En África occidental, el riesgo de muerte de un niño de menos de cinco años es de un caso por cada 17. En los países industrializados, este riesgo se reduce a un caso de cada 8.000. 27.000 niños de esta edad mueren cada día por motivos que podrían prevenirse. A la luz de las cifras, ningún esfuerzo es demasiado.
La desnutrición es el factor subyacente más importante hasta en el 50% de todas las muertes de niños menores de cinco años. Son datos del informe anual del Fondo de la ONU para la Infancia, Unicef, presentado ayer en Ginebra. Mejorar la nutrición y alcanzar el primer Objetivo para el Desarrollo del Milenio (ODM), que aspira a reducir la pobreza y el hambre, ayudaría a evitar muertes infantiles por causas como diarrea, neumonía, paludismo, VIH y sarampión y reduciría la mortalidad entre los recién nacidos.
A pesar de que los progresos realizados en los países en desarrollo son insuficientes y los números continúan siendo escalofriantes, la directora ejecutiva de Unicef, Ann Veneman, prefirió el optimismo al señalar que "incluso los países más pobres han registrado mejoras impresionantes en sus tasas de supervivencia y en la salud de la niñez".
Los expertos consideran que Oriente Medio, Asia Meridional y África son las regiones con mayores dificultades para evolucionar hasta cifras razonables. África subsahariana y Asia meridional soportan la mayor carga de mortalidad infantil en el mundo, con el 80% de casos.
es el momento. "Estamos en un momento crucial, en el que el compromiso político nunca antes fue tan grande. El mundo necesita mantener este impulso", dijo Veneman en la presentación del informe anual.
Por otra parte, el estudio de Unicef incide en que "el factor común en la mortalidad de menores de cinco años es la salud de la madre" y prueba esa afirmación al señalar que 500.000 de los niños mueren durante el parto o por complicaciones derivadas del nacimiento.
El origen de esa situación es que, en los países en desarrollo, una cuarta parte de mujeres embarazadas no tiene ni una sola consulta prenatal. Si la madre tiene menos de 18 años, el riesgo de que su bebé muera durante el primer año de vida es un 60% mayor frente al bebé de una madre de más de 19 años.
Los avances y retrocesos de estos años en materia de mortalidad infantil han demostrado que "la educación y capacitación de la mujer tienen beneficios directos para la supervivencia, la salud y el desarrollo de sus hijos", indica el informe.
las soluciones. El enfoque de la supervivencia infantil que promueve el informe presentado ayer combina las mejores iniciativas dedicadas a enfermedades específicas con una serie de inversiones destinadas a reforzar los sistemas nacionales de salud, con el objetivo de establecer una atención continuada para madres, recién nacidos y niños y niñas de corta edad, que incluya el hogar, el centro de salud, el hospital de distrito y otras esferas superiores.
El estudio hace además hincapié en la necesidad de contar con la colaboración de comunidades locales, que generan la demanda necesaria para promover una atención de la salud de calidad. Su compromiso es fundamental para llegar a las poblaciones más marginadas y remotas.
La publicación de Unicef ofrece además ejemplos de iniciativas que han dado resultados, como la Iniciativa Acelerada para la Supervivencia y el Desarrollo de la Infancia, que proporciona atención primaria integrada a hogares pobres de África subsahariana, y la Iniciativa relativa al Sarampión, una campaña mundial que desde 2000 ha contribuido a reducir las muertes causadas por esta enfermedad en un 68% en todo el mundo y en un 90% en África.
saneamiento. A veces, la solución pasa por lograr algo tan fácil como que los habitantes de los países en desarrollo puedan beber agua limpia. De acuerdo con los datos más recientes, el mundo va camino de conquistar la meta del ODM sobre agua potable y únicamente 23 países en desarrollo están rezagados. No obstante, los progresos en materia de acceso a saneamiento mejorado han sido insuficientes.
En los países en desarrollo, una de cada cinco personas carece de acceso a agua apta para el consumo y más o menos la mitad de la población carece de servicios adecuados de saneamiento, con consecuencias a menudo mortales.
Alrededor de dos millones de niños menores de cinco años de todo el mundo mueren anualmente a causa de la diarrea. El 88% de las defunciones provocadas por esta enfermedad se deben a la higiene deficiente y a la falta de agua potable o de saneamiento adecuado.