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25 años del bronce olímpico de Abascal

El atletismo español celebrará el próximo martes 11 de agosto el 25 aniversario de su primera medalla olímpica en pista: el bronce de José Manuel Abascal en la histórica final de los 1.500 metros los Juegos de Los Ángeles 1984 frente a Sebastian Coe y Steve Cram. "La carrera perfecta", en palabras de su protagonista.

el 16 sep 2009 / 06:57 h.

El atletismo español celebrará el próximo martes 11 de agosto el 25 aniversario de su primera medalla olímpica en pista: el bronce de José Manuel Abascal en la histórica final de los 1.500 metros los Juegos de Los Ángeles 1984 frente a Sebastian Coe y Steve Cram. "La carrera perfecta", en palabras de su protagonista.

A sólo unos días de que se cumplan cinco lustros de aquella hazaña, el atleta cántabro rememora una carrera que, asegura, ha marcado su vida en lo personal y en lo deportivo, por encima de los éxitos que le siguieron. "Aquella prueba ha vivido conmigo desde entonces. Son pocos los días que alguien no me lo recuerda y me dice lo feliz que le hice, a pesar de que la carrera fue a las 4 de la mañana en España", dice.

Era el 11 de agosto de 1984, faltaban 500 metros para la meta y Abascal decidió que había llegado su momento, que si un "diesel" como él quería tener alguna oportunidad frente a Sebastian Coe, Steve Cram o Steve Ovett debía romper la carrera, porque si llegaba al final con semejantes rivales "no tenía nada que hacer".

"Yo era un motor diesel y los británicos unos bólidos, no podía esperar a la última recta. Me superaron Coe y Cram y peleé al máximo por la tercera plaza con el keniano Cherise. Aquellos últimos metros fueron los más largos de mi vida. Terminé levantando los brazos porque para mí fue un triunfo, fue la carrera perfecta", recuerda. A sus 50 años, el atleta de Alceda es consciente de que su bronce en Los Ángeles no sólo se convirtió en "un referente" para el atletismo nacional, sino que además "marcó un antes y un después en el deporte" español. Sin embargo, no se dio cuenta de la transcendencia hasta que aterrizó en Barajas de regreso a España y comprobó la cantidad de personas que esperaban en el aeropuerto a los triunfadores de los Juegos de 1984: los regatistas José Luis Doreste y Roberto Molina (oro), la selección de baloncesto (plata), los remeros Fernando Climent y Luis María Lasúrtegui (plata), los piragüistas Enrique Míguez y Narciso Suárez (bronce) y él mismo.

El corredor cántabro cree que los atletas de su generación, como José Luis González, Javier Moracho o Antonio Prieto, lograron con pocos medios y mucha pasión abrir una nueva etapa en atletismo español, cuyo símbolo fue la medalla en los Juegos de Los Ángeles.

"Amamos este deporte y lo dimos todo por el atletismo. Aquella medalla de bronce significó el triunfo de la humildad, de la honradez, de la pasión por el atletismo", subraya. Guarda ese premio en un lugar destacado entre sus trofeos, junto a otros muchos recuerdos de aquella carrera, como el chándal que vistió ese 11 de agosto. Además, le puso el nombre de Los Ángeles 84 a su casa de Soto de la Marina, cuya entrada está presidida por los aros olímpicos.

"Mi carrera no termina con aquella medalla. Hice otras cosas, como ser el primer atleta en llevar publicidad en su camiseta, ganar la medalla de plata en el Mundial en pista cubierta en 1987, pero nadie se acuerda de eso. La gente sólo se acuerda de la medalla de Los Ángeles'84". También relata que, con el tiempo, ha tenido la oportunidad de charlar con sus rivales en aquella final, Sebastian Coe y Steve Cram, sobre lo que significó para cada uno. "Ya no son tan estirados como cuando corrían". Retirado del atletismo desde 1989, el deportista cántabro ha procurado llevar una vida normal, porque se considera un hombre "modesto" que se precia de conservar a sus amigos de siempre. Sigue trabajando en el deporte para el Ayuntamiento de Santa Cruz de Bezana y entrenando a jóvenes atletas.

3:34.30. Fue el tiempo empleado por Abascal en la final olímpica de Los Ángeles (3:32.53 Coe y 3:33.40 Cram). Desde la distancia de no estar inmerso en las competiciones, el ex atleta cántabro ve al atletismo español "en un buen momento, aunque estancado". "No entiendo cómo todavía se hacen marcas de 3.31 en el 1.500, que eran tiempos de nuestra época, con los medios que se tienen ahora", asegura.

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