El turismo, "el motor de la recuperación de la economía andaluza", ha salido indemne de un año aciago para una industria eminentemente de consumo. El año 2010 se inició con una pandemia de gripe A, continuó con deterioro del euro respecto de la libra inglesa, una climatología adversa, un volcán islandés que inhabilitó el espacio aéreo europeo y culminó con una huelga salvaje de controladores.
El consejero de Turismo , Luciano Alonso, lo recordó ayer en el Parlamento para acto seguido anunciar que "desde verano de 2010, casi todos los ratios del sector aportan cifras positivas", y que "no es un espejismo, porque los dos primeros meses de este año muestran resultados más que satisfactorios". El repunte de viajeros ha sido del 6%, en las pernoctaciones del 4,2%, el gasto medio de los visitantes extranjeros ha aumentado un 2,2% (1.083 euros de media) y el movimiento aeroportuario creció el 7,8% el primer trimestre. Con estos datos, Alonso estima que la previsión para esta Semana Santa es "esperanzadora" y cree que "en 2011 se consolidará la recuperación del sector, que habrá crecido un 1% en viajeros al final del ejercicio".
El consejero recordó que la estrategia de la Junta para reactivar el turismo ha sido buscar una mayor capacidad de gasto del viajero y una mejor distribución geográfica y en el tiempo. "Hemos roto el binomio sol y playa", dijo. La oposición, sin embargo, le tachó de "optimista en exceso".
