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24 sevillanas prefieren dar a luz en su domicilio cada año

Aivi decidió dar a luz a su primera hija de pie, en casa y acompañada en todo momento de su pareja. Como ella, otras 23 sevillanas optaron por parir en su dormitorio el año pasado. Buscan libertad de movimientos y huyen de la medicación y el bisturí. Foto: Juanma Rodríguez.

el 15 sep 2009 / 04:13 h.

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Aivi decidió dar a luz a su primera hija de pie, en casa y acompañada en todo momento de su pareja. Como ella, otras 23 sevillanas optaron por parir en su dormitorio el año pasado. Buscan libertad de movimientos y huyen de la medicación y el bisturí. Dicen que quieren vivir con más intensidad el parto.

"No somos un club de hippies que quieren tener a los niños de forma inconsciente", asegura Gema, embarazada de ocho meses. Su modo de vivir el embarazo dice que es absolutamente responsable. "He ido a todos los controles de mi centro de salud, incluso les he comentado la decisión de parir en casa y no le han dado importancia".

Tiene 30 años y un deseo: dar a luz a su primer bebé en su habitación de siempre, con la luz tenue y escuchando música. De ahí que llamara a todos los hospitales públicos de Sevilla y a varias clínicas privadas de la capital preguntando si ellos asisten partos naturales. "No estoy en contra del sistema sanitario, pero no comparto la idea de que yo tenga que adaptarme a las necesidades del médico en vez de que él se adapte a las que yo vaya sintiendo. Me hubiera ido al hospital si me hubieran asegurado que podría caminar mientras dilato o elegir la postura para el expulsivo. Pero como no es así...".

La negativa le llevó a contactar con la Asociación Nacer en Casa. Menchu Eligio y Mayte Gómez son las comadronas que la integran. El año pasado asistieron 24 partos en la capital y la provincia. Según explican, las madres suelen contactar con ellas en el tercer o cuarto mes de embarazo.

A todas ellas les ofrecen dos posibilidades: parir en casa o bien recibir clases de parto natural para alumbrar en el hospital. La preparación dura tres meses e incluye lecciones sobre las necesidades emocionales de los padres, su sexualidad durante la gestación o el alumbramiento.

Y los entrenan en ejercicios de relajación y de respiración. "La mayoría se decide por dar a luz en su domicilio. En los centros sanitarios no les garantizan que les respeten el plan de parto". El servicio completo, que también incluye cuatro visitas tras el parto, cuesta 2.200 euros.

No obstante, las comadronas reconocen que el alumbramiento natural también se prepara teniendo en cuenta los kilómetros que distan del hospital. "Hay una recomendación europea que dice que la casa de los padres no debe estar a más de 15 o 20 minutos del hospital.

Igualmente, de los 24 casos que vemos al año, terminamos derivando unos dos partos al hospital bien porque la dilatación no avanza, bien porque aparezca cualquier otro signo anormal", cita Menchu, como ejemplos más frecuentes.

Al respecto, insiste en que este traslado puede llegar también durante la gestación si se observa algún síntoma que así lo aconseje. De hecho, las guardias de las matronas se organizan en torno a la 37 y la 42 semana de gestación. "Antes sería un parto prematuro. Y después, postmaduro. En ambos casos, aconsejamos que las madres se vayan directamente al hospital", apostilla Menchu.

No fue el caso de Aivi. Esta peruana de 32 años y bióloga de profesión tuvo a Almudena en su dormitorio el pasado 31 de enero. Reconoce que sus familiares más cercanos le advirtieron que era "un locura" cuando les comentó su decisión. "Pero lo hice así porque teníamos expectativas de dar a nuestra hija un alumbramiento digno. Ella decidió cuándo quería nacer y no dependió de que me rompieran la bolsa o me inyectaran oxitocina. Yo lo quería vivir más intensamente con mi marido al lado".

Aivi llamó a las comadronas cuando estaba dilatada de casi ocho centímetros. Pudo vivir las contracciones en la intimidad, de pie, y abrazada al cuello de su pareja. "Duele un poco, pero es muy localizado y se vive bien", cuenta. Asegura que era consciente de los riesgos. "La gran mayoría de las mujeres estamos capacitadas para parir con una asistencia sanitaria mínima. Llevamos haciéndolo así toda la vida".

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