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21 muertos y 180 heridos en desórdenes en Kirguizistán

Defensores de los derechos humanos y fuentes médicas informan de enfrentamientos entre policías y manifestantes en la capital, Biskek.

el 07 abr 2010 / 17:13 h.

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La dirigente opositora Rosa Otunbáyeva ha asumido el poder en Kirguizistán tras el derrocamiento del presidente del país, Kurmanbek Bakíev, después de unos violentos disturbios que causaron 68 muertos en este país centroasiático limítrofe con China.

"El poder de la república lo controla la oposición. El presidente se encuentra no se sabe dónde", señaló a la agencia rusa Interfax Otunbáyeva, ex ministra de Exteriores y jefa del Gobierno de confianza popular formado por la oposición.

Según el diario digital Ferganá.ru, Bakíev -en el poder desde 2005- habría abandonado la capital, Biskek, a bordo de un avión que habría despegado del aeropuerto internacional de Manás con destino a un país extranjero.

Fuentes oficiales en Kazajistán citadas por Interfax apuntan que Bakíev se ha exiliado en ese país, aunque la Cancillería kazaja no lo ha confirmado, mientras la agencia local Kabar informa de que está en su residencia de Osh (sur), su ciudad natal.

Otras fuentes cercanas a Bakíev dijeron a la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti que éste se encuentra aún en la capital y niega que el Gobierno haya cedido el poder a la oposición.

Otunbáyeva, que ya protagonizó en 2005 la incruenta Revolución de los Tulipanes en la que fue derrocado el primer presidente kirguís, Askar Akáyev, a quien reemplazó Bakíev, aseguró que el primer ministro, Daniar Usénov, presentó su renuncia y la de su Gobierno. "Firmó su renuncia y me la entregó. Nos distribuiremos las principales tareas y cumpliremos con nuestras funciones para garantizar la estabilidad del país", indicó. Subrayó que "la principal tarea del Gobierno de confianza popular es mantener la estabilidad, conservar vidas e impedir el vandalismo".

El ex presidente del Parlamento Omurbek Tekebáyev, que asumió las tareas del Ministerio del Interior, manifestó su confianza en que la liberación del general Ismaíl Isákov, antiguo titular de Defensa, permita restablecer el orden, pues "tememos provocaciones y derramamiento de sangre".

Isákov instó a los órganos de seguridad a someterse a las órdenes del nuevo Ejecutivo y acusó a los familiares de Bakíev de orquestar actos provocadores en el sur para dividir al país.

El nuevo Gobierno se ha hecho con el control de las emisiones de la televisión pública y asegura que controla toda esta antigua república soviética, de 5,3 millones de habitantes.

Las multitudinarias protestas opositoras contra Bakíev comenzaron anoche en la región noroccidental de Talás y continuaron hoy en la capital del país, el más pobre de Asia Central. Los manifestantes acusaron al presidente de nepotismo, corrupción, altos índices de desempleo y drástico aumento del coste de la electricidad y otros servicios públicos en tiempos de crisis.

La cifra de muertos se eleva a 68 personas y hay más de 520 heridos, Biskek, informó el Ministerio de Salud. Según un portavoz ministerial, hasta ahora han sido identificados 33 cadáveres. Por su parte, el opositor Omurbek Tekebáyev, ex presidente del Parlamento, afirmó la víspera que la cifra de muertos ascendía a un centenar.

Según fuentes oficiales, los agentes emplearon gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los manifestantes, que intentaron derribar con ayuda de un camión las barreras que rodeaban la sede del Ejecutivo.

Sin embargo, la activista de derechos humanos Toktaím Umetalíeva declaró a la prensa que las fuerzas del orden dispararon no sólo balas de goma, sino también cartuchos, mientras la dirigente de la coalición Por la Democracia y la Sociedad Civil, Dinara Oshurajúnova, afirmó que varios manifestantes fueron abatidos por francotiradores desde el edificio gubernamental.

En las imágenes ofrecidas por la televisión rusa se ve a la policía antidisturbios disparando al aire y contra los participantes en las protestas, algunos de los cuales portaban fusiles automáticos.

Los manifestantes saquearon la sede del Parlamento de Kirguizistán, la Fiscalía General y la residencia familiar del presidente, entre otros edificios oficiales.

Biskek es ahora pasto de maleantes y vándalos, que aprovechan para saquear y destruir sus principales tiendas y centros comerciales. "Asumimos la responsabilidad por lo ocurrido en el país. En breve serán creadas milicias que se encargarán de garantizar el orden", afirmó Tekebáyev.

Otunbáyeva, ex embajadora en EEUU y el Reino Unido, aupó al poder a Bakíev en 2005, pero meses después de asumir el cargo de ministra de Exteriores presentó su dimisión en protesta por la "distribución de la riqueza" entre los clanes en el poder. Regresó recientemente a la política para denunciar el sistema de nepotismo y corrupción creado por Bakíev, cuyo hijo, Maxim, es uno de los hombres más ricos del país.

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