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20 años de lucha por un corral en Triana

Primero lucharon para poder quedarse en sus casas, después para que éstas fueran rehabilitadas, por un realojo digno, y ahora por que las obras empiecen ya y se hagan bien. Los antiguos vecinos del Corral de la Encarnación, en Pagés del Corro, no ven la hora de volver a su casa. Y es que aún hay asuntos por resolver. Foto: Javier Díaz.

el 15 sep 2009 / 23:36 h.

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Primero lucharon para poder quedarse en sus casas, después para que éstas fueran rehabilitadas, por un realojo digno, y ahora por que las obras empiecen ya y se hagan bien. Los antiguos vecinos del Corral de la Encarnación, en Pagés del Corro, no ven la hora de volver a su casa. Y es que aún hay asuntos por resolver.

Ahora viven en la misma calle, en el corral del Cura, pero están deseando irse. ¿Por qué? "Porque el entorno del corral de la Encarnación, en Pagés del Corro 126-130, tiene más salero, hay más confianza entre los vecinos". "Aquí a las nueve de la noche ya no hay nadie por la calle y en el comedor social de enfrente siempre hay peleas", explica Agustín, hijo de Eduardo Corriente, quien falleció el 14 de noviembre de 2004 de un infarto tras una vida dedicada a la defensa de los corrales de vecinos, una lucha que comenzó a principios de los 90.

Entre macetas de geranios, damas de noche, hierbabuenas, jazmines y aloes vera, Agustín leía ayer el periódico con su hermano Eduardo, la mujer de éste, Candelaria, y la esposa de su primo, Pilar. El Ayuntamiento anunció el inicio inminente de la rehabilitación del patio de vecinos donde se han criado cuatro generaciones de su familia. Sin embargo, ellos desconfían: "También nos dijeron que nada más salir del corral de la Encarnación entrarían las máquinas, en febrero de hace ya tres años", apunta Agustín. Lo cierto es que el último escollo son diez okupas que serán desalojados el próximo lunes, según fuentes municipales.

Después empezará la obra, que durará entre 12 y 15 meses. Mientras, se tendrá que repartir la tarta, esto es, el corral. Aunque albergaba 22 viviendas, tras la restauración serán 13, cinco con dos dormitorios y ocho con uno. Eso sí, cada vivienda tendrá baño propio, no como antes, y más metros.

Agustín quiere una vivienda para él y otra para su hermano, con el que ahora vive. Candelaria quiere dos dormitorios porque tiene un hijo de 31 años soltero. Pilar una para ella y para su hija de 16 años y otra para la mayor, de 31, y la hija de ésta, de 3 años, "porque no pueden pagar ni una VPO".

La familia ha crecido y también las necesidades. Por eso piden que Ángel Monge, gerente de Otainsa -la oficina gestionada por IU que se encarga de los inquilinos en situación de abuso- les escuche. "No sabemos cómo se van a repartir las viviendas", lamentan. Lo que sí tienen claro es que la renta antigua que pagaban no va a cambiar. El alquiler de Agustín era de 1.000 pesetas de las antiguas y el de Eduardo, 1.500. "Yo cobro la ayuda para los mayores de 52 años, poco más de 400 euros.

De ahí salen todos los gastos de agua, luz... Y desde que estamos en el corral del Cura pagamos demasiado", se queja Agustín. Hasta la comunidad ha subido de 20 a 50 euros. Y para colmo, no tienen contadores individuales de electricidad. "La luz aquí es ilegal, es la de la obra y ha habido ya varios incidentes, conatos de incendio", cuentan.

Con todo, están orgullosos de haber defendido y sacado adelante el sueño de Eduardo Corriente, la restauración del corral de la Encarnación. Ahora sólo esperan que pase pronto el año y medio que les queda en el del Cura.

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