros tiempos...y no hablo de Franco", se le oyó a un destacado miembro del Gobierno esta semana. "No tiene nada que ver", avisa otro dirigente. Salvando las distancias, para muchos socialistas han empezado a sonar tambores de guerra que agitan la batalla cruenta que libraron con dos de los suyos, Isidoro Beneroso y Juan Manuel López Benjumea, cuando estos se rebelaron contra la fusión de las entidades sevillanas con Unicaja y trataron de frenar su relevo en la presidencia de, entonces, El Monte y San Fernando. Aquella historia es probablemente la que más desestabilizó al Gobierno de Chaves en sus casi 20 años de poder. Lo sabe bien la consejera de la Presidencia y portavoz, Mar Moreno, entonces vicesecretaria general del PSOE-A.


En el Gobierno y el partido el asunto está hoy en manos de un restringido círculo. La misma Moreno, el consejero de Economía, Antonio Ávila -el único con un perfil nada político y con orígenes profesionales en Unicaja- y el vicesecretario general del PSOE andaluz, Rafael Velasco. El cuarto, o el primero si se tiene en cuenta que es quien va a encajar los golpes de la oposición, es el presidente Griñán, quien esta semana no dudó en descolgar el teléfono y tomar las riendas.


Hace 18 días que Griñán abandonó la neutralidad. Lo hizo después de meses de silencio medido en los que la Junta se dedicó a mimar la operación Unicajasur, de fusión de Unicaja, Caja Jaén y Cajasur, abortada en su recta final por la Iglesia. Hasta cambió la ley de cajas para contentar a los curas. La operación fracasó. Primer borrón.


El presidente salió de la indefinición y dejó los circunloquios para los cajeros, a los que tanto gusta los comunicados inconcretos. Su círculo más cercano asegura que fue una decisión política "de alto calibre" sopesada. Se instaló la idea de que la competencia de las fusiones era de los consejos de administración de las cajas, pero que la Junta debía ejercer la responsabilidad y liderar el proceso. Era ahora o nunca y el mapa financiero español se movía a velocidad de vértigo. De 45 a 19 cajas en seis meses, con las andaluzas perdiendo peso en el ranking. El presidente destapó sus cartas en el Parlamento. Reclamó una gran caja netamente andaluza con Unicaja, Cajasol y Caja Granada. Marcó tiempos: los socialistas dijeron que antes de septiembre habría gran caja después de once años de desencuentros. Apostó por que Cajasur quede en manos andaluzas y animó a la malagueña y la sevillana a pujar unidas. Dio el paso al frente, quizás sin intuir que se exponía tanto.


Dos semanas más tarde, ninguna de sus recomendaciones se han seguido. Caja Granada decidió seguir adelante con su fusión fría con cajas foráneas. En la Junta no se ponen de acuerdo sobre si tiene o no derecho a veto en esa operación. De momento, la decisión de los socialistas es dejar volar libre a la granadina. Unicaja y Cajasol comunicaron al Gobierno que existían problemas "técnicos" para unir sus ofertas por Cajasur. La Junta dio su brazo a torcer aunque con condiciones. Intuyen que faltó voluntad. A cambio del fiasco, forzaron a los presidentes a anunciar que iban a empezar a transitar el camino hacia una posible fusión y vincularon sus ofertas ante el Banco de España. Dicen que hacen números. Unicaja deja claro que no descarta ninguna fórmula, incluida una fusión fría que el PSOE-A ha rechazado.


La gran caja logró el apoyo de PP e IU, además de los sindicatos. Pero la oposición ha dejado ya claro que si puede sacará rédito. "En las cajas, Griñán es una máquina de cometer errores", ha dicho Javier Arenas (PP). "Es un peso mosca en materia financiera", en palabras de Diego Valderas (IU). Ahora los socialistas defienden que lo importante es llegar a la gran caja, sea cual sea el camino. Griñán lo dijo en San Vicente esta semana: su hoja de ruta, la gran caja, "no tiene marcha atrás".

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