Al menos nueve civiles, entre ellos tres niños, murieron ayer por la explosión de un artefacto al paso de un microbús de pasajeros en la provincia de Uruzgan, al sur de Afganistán. Según el jefe policial de la región, Juma Gul Himat, otros seis civiles resultaron heridos a causa de la explosión, que tuvo lugar en el distrito de Deh Rawod.
Himat atribuyó el ataque contra el pequeño autobús a "los enemigos del pueblo", tal y como se refieren a menudo las autoridades afganas a la insurgencia talibán.
Otro atentado se cobró la vida de al menos tres soldados de las fuerzas de la OTAN desplegadas en Afganistán. Según un comunicado difundido por la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), bajo mando de la OTAN, los soldados murieron por la explosión de un artefacto al paso de su vehículo, en una provincia del este del país.
Insurgentes. Además, al menos seis supuestos talibanes murieron y doce resultaron heridos durante un ataque contra un convoy de la ONU en la provincia noroccidental afgana de Badghis. El suceso se produjo el lunes por la noche en la localidad de Darzak, cuando un grupo de insurgentes atacó un convoy del Programa Mundial de Alimentos de la ONU que transitaba escoltado, según el jefe de la Policía provincial, Mohamed Ayub Naizyar.
Los agentes se defendieron del ataque y causaron la muerte de seis supuestos talibanes e hirieron a otros doce, sin registrar bajas entre sus propias fuerzas, dijo Naizyar.
Un cuarto atentado mató ayer a un funcionario en el sur del país. Dos pistoleros lo asaltaron a bordo de una motocicleta, según informó el jefe de la Policía de la región de Kandahar, Matiulá Khan. El fallecido, Dust Mohamed Arghistani, presidía el departamento de Muertos en combate e Inválidos en la región.
